Hugo Sánchez, exfutbolista, un cazador de antigüedades
Quiso ser como el gran futbolista homónimo; el destino tenía otro rumbo trazado para él
En México, Hugo Sánchez es uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos. En Sucre hay también un Hugo Sánchez, también exjugador de ese popular deporte, aunque se le conoce más por su afición a las antigüedades.
Nuestro Hugo Sánchez proviene de una familia de la comunidad Chaunaca (distrito 8 del municipio de Sucre), muy destacada en el ámbito del turismo por sus pinturas rupestres, huellas y fósiles de dinosaurio y fauna cuaternaria.
Tiene 44 años de edad y su paso por el fútbol fue esporádico. “Entrené en Estudiantes La Plata un año; luego, como fallecieron mis papás, dejé el fútbol, que era mi pasión”, recuerda para ECOS.
Él tuvo la ilusión de ser como el futbolista del que tanto se hablaba en la década del 80 en México. En el colegio nunca faltaba la ocasión para la broma o el halago.
“Desde colegio me comparaban con Hugo Sánchez. Mi profesor les decía a mis compañeros: ‘¿saben quién es Hugo Sánchez? El goleador de México’. Ellos sabían más que yo”, afirma.
Patricio Sánchez y Valeriana Puma, sus padres, nacieron en Chaunaca y vivían del agro, pero también cuidaban la finca de la familia Ávila.
Fue gracias a esta familia que llegaron a la ciudad y don Patricio encontró trabajo en la Alcaldía, y después en la Universidad San Francisco Xavier. Era portero del Teatro Gran Mariscal y, por último, se desempeñó como hortelano.
Hugo perdió a su madre cuando tenía siete años de edad. Solo, con su padre y sus hermanos Samuel, Segundina, Rosario y Casiano, siguieron adelante en la vida.
Justo cuando estaba por jubilarse, Patricio falleció en un accidente de tránsito. Hugo, el menor de la familia, tenía 18 años.
Pintor desde sus 12
Realizó sus estudios de primaria en la escuela 23 de Marzo y a sus 12 años empezó a trabajar de pintor. “Siempre me gustó la pintura, a mis 14 años ya agarraba trabajos solo”, dice al recordar a su maestro y vecino Antonio Montecinos.
Con su primer pago de Bs 300 compró un catre y un colchón, pues hasta entonces compartía cama con uno de sus hermanos. Luego, un ropero de plástico, de esos desarmables.
Trabajó como pintor hasta los 20 años y después cambió la brocha gorda por el pincel. “Empecé a pintar publicidad en las calles, propaganda para las tiendas, a hacer diseños”.
Ganaba más con el pincel y se manchaba menos. Además, el trabajo era más liviano.
Anticuario desde sus 23
Tendría 23 años cuando conoció el oficio de arreglar y vender antigüedades. Llegó a trabajar un año en el Anticuario Deco-River, de David Rivera.
‘Anticuario’ es un término que puede significar la persona que colecciona o negocia con antigüedades y también el lugar o tienda donde se compran y venden esos objetos.
Hugo salió bachiller del Centro de Educación de Adultos “Jorge Cabrera Acuña” y cursó hasta el cuarto semestre la carrera de Artes Plásticas en la exUniversidad Pedagógica.
En el anticuario no solo se quedaba esperando hacer ventas, sino que iba a buscar clientes en los hoteles y hostales.
Un bargueño, una de sus grandes ventas
Lo más valioso que vendió en aquellos años fue un bargueño (mueble de madera, de origen español, fabricado entre los siglos XVI y XVIII, concebido para escribir o archivar papeles).
“Era un bargueño de los jesuitas, tallado y marqueteado. Es como una caja fuerte, con cajitas pequeñas. Tiene chapa y secretero para guardar cosas”, describe Hugo, quien vendió el mueble a un cliente de Santa Cruz por 300 dólares.
“Me siento feliz, yo creo que hasta donde viva voy a estar con este negocio. Me gustan las antigüedades y la restauración, me siento a gusto con los clientes que tengo, con la manera de trabajar, ir a buscar antigüedades. Uno va conociendo algunas cosas que nunca había visto. Es emocionante”, confiesa este anticuario •
Anticuario Copacabana
Así se llama el negocio de Hugo Sánchez, que está en la calle René Moreno entre Olañeta y Colón (Sucre). Compra y vende antigüedades como roperos, cómodas, catres de bronce, santos, pinturas, monedas, billetes, vitrolas, entre otros. También restaura pinturas, santos, estatuillas y otros objetos del pasado. Mayores referencias, al celular 72872732.
Como moraleja…
Un día viene un cliente para hacer restaurar una vitrola y cuando Hugo Sánchez abre la caja resulta que el aparato no tenía motor sino que funcionaba simplemente a pilas. El cliente había pagado Bs 2.500 a un extranjero en la calle, quien le aseguró que era original. La moraleja, según Hugo: no compre de desconocidos, menos en la calle.
Feliz con el oficio
“Me siento feliz, yo creo que hasta donde viva voy a estar con este negocio. Me gustan las antigüedades y la restauración, me siento a gusto con los clientes que tengo, con la manera de trabajar, ir a buscar antigüedades. Uno va conociendo algunas cosas que nunca había visto. Es emocionante”.
¿Cómo valorar las antigüedades?
Hay muchos factores a tener en cuenta para determinar cuánto valen realmente las antigüedades. Con un poco de trabajo, paciencia e investigación, junto con estas pautas, se puede aprender a valorar antigüedades como un profesional. A continuación, algunos consejos de la casa de subastas online Catawiki.
1. Estado
Uno de los aspectos más importantes para evaluar una antigüedad es el estado. Tenga en cuenta todos los defectos, incluidos golpes, grietas, desgaste excesivo, manchas y partes que faltan.
2. Compare precios
Los expertos suelen fijarse en modelos comparables cuando tasan antigüedades. Mirar por cuánto se ha vendido un artículo en el pasado puede dar una idea de lo que puede valer hoy.
3. Antiguo no siempre significa valioso
Buena parte del valor reside en la demanda. Si usted tiene un artículo de los años 70 difícil de encontrar, puede que conserve un gran valor en comparación con otro más antiguo que esté fácilmente disponible.
4. ¿Común o extraordinario?
Una antigüedad inusual con algunos problemas de conservación no se deprecia. Por ejemplo, una cerámica de Delft con una grieta muy fina, puede que aun así valga una suma bastante buena.
5. Restauración y reparación
Las restauraciones profesionales pueden sumarle valor a una antigüedad poco habitual, pero las reparaciones de aficionados a menudo afectan negativamente al valor.
Para la venta
Puerta de madera de 1910
Puertaventana de madera de fines de 1800
Reloj de bronce
Bustos de mármol
Muebles estilo Luis XV
Vitrolas
Botellones
Cántaros de chicha de cerámica
Réplica de San Miguel (Autor: Carlos Navarro)
Lámina bañadas de bronce de “La última cena”
Catres de bronce y fierro
Platos y vasos de porcelana
Pintura Sirena (Autor: Hugo Sánchez)
Estatuilla de cobre de soldado americano
Estatuillas de cerámica del expresidente Abraham Lincoln y de su esposa
Estatuilla de San Silvestre
Crucifijos
Radios antiguas
Pesas y balanzas de fierro
Cómodas
Platería
Topos de plata
Paila de cobre
Candados
Cenicero de bronce
Cantimplora de la Guerra del Chaco
Candeleros
Máquina de coser de finales de 1800
Máquina de calcular antigua
Diosa de la Justicia en petit bronce
Discos de vitrola
Vinilos
Sillón chichero
Barril
Piano Collard & Collard
Cocina a leña con chimenea
Barriles de madera
Reloj cucú alemán de madera
Baúl de principios de 1800
Escopeta de 1859
Pistola a pólvora
Fotografías de Los Beatles