Yotala en la vida del padre Doroteo
El 16 de noviembre de 1959 se recibía en Santander (España), donde radicaba el Gobierno General de la Institución “Cruzada Evangélica”, una carta circular firmada por el cardenal Marcello Mimmi, presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.
El 16 de noviembre de 1959 se recibía en Santander (España), donde radicaba el Gobierno General de la Institución “Cruzada Evangélica”, una carta circular firmada por el cardenal Marcello Mimmi, presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. En ella se invitaba a la Institución a enviar misioneras a Hispanoamérica. Obedientes a la voz de la Iglesia, el padre Doroteo Hernández y sus hijas, las Cruzadas, preparan la primera expedición y parten de la misma ciudad cinco jóvenes cruzadas, el 3 de diciembre del año siguiente, llegando a Bolivia, concretamente a Yotala, Chuquisaca, el 16 de diciembre.
En la carta había un listado de las naciones de América con sus principales características. “Entonces vieron que de todos los países el más necesitado era Bolivia, y el padre Doroteo (Hernández Vera, fundador del Instituto Secular Cruzada Evangélica) dijo a las señoritas: ‘Iremos a Bolivia, que es donde más nos necesitan’. Y así sucedió”.
Así lo recuerda Amelia Fernández, seglar consagrada española con más de 50 años de misión en Bolivia, que continúa su relato a ECOS así: El nuncio apostólico en Bolivia, monseñor Carmine Rocco, dio a conocer esta posibilidad a los obispos y fue también gracias al padre Francisco Giménez, más conocido como “padre Paquito”, que se dio la llegada de las religiosas a Yotala, pueblo distante a 15 kilómetros de Sucre.
El padre Paquito hizo las gestiones ante el representante del Papa, quien a su vez transmitió su solicitud al padre Doroteo.
Entre muchas candidatas eligieron a Felipa Álvarez, Gabriela Valencia, Josefina Mulet, María Antonia Cárdenas y María Juliana Miguelsanz. Ellas adquirieron el compromiso y recibieron el crucifijo misionero en Santander el 12 de septiembre de 1960 y, el 4 de diciembre de ese año partieron rumbo a Bolivia.
“En Yotala las esperaba el padre Paco, quien antes había comunicado al Instituto las necesidades que tenía el pueblo, entre ellas la creación de un colegio”, remarca Fernández.
Así llegaron las cruzadas a la Villa de Yotala y las obras inaugurales que impulsaron junto con el padre Paco fueron un kínder y una escuela en instalaciones de la parroquia.
La primera expedición
La primera expedición contaba con el personal necesario para llevar a cabo una obra social, entre ellas una enfermera, una maestra y una catequista, ya que su carisma es Promoción y Evangelización.
Gabriela Valencia era la enfermera que se hizo cargo del dispensario implementado por el padre Paco en la parroquia. “Él mismo ponía las inyecciones y hacía las curaciones”, remarca Fernández.
Poco tiempo después, al ver que el dispensario ya no abastecía para la cantidad de gente que llegaba sobre todo de las comunidades, Valencia empezó a asistir al centro médico de Yotala y su labor fue más notoria y efectiva.
Ahora, en el centro poblado de Yotala el Instituto Secular está a cargo del colegio Santa Rosa, internado Genoveva Hernández y pastoral.
Venerable padre Doroteo
En diciembre de 2018, el papa Francisco nombró Venerable Siervo de Dios —un paso más para ser santo— al sacerdote Doroteo Hernández, quien trabajó en Sucre, Yotala y Yamparáez.
Hernández —quien de niño fue canillita de un periódico parroquial— primero fue nombrado Siervo de Dios y, luego, Venerable. “Para beato y santo hace falta algún milagro”, explica Amelia Fernández.
El jesuita Bernardo Gantier enseña que, de darse esto, el cura Doroteo podría ser el cuarto santo que estuvo en Chuquisaca, después de Francisco Solano, Juan Pablo II y Nazaria Ignacia.
En Yotala
El padre Doroteo llegó a Bolivia en 1964, cuatro años después de la incursión de las primeras religiosas del Instituto Secular. Vivió siete meses en Yotala y el padre Paco fue su anfitrión, pues lo acogió en la parroquia del pueblo. Después también visitó Portachuelo, en Santa Cruz, donde completaría su estadía de 13 meses en el país.
Retornó nuevamente en 1976, pero esta vez a Santa Cruz de la Sierra, donde fue condecorado con el Cóndor de los Andes en grado de Comendador, como un reconocimiento al trabajo social del instituto que él fundó. •
¿Quién es el padre Doroteo?
- Nació en España, en 1901.
- A los cuatro años ya sabía que quería ser cura.
- Tendría ocho cuando salía a las calles a vender periódicos de la parroquia.
- A los 12, ingresó al seminario.
- Su familia no tenía dinero para su formación. Él trabajó para pagar sus estudios.
- Ya en el apostolado, en 1937 fundó el Instituto Secular Cruzada Evangélica.
- En 1960 llegan las primeras misioneras a Bolivia, primero a Yotala y después a Portachuelo, Santa Cruz.
- El Instituto está también en Yamparáez, Chuquisaca, y hasta el año pasado tenía presencia en La Paz.
Las Cruzadas
1. El Instituto Secular Cruzada Evangélica nació en España el 8 de diciembre de 1937.
2. Su fundador es Doroteo Hernández Vera, sacerdote diocesano español.
3. El Instituto tiene presencia en España, Bolivia, Perú, Congo, Zambia y Guatemala.
4. Tiene más de 30 misioneras a cargo de obras sociales en Chuquisaca y Santa Cruz.
5. Administran un hospital, unidades educativas, internados, residencias y comedores.
5. El carisma del Instituto Secular es la Evangelización y la Promoción humana.
6. Las señoritas Cruzadas están inmersas en el mundo sin pertenecer a él.
Las obras en la comunidad de El Cortijo
A través de un convenio entre la Iglesia católica y el Estado, el Centro de Formación Integral Rural Vera (CFIR Vera), más conocido como El Cortijo —que se fundó el 13 de julio de 1991—, trabaja con dos unidades educativas: una de formación regular, la unidad educativa “Doroteo Hernández” (fundada el 28 de marzo de 2015), y la otra técnica humanística, el Centro de Educación Alternativa “Vera”. Lleva el nombre de su fundador.
También está el internado Mamá Jeanette, en reconocimiento a la madre del benefactor de esa institución, el ingeniero alemán Uwe Schmidt.
Estas obras, de gran impacto social, funcionan en la comunidad denominada El Cortijo, a 22 kilómetros de Sucre y a siete de Yotala.
En educación alternativa técnica se atiende a jóvenes y adultos, quienes reciben capacitación en El Cortijo en un número de 400 y similar cantidad en 14 comunidades, a donde los profesores salen tres veces por semana a impartir clases de educación primaria, secundaria y formación técnica.
Las áreas técnicas son: agropecuaria, agroecología, zootecnia (con derivados lácteos), carpintería, metalmecánica, construcción civil, automotriz, electricidad, tejidos, costura, cultivos hidropónicos y sistemas tecnificados de riego.
También en El Cortijo, pero dentro del sistema regular, atienden a 240 alumnos, quienes obtienen el bachillerato técnico humanístico con dos carreras: sistemas informáticos y gastronomía.
Solo el año pasado, según comentó a ECOS la directora general del CFIR Vera, Doris Antelo, obtuvieron el bachillerato 32 personas mayores —entre las cuales había una de 57 años de edad en el sistema alternativo— y en el sistema regular, 42.
Finalmente, en el internado hay 200 alumnos de 11 a 18 años.
La primera seglar consagrada de Yotala
María Luz Ledezma, la primera seglar consagrada de Yotala y actual directora regional del Instituto Secular Cruzada Evangélica en Bolivia, recuerda que las primeras misioneras llegaron a Yotala muy jóvenes y con ganas de hacer el bien.
“Roturaron caminos, comunidades, lugares donde no habíamos entrado. Yo soy del lugar, era una chiquilla más entre ellas por entonces y veíamos lo que hacían”, cuenta a ECOS.
A Ledezma, como a muchas personas del pueblo, le llamó la atención que las religiosas nunca se hubieran puesto un atuendo de monjas. “Nosotros esperábamos que se pusieran el hábito (religioso) porque no habíamos conocido hasta entonces personas seglares consagradas”, comenta ahora como anécdota.
En aquellos años, Ledezma acompañó a las voluntarias en sus recorridos por las comunidades donde solo se hablaba en quechua.
“Como no podían entenderse, nosotras, chiquillas, mocosas, íbamos con ellas; éramos sus intérpretes y poco a poco esa forma de trabajar, de entregarse a los demás, nos ha ido convenciendo. Entonces, yo soy un producto de ellas porque realmente en mi pueblo se ha hecho la promoción y la evangelización”, resalta Ledezma.