¿Poco apetito sexual?
Cesare Pavese dijo que “si el sexo no fuese la cosa más importante de la vida, el Génesis no empezaría por ahí”. Pues, desde que dijo lo que dijo en la primera mitad del siglo pasado, las cosas han cambiado.

Cesare Pavese dijo que “si el sexo no fuese la cosa más importante de la vida, el Génesis no empezaría por ahí”. Pues, desde que dijo lo que dijo en la primera mitad del siglo pasado, las cosas han cambiado.
David Spiegelhalter, experto en estadísticas de la Universidad de Cambridge (Inglaterra), lanzó una bomba noticiosa hace algunos años que hasta hoy nadie puede desactivar. Dijo que en 2030 —es decir, dentro de apenas 11 años— la mayoría de las parejas del mundo no tendrá más sexo.
“¿Aún ríe tu cuerpo con la intensa caricia de la mano o del aire y en ocasiones reencuentra en el aire otros cuerpos?...”. El escritor italiano, marcado por la tragedia sentimental, no correspondido en el amor, quizá, por “caralarga” y “aburrido”, como le habría espetado una mujer antes de que él tomara la determinación de suicidarse, jamás se hubiera imaginado semejante afirmación.
Spiegelhalter plantea varios argumentos, pero identifica una causa principal: la obsesiva conectividad a la que elegimos someternos todos los días producto de nuestro apego a la tecnología. No es el único factor que conspira contra el sexo.
ECOS consultó sobre el tema a Marynés Salazar Gutiérrez, doctora en Ciencias de la Educación, master en Filosofía y Ciencia Política y especialista en Sexualidad, quien coincide con Spiegelhalter en que las personas tienen cada vez menos relaciones coitales, pero no en que vayan a dejar de practicarlas.
Salazar se muestra en cambio convencida de que los seres humanos tendrán cada vez menos relaciones sexuales con fines de reproducción.
El estudio en Cambridge
El investigador inglés sometió a un estudio a parejas del Reino Unido entre los 16 y 64 años de edad y terminó concluyendo que el 40% de la población había dejado de tener relaciones con frecuencia en los últimos tiempos.
En otras palabras, la frecuencia de las relaciones sexuales había disminuido en un 40%.
En 2010, advirtió: “En 20 años la frecuencia ha bajado un 40%. Si seguimos así, en 2030 las parejas no van a tener ningún encuentro sexual”.
Según Spiegelhalter, la televisión está entre los “enemigos” de los encuentros sexuales, y no por nada antiguamente se especulaba, en tono de broma, sobre la posibilidad de que las parejas que procreaban muchos hijos no tuvieran en casa un televisor.
Chanzas aparte, efectivamente, las parejas tenían más hijos antes de que la tecnología irrumpiera en nuestras vidas con tal rotundidad que con los años fueron cada vez menos las familias privadas del bendito aparato de televisión, para algunos teóricos, una “caja boba” por su hechizante caudal de imágenes y sonidos.
A propósito, hace poco, la televisión cumplió 50 años en Bolivia.
En la actualidad, los millennials están prescindiendo del televisor para cambiarlo por los celulares, las tabletas electrónicas o las computadoras portátiles. De allí se nutren de los servicios de YouTube o de streaming, como por ejemplo el Netflix, otro de los señalados como responsables —según los expertos— de la falta de tiempo para tener relaciones sexuales.
En efecto, en este primer quinto de siglo XXI, al menos, la gente invierte más tiempo en las redes sociales, o sencillamente viendo una serie o una película en internet, que en tener intimidad con sus parejas.
El estudio en cuestión menciona, además de la falta de tiempo, otros dos factores clave para esta curiosa forma de pérdida del apetito sexual: el trabajo y el cansancio físico.
Pero es el entretenimiento dentro de casa, y por lo general frente a un dispositivo electrónico, el que distrae de tal manera que está postergando a la actividad sexual en la lista de “necesidades” o, mejor dicho, prioridades del ser humano al momento de desconectarse de sus obligaciones cotidianas •
Del desahogo a la compensación del placer
El juego erótico coital o placentero es explicado por la experta en sexualidad Marynés Salazar como una tendencia actual a la búsqueda de relaciones de pareja que podrían no ser consistentes o que representarían situaciones de desahogo. Luego, da paso a un tema muy interesante que consiste en el reemplazo de las satisfacciones: del placer sexual al erotismo de la distracción basada en la tecnología.
“Estas búsquedas de desahogo, realmente, están siendo compensadas por otros elementos que brindan placer erótico, desde películas, redes sociales, juegos, etc., que llevan a la persona a descargar esa tensión sexual que antes se descargaba en la búsqueda de reproducción o de comunicación”, dice Salazar a ECOS.
Sexualidad y decadencia del coito
La PhD Marynés Salazar aclara a ECOS desde La Paz que no tuvo acceso al estudio de Spiegelhalter, pero, como educadora que es, explica que, en sexualidad, “sexo”, “coito” y “erotismo” no son lo mismo. Que sexualidad no solo es coito.
“Nosotros tenemos ‘sexo’ desde que somos concebidos hasta que morimos; es un sexo biológico, uno social, uno psicológico y uno legal. Vivimos el ‘erotismo’ cuando buscamos placer con nuestros cuerpos, algo que puede estar dado por la satisfacción cuando comemos, cuando dormimos, cuando jugamos, etc., pero también cuando chequeamos a una persona que nos atrae, o cuando la acariciamos o besamos”, comienza diciendo la especialista en sexualidad.
En cambio, prosigue ella, “el ‘coito’ es el encuentro genital entre dos personas, esperamos, adultas”. Hace esta introducción porque considera que se suele relacionar la sexualidad solo con el coito y con el morbo, o directamente con la pornografía.
La disminución del coito
“Efectivamente, los seres humanos cuanto menos distracciones tienen más van a buscar primero el placer erótico, es decir, caricias, miradas, besos, etc., con sus propios cuerpos o con el de la persona que le atrae. Y esta búsqueda erótica terminará, o no, en una relación coital”, aterriza ya en la cuestión propuesta por ECOS la doctora Salazar, quien se hizo famosa en el país por conducir programas televisivos en los que aborda la delicada temática de la sexualidad.
También confirma a esta revista que, “efectivamente, en la última época, la búsqueda erótica, en primera instancia, y la búsqueda de relaciones coitales tienden a disminuir, no creo que vaya a desaparecer”.
¿Por qué no va a desaparecer?
En criterio de Salazar, la cópula sexual no va a desaparecer porque, hasta hace unas décadas, “se la entendía como la práctica necesaria para la reproducción, y era en función de esa reproducción que la gente tenía relaciones coitales”, pero más adelante se manifiesta abiertamente que tiene por lo menos tres funciones posibles: la reproductiva, la relacional o comunicacional, y la de juego erótico placentero.
En ese sentido, la especialista complementa a ECOS que “los seres humanos estamos buscando cada vez menos relaciones coitales para tener hijos, es decir para reproducirnos. Entonces, esto también incide en la forma en la que tenemos relaciones y puede incidir en la cantidad de las relaciones”.
Pero, definitivamente, no cree que esa merma derive, en el futuro, en una completa desaparición de las relaciones sexuales porque el ser humano todavía encuentra en ellas una manera no solo de reproducirse, sino de comunicarse y de disfrutar su erotismo.
“Lo que sí creo es que cada vez van a haber menos coitos en búsqueda de la reproducción”, sentencia Salazar, quien también es terapeuta de parejas.
Funciones de las Relaciones Sexuales
- Reproductiva
- Relacional
- Juego erótico placentero