El waqi: Ritual de la siembra del maíz
Es el mes de agosto, por costumbre, los pobladores del departamento de Potosí, principalmente de la región centro, inician con el barbecho de las tierras. “Hay que preparar la tierra para la época de siembra”, dicen ellos.
Es el mes de agosto, por costumbre, los pobladores del departamento de Potosí, principalmente de la región centro, inician con el barbecho de las tierras. “Hay que preparar la tierra para la época de siembra”, dicen ellos.
Las comunidades que tienen acceso al riego comienzan a sembrar a fines de agosto, mientras que aquellos dependientes de las precipitaciones pluviales lo hacen en septiembre u octubre.
Sin duda, la siembra es un regocijo aparte para las familias. Este es un tiempo de inicio que trae, para ellas, nuevas esperanzas.
Este artículo enfoca a una manifestación costumbrista de algunas comunidades como Trigo Pampa, Mojona o Molino Pampa, ubicados en el distrito Otavi del municipio de Puna, en la provincia José María Linares de Potosí, en donde sus habitantes inician de forma muy singular el proceso de la siembra del maíz; “sara tarpuy chamun kunan waqikusun ñukayku niyku”, dice doña Severa, de la población de Molino Pampa.
Por sus palabras conocimos que el Waqi (se lee “waqe” en español) es un ritual exclusivo que se practica en el sembrado del maíz, pero, ¿qué elementos ancestrales encierra esta costumbre?
Un entusiasmado poblador de Mojona, Claver Bernabé, relata que toda esta práctica se realiza a través del Ayni, un sistema que consiste en la colaboración mutua para realizar un determinado trabajo entre los miembros de una comunidad. Cuando alguien siembra, todos acuden a apoyarlo.
El día de la faena, las mujeres acostumbran preparar el ch’aqi uchu, zapallo uchu, papa wayk’u, p’isqi (un preparado a base de quinua), phiri o khuskusa (elaborado a través del vapor del agua) y el mote de maíz, además de la infaltable chicha de maíz. Los varones, en cambio, preparan la wunta y las k’upanas, que servirán para fijar el terreno.
Todos ya están en la chacra y el anfitrión o dueño del terreno invita a los colaboradores la chicha. Se “t’ikacha” la semilla con el molle para que esta proteja de las plagas, menciona doña Leocadia, pero, esto no termina ahí.
Doña Marcelina prepara los pillus y guirnaldas de molle para colocarlos en los sombreros de los presentes; incluso los bueyes lucen el pillu en sus cuernos. La ch’alla está presente, todos auguran buena producción y al fin, comienza el trabajo mientras la yunta toma la delantera que es dirigida por uno de ellos. Doña Teodora se apresta a diseminar las semillas que el arado ha abierto en la tierra.
Ya es media mañana y alguien grita “sumorro, sumorro”. Es hora de beber la chicha en un polo o mathi; como si se tratara de una competencia, hombres y mujeres la toman compitiendo quién termina de beber primero. Al perdedor, se le quita el sombrero; además, debe traer huevos para la elaboración de runtu uchu y el ch’aki uchu, un plato que se reserva para el final de todo el trabajo. Aún no es hora del almuerzo, pero las mujeres se aprestan a servir los platos preparados: una y otra vez los presentes reciben el ch’aqi uchu, papa wayk’u, p’isqi, phiri o khuskusa, acompañados del mote de maíz.
Más tarde culmina el trabajo de la siembra. Todos los presentes se congregan a la sombra de un árbol; continúan bebiendo chicha. Entonces, alguien grita: “kunanqa waqita tusuna”. Y es ahí donde se escucha la voz de doña Severa, quien canta el “waqi” (VER RECUADRO APARTE).
El baile consiste en pequeños brincos y saltos. Las parejas se toman de las manos de frente, de espaldas, de costados, según su creatividad. Don Bernabé destaca que esta danza se caracteriza por sus diferentes formas, que se conocen como waqi, ñaypaq pura, qhipa pura y ch’ulla chakis.
Mientras se sigue bebiendo la chicha, toda la actividad culmina con la entrega de la t’inka (un regalo consistente en dar a los que colaboraron con la faena) un presente que es entregado por el anfitrión, además de servirse el tradicional runtu uchu y la k’alapurka.
¿Por qué de esta manera?
Doña Marcelina, de la comunidad de Trigo Pampa, dice que “son costumbres de nuestros abuelos. Ellos solían ponerse pillus y guirnaldas de molle y los colocaban a las yuntas también. Ellos decían que la Pachamama eso siempre quiere, por eso a la semilla también se enflora con el molle.
Por eso nosotros también nos colocamos y le ponemos a todos los que trabajan. Incluso a los bueyes, porque trabajan con nosotros” •
* Elvis Fuertes es socio de número de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP).
El canto del “waqi”
“Tarpuy tarpuy nillawanki sumalasuyay,
Ima yunta wiwa surk’ashanki sumalasuyay, (bis)
Ima mujuta ilurqanki sumalasuyay, (bis)
Wayta mujuta ilushayku sumalasuyay.
“Waqi, waqi, nillawanki,
Kayqa waqi, chayamuni sumalasuyay, (bis)
Imawantaq suyawanki sumalasuyay,
Ch’uyawanchu suyawanki,
“Qhonchuwanchu suyawanki, sumalasuyay,
Asiysitu, asiysitu sumalasuyay,
sunch’umanta wasisitu sumalasuyay,
yuntaykita mañariway sumalasuyay, umaranga nandida (bis)
“Ima yuntawantaq surk’arqanki sumalasuyay,
Warrusu yuntitawan sumalasuyay,
Warrusu yuntawan surk’arqani sumalasuyay,
Chulupiya p’ampirimuy sumalasuyay”.