Damas antiguas
Un trabajo de la Asociación Textil Sagrada Familia, junto con la Fundación Sucre Moda
La Asociación Textil Sagrada Familia (Atesaf), compuesto en su totalidad por exalumnas del Instituto Mechtildis, donde se cursan dos años de Trazado, Corte y Confección de todo tipo de prendas de vestir, este año creó una colección especial, basada en la dama antigua chuquisaqueña y la Princesa de La Glorieta, abarcando el siglo XIX y principios del siglo XX.
Lo hizo a sugerencia de la Fundación Sucre Moda, organizadora de “Sucre Moda 2019”, bajo la dirección de Cinthia Ríos Padilla. Los trajes estarán expuestos hasta hoy, domingo, en la Fexpo Sucre Internacional, en el Campo Ferial de Lajastambo.
Investigación
Cada una de las componentes de la Atesaf que participó en el desfile se dio a la tarea de investigar en museos, libros y en Internet sobre los diferentes estilos, materiales y accesorios típicos de la época para acercarse lo más posible al tema de la colección.
El resultado es una variedad de trajes: siete de creación propia y dos inspirados en trajes que se encuentran uno en un museo español y otro perteneciente a la princesa Clotilde Urioste de Argandoña y que puede ser apreciado en un cuadro del Museo Dr. Alfredo Gutiérrez Valenzuela y en cuadros del Castillo de La Glorieta.
Telas y otros materiales
Las telas usadas para la confección de estos trajes fueron: tul, chantú, raso suizo, gasa, encaje, guipur, seda americana, seda Fanny, terciopelo, cretona y charmé.
Otros materiales utilizados: canutillos, hilo de bordado color plata, piedras, tachas, plumas, perlas, cintas, pasacintas, bordes de encaje y guipur, botones perlas y forrados, cordones y borlas (estos dos últimos, típicos del estilo tapicero). También el tejido a crochet y pintura a mano realizada por Dhaylana Gonzalez.
En esta colección no solo se dio importancia al vestido en sí, también a sus accesorios: abanicos, sombrillas, sombreros obtenidos en anticuarios de Sucre, guantes, pañoletas, broches, el manguito usado para mantener calientes las manos, pequeños bolsos muy decorados llamados “retículos”, pero a los que con ironía se los llamaba “ridículos”.
Además, escarcelas con bocas bañadas en plata obtenidas en un mercado de pulgas en Alemania y que, según el dueño de un anticuario de Sucre, podían ser adquiridas aquí mediante catálogos.
También enaguas y miriñaques, utilizados a lo largo del siglo XIX, y el polisón de finales de ese mismo siglo •