Castilla y Zamora, en el Día del Abogado Boliviano
Cátedras de Cánones e Instituta, primera gran innovación en la Universidad de Charcas
Cristóbal de Castilla y Zamora nació en Lucena, Andalucía, y fue bautizado el mismo día en la iglesia parroquial de San Mateo de esa ciudad de la provincia de Córdoba (España), el 13 de octubre de 1618. Fueron sus padres: Diego Pablo de Castilla y María de Zamora.
Un 13 de octubre, también, él creó tres cátedras que resultaron precursoras de la “Carrera de Derecho” —un denominativo que se usaría recién hacia finales del siglo XIX.
En una fecha como la de hoy, se recuerda el Día del Abogado Boliviano.
Sus pasos previos
Clérigo de muchas luces, realizó sus estudios en el Colegio Real de San Miguel de la Universidad de Granada. Castilla y Zamora obtuvo el título de Doctor en Cánones y Leyes, recibiéndose de abogado en la Chancillería de aquella ciudad.
Fue Beneficiado de la Catedral, Rector del Colegio Imperial y, luego, Rector de la Universidad de Granada el 11 de noviembre de 1651 (no se conservan las actas de nombramiento, pero sí llamamientos a claustros firmados por él).
Viajó a Perú, según informaciones de “Paso a tierra firme” del 12 de noviembre de 1653, con el cargo de Fiscal del Tribunal de la Santa Inquisición de Lima y acompañado de su criado Fernando de Carrillo Chacón, natural de Lucena.
En Perú llegó a ser Inquisidor del Tribunal del Santo Oficio de Lima en 1659, promovido a Obispo de Huamanga en 1669. Un hombre reconocido como de gran valía y generosísimo, noble en el título como en su carácter, que en muchas ocasiones destinó ingentes cantidades de dinero para el bien de la sociedad en general; incluso cedió su palacio de Huamanga para que fuera sede de la Universidad de San Cristóbal, que él mismo había fundado.
La Universidad de San Cristóbal de Huamanga obtuvo la categoría de Real y Pontificia el 3 de julio de 1677; el acto fue refrendado por el rey Carlos II de España, el 31 de diciembre de 1680, y confirmado a través de Bula Pontificia del papa Inocencio XI en su Breve In Supremo del 20 de diciembre de 1682.
El obispo Castilla y Zamora acusó recibo de despachos de su promoción al Arzobispado de La Plata, según una cédula real del 21 de diciembre de 1676, y comunicaba que en abril se pondrá en camino a Charcas. Llegó a la ciudad de La Plata el 10 de agosto de 1678.
Incorporación a la Universidad
Cristóbal de Castilla y Zamora era cancelario nato de la universidad, sin embargo se presentó como simple alumno. La Constitución Nº 26 de la universidad jesuita San Francisco Xavier de Chuquisaca regulaba las incorporaciones.
El 29 de julio de 1679 se incorporó Castilla y Zamora como doctor a la universidad. El acto protocolar se realizó con la ceremonia de estilo. En el lugar donde se dispuso el claustro fueron convocados catedráticos, doctores y maestros. El escribano Juan Fernando de Aguilar redactó el acta respectiva que fue suscrita por el rector, P. Ignacio de Peralta.
El acto solemne fue un acontecimiento que marcó época en el claustro de doctores y que llenó de júbilo a todas las clases sociales de La Plata.
Innovaciones en la Universidad
El arzobispo Castilla y Zamora consideró necesario que la Universidad San Francisco Xavier no solamente graduase teólogos sino que, como la de Lima, pudiera también preparar profesionales en legislación civil y jurisprudencia.
Para tal efecto, a las asignaturas existentes de Teología, Escolástica, Latinidad, Artes y Filosofía, añadió tres: una de Prima de Cánones, otra de Vísperas en Cánones y una tercera de Instituta.
Los estudios de jurisprudencia se impartieron inicialmente en el colegio de San Juan Bautista y se insertaron en el plan de estudios de San Francisco Xavier como carrera separada y que se podía seguir a la culminación de los cursos previos de artes.
Comprendían los siguientes grados: “Bachiller”, con los cursos aprobados de Cánones y un curso de Instituta; “Licenciado”, con un curso adicional de Instituta; “Maestro”, con otro curso adicional de Instituta; y, finalmente, “Doctor”, con tres cursos adicionales de Instituta.
El primer “Doctor de Charcas”
Al incorporar su título de Doctor en Leyes a la Universidad San Francisco Xavier, se puede afirmar que Cristóbal de Castilla y Zamora fue el primer “Doctor de Charcas”.
Para la provisión de las tres cátedras se lanzó un edicto de convocatoria, de modo tal que los postulantes opten por la titularidad de esas materias. No solo se requería competencia académica de parte del postulante sino, básicamente, cumplir con la “limpieza de sangre”; esto estaba consignado en edictos de convocatoria de años posteriores.
Los cargos fueron ocupados por el doctor Gregorio Pérez de Asterrica, para la cátedra de Prima de Cánones y Leyes; el doctor José Vega, para la cátedra de Víspera de Cánones; y el licenciado Pedro de Orellana, para la cátedra de Instituta.
El primer abogado y doctor en Derecho egresado en 1684 fue el doctor José de Tapia y Sandoval. Las ceremonias de graduación en cualquiera de las carreras se hacían con gran pompa y solemnidad, especialmente en la de doctor, realizándose los actos en la Catedral, paseo por las calles y banquetes.
Legado
Cristóbal de Castilla y Zamora murió en la hacienda Cachimayu el 7 de diciembre de 1683. Fue enterrado tres días después en la iglesia Catedral Metropolitana de La Plata.
La importancia de su obra es casi desconocida y corre el riesgo de ser olvidada. Sin embargo, de acuerdo a fuentes primarias, destaca su labor progresista realizada en Lima, Ayacucho y en la ciudad de La Plata, hoy Sucre.
En lo que respecta a Charcas, sin duda su obra más importante fue la fundación de tres cátedras en la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca (13 de octubre de 1681), que hasta entonces eran una exclusividad de la universidad limeña. Después de los lógicos inconvenientes iniciales, estas cátedras le darían a la universidad chuquisaqueña el prestigio que goza hasta el presente.
Los siguientes términos: reconocimiento, reivindicación y justicia, pueden servir para calificar a este trabajo de investigación una biografía de un hombre universitario, un mecenas de filantropía cristiana, cuyos restos descansan en la Catedral Metropolitana de Sucre •
* Norberto Benjamín Torres es historiador, vicepresidente de la Sociedad Geográfica y de Historia Sucre. El presente artículo es un extracto de “Cristóbal de Castilla y Zamora (1618 - 1683). Un mecenas del siglo XVII”, publicado por Ciencia Editores en 2011.