Cuando se usaba piedra para imprimir…

Secretos de una antigua técnica por José Cueto, conocido litógrafo de la capital

Cuando se usaba piedra para  imprimir… Cuando se usaba piedra para imprimir… Foto: Álvaro Valdez Amachuy

Álvaro Valdez Amachuy ECOS
Ecos / 16/10/2019 03:49

Hasta finales de la década de 1970, en Sucre todavía se utilizaba la litografía tradicional, que consistía en trazar un dibujo sobre piedra que después era colocada en una máquina satinadora para su impresión en papel.

Esta técnica, que tuvo su esplendor durante al menos 50 años, fue sustituida por el offset, un sistema cilíndrico digitalizado que usa láminas flexibles de zinc, aluminio y, últimamente, de plástico en vez de las pesadas piedras litográficas.

José Cueto fue uno de los más conocidos litógrafos de la capital del país y él retrata para ECOS, a grosso modo, sus 19 años de experiencia al lado de Domingo Uriona, de quien heredó este noble oficio.

Dibujar sobre piedra

Hacia fines del siglo XVIII, el experimentador alemán Johann Aloys Senefelder descubrió la litografía, una palabra que viene del griego lithos (‘piedra,’) y graphein (‘dibujar’), así que literalmente significa ‘dibujar sobre piedra’.

La litografía es una técnica para reproducir textos o imágenes, como la imprenta, la tipografía, la flexografía, el grabado y la serigrafía. Utiliza mecanismos sencillos que consisten en aplicar sustancias colorantes a un soporte, ya sea de papel o plástico, para realizar múltiples reproducciones.

Basado en la abundante bibliografía disponible sobre el tema y apelando a su experiencia, Cueto explica que, primero, la imagen se dibuja en forma invertida sobre una piedra calcárea. Luego se humedece la piedra, que absorbe el agua en la parte no dibujada, permitiendo que la tinta se deposite en la parte dibujada. Se apoya el papel y se presiona con un rodillo, obteniéndose el impreso.

Para cada color utilizado es necesario emplear una piedra diferente, y, obviamente, el papel deberá trasladarse por la prensa de imprimir tantas veces como tintas se lleguen a utilizar.

Por otra parte, en las imágenes litográficas, las letras no pueden retirarse, y mucho menos reutilizarse en otro sitio, puesto que son únicas y requieren redibujarse para cada uso.

A Cueto, el grabado en piedra le tomaba mínimamente un día, empezando a las 8:00 y concluyendo a las 22:00. La impresión se hacía un día después.

Un cliente de lujo

Uno de sus principales clientes fue la Cervecería Potosina, que solicitaba miles de etiquetas para sus botellas de vidrio.

Cuando surgieron los periódicos y demás publicaciones, se comenzaron a utilizar láminas flexibles de zinc, aluminio y, últimamente, de plástico, reemplazando así las pesadas piedras litográficas.

En la actualidad, la litografía se limita a la reproducción de obras artísticas

El salto al offset

“La litografía es un sistema plano de impresión, en cambio Offset es el sistema cilíndrico y eso apareció después”, resume José Cueto Álvarez, el experimentado trabajador gráfico de 75 años.

La diferencia de la litografía tradicional es la presencia de un cilindro de caucho intermedio entre la plancha y el papel llamado mantilla. El dibujo de tinta pasa de la plancha a la mantilla y de esta, indirectamente, al papel. La plancha y el papel nunca entran en contacto.

La litografía offset fue descubierta en 1904 por Ira W. Rubel, un impresor de Nueva Jersey (EEUU), quien descubrió que cuando la plancha imprimía la imagen sobre una superficie de caucho y el papel entraba en contacto con esta, la imagen que el caucho reproducía en el papel era mejor que la que producía la plancha directamente. La razón de esta mejora es que la plancha de caucho, al ser blanda y elástica se adapta al papel mejor que las planchas de cualquier tipo y transmite la tinta de forma más homogénea.

Trabajando con esta idea de pasar indirectamente la imagen de la plancha a la mantilla y de ahí al papel, se pudo comenzar a imprimir sobre papeles de peor calidad y más baratos de lo que se hacía tradicionalmente. Gracias a eso la litografía offset se convirtió en el procedimiento por excelencia de la imprenta comercial.

PASO A PASO 

PASO 1: EL PULIDO

Se utiliza piedra calcárea de 5 cm de grosor y variable en su largo y ancho. José todavía conserva una de 30x20, que es relativamente pequeña. “Para hacer el grabado hay que dejar lisa la piedra con una arenilla fina y con otra piedra similar hacer giros en forma de ‘s’ hasta que esté bien lisa. Se utiliza agua. Solo este trabajo tomaba de una hora a una hora y media”, recuerda José Cueto para ECOS.

Posteriormente, se hace un pulido con piedra pómez (de lava de volcán, que en ese entonces llegaba en forma de jaboncillos), de modo que la piedra calcárea quede más liso todavía, como el vidrio.

PASO 2: EL DIBUJO

Una vez pulimentada, se debe sensibilizar la piedra con agua de lumbre, y ya estando seca recién venía el dibujo que se hacía a mano alzada con lápiz normal. Luego se repasaba el dibujo con tinta grasa, que llegaba en forma de barras.

Hecho el dibujo se esparcía una sustancia grasosa parecida a la resina del incienso y granulada. “Eso sabíamos poner con algodón, luego se agarraba soplete de gasolina y con eso se hacía para que ese polvo y grasa penetren al dibujo. Una vez penetrado se agarraba tres partes de disolución de goma arábica que se mezclaba con una porción de ácido nítrico. Eso hacía que tome relieve, quedaba fino y parejo”, explica.

PASO 3: LA IMPRESIÓN

Listo el grabado, añade Cueto, se colocaba la piedra en una máquina satinadora para la impresión.

“La máquina satinadora va y viene: al ir, unos rodillos entintan y al volver, otros mojan. La tinta solo se adhiere al dibujo y, con el agua, las partes sin dibujo no toman tinta”, detalla.

Los salesianos trajeron la litografía a Sucre

La Litografía fue traída a Sucre a finales de la década de 1920 por los salesianos, quienes llegaron a crear la Litografía Salesiana del colegio Don Busco, según recuerda José Cueto.

Domingo Uriona, su jefe, trabajó con ellos y, cuando se retiró, recibió como indemnización una máquina litográfica, con la que abrió su propio taller denominado “Cóndor”.

Los salesianos también habían incorporado en el colegio Don Bosco sastrería, carpintería, imprenta y otros trabajos para los jóvenes.

Cueto conserva una piedra con los grabados de aquella época. En ella se ven etiquetas para la Compañía Boliviana de Tabaco Sucrenses y para la empresa de vinos y licores de don Néstor Dulón, de los Cintis, con fecha de 1939.

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