Generación #Pitita
El fenómeno político y social de la movilización de jóvenes nuevos usuarios en Twitter
“Me he sorprendido, ahora dos, tres personas (están) amarrando ‘pititas’, poniendo ‘llantitas’. ¿Qué paro es ese (...)? Soy capaz de dar talleres, seminario de cómo se hacen las marchas a ellos, para que aprendan”, dijo el expresidente Evo Morales, en una concentración realizada en Cochabamba, el 24 de octubre pasado, cuando el país vivía momentos de tensión por las movilizaciones ciudadanas en su contra.
El uso de la palabra “pititas” en tono despectivo, como deslegitimando la forma de esa protesta y, además, reivindicando (o apropiándose de) los bloqueos tradicionales con los que se dio a conocer al país un joven dirigente cocalero Morales, originó, más bien hacia el final de la crisis reciente, una gran movida política en redes sociales por parte de una nueva generación de tuiteros.
#PititaTwitera
Los hashtags (o etiquetas) #pititas y #PititaTwitera se multiplicaron en un par de semanas dentro de la red social del pajarito azul que, a decir verdad, en Bolivia nunca tuvo la explosión de cuentas que sí experimentó en países vecinos tales como Brasil, Argentina o Chile.
“Siempre se ha pensado que Twitter era más bien un espacio restringido, menos atractivo, y que la gente habitaba digitalmente en Facebook. Ahora, sí es cierto que hasta el (último) proceso electoral, las personas utilizan Facebook muchísimo, pero siempre en la lógica de reafirmar sus posiciones, en las ‹cámaras de eco› que se van construyendo a partir de sentidos y opiniones similares o cercanas que la gente tiene con los grupos en los que interactúa”, explica Pablo Andrés Rivero, investigador y experto en comunicación política en redes sociales.
A continuación, sostiene que “esta característica de Facebook no necesariamente sucede de la misma manera en Twitter”.
¿Quiénes son?
¿Quiénes son los creadores de #pititas, #PititaTwitera y #SoyGeneraciónPitita? ¿Cómo podemos describir a esta nueva ola juvenil?
Rivero dice a ECOS que son grupos de jóvenes que han empezado a convivir en su propia lógica y en su propia dinámica y, ciertamente, con una posición radical, antiEvo Morales, en Twitter. “Tienen una reciente data: estamos hablando de pocas semanas”, pero eso no quiere decir que el fenómeno sea nuevo en el mundo.
Recuerda lo ocurrido en México con el #YoSoy132, un movimiento ciudadano, conformado en su mayoría por jóvenes, que se organizó en redes luego de una protesta estudiantil contra el entonces candidato del PRI a la Presidencia, Enrique Peña Nieto.
Son —explica Rivero— colectivos que no estaban necesariamente en Twitter, pero que vieron en ese espacio la necesidad de intervenir para intentar revertir o posicionar una narrativa.
El comunicador y docente universitario Marcelo Durán se refiere a la “generación Pitita” como los llamados millennials, por su edad, “pero también como un adjetivo que los coloca en la frialdad de lo digital, lo hedonista de una selfie o la poca/nula experiencia de la vida”. Dice en ese sentido que “el adultocentrismo de estas críticas ha omitido un detalle muy importante: la edad media en Bolivia es de 23 años”.
Generación y democracia
La periodista Claudia Soruco considera que “el uso de redes, y particularmente esta ‘toma’ del Twitter, no es más que el llamado de una generación que se siente partícipe y activa de esta democracia y que defiende lo que se ha logrado”.
Luego, también remarca que “esta generación no necesariamente tiene un común denominador generacional. La coincidencia ha sido encontrarse en las puntas de estas cuerdas que hoy representan el mayor movimiento ciudadano capaz de bajar la soberbia de un poder que sentía su dominio totalitario inmune”.
Disputa narrativa en Twitter
Rivero sitúa la cuestión de las pititas en el momento en que Evo Morales está a punto de salir del país. Entonces, “comienza una ola fuertísima a nivel internacional sobre la situación de Bolivia y sobre esta narrativa del golpe y la caída de Morales en sí”.
En su criterio, “ahí es donde se configura el espectro tuitero de la respuesta ciudadana, sobre todo de los jóvenes que habían estado en las calles y que, en muchos casos, han radicalizado su posición política, muy cercanas a la de los comités cívicos. Han sido los que han impulsado la idea de ‹no se negocia nada›, ‹es hasta la renuncia›, etc.”.
Luego, “se dan cuenta de que hay como un campo de disputa narrativa en Twitter”.
Batalla contra los bots
Ante el surgimiento de la “Generación Pitita”, se cree que los denominados “guerreros digitales” del gobierno de Morales respondieron denunciando a las nuevas cuentas en procura de conseguir que Twitter las cierre.
Rivero habla de una “contraola, muy probablemente de cuentas gestionadas por gestores profesionales, que empieza con la utilización de bots (cuentas automatizadas) a denunciar estas cuentas recientemente creadas”.
“El algoritmo de Twitter lee que, si son cuentas nuevas y que encima tienen una posición, digamos, radical, es muy probable que sean trolls (cuentas anónimas que buscan tergiversar o erosionar un proceso de opinión pública) o bots”, explica él.
Los novatos en esa red contestaron indignados el argumento de que se les considere trolls por tener pocos seguidores. Su reacción fue impresionante, para el típico comportamiento de las cuentas de Twitter en Bolivia. Con etiquetas como #pititas o #PititaTwitera, “empiezan a apoyarse: ‘dame follow (seguir) que te doy follow’, ‘crezcamos en nuestras redes’, ‘nos agrupemos en una red más grande’”, describe el especialista consultado por ECOS.
Polarización
Tras lo ocurrido en México, ese se constituyó en uno de los países con mayor politización del debate político en Twitter.
Algo similar podría ocurrir en Bolivia. Pero existe un alto riesgo.
“Efectivamente”, remarca Rivero, “lo que termina es polarizando y reafirmando posiciones no conciliadoras entre visiones opuestas; esa es otra característica” de este tipo de movimientos en la red social.
“Tejido social y político”
“Yo creo que estamos asistiendo a un cambio de la configuración del tejido social y político de las redes sociales”, afirma Rivero.
Respecto a si el movimiento #pitita se mantendrá en el tiempo, opina que “yo creo que en el corto plazo sí, porque vamos a entrar a un proceso electoral y la gente ya se ha politizado: ha politizado su discurso, su posición. Habrá que ver cómo se maneja, cuál va a ser la estrategia y cómo se va a reconducir esta participación política que hace dos meses no existía en clave de formación de opinión y de posicionamiento de sentidos comunes en redes”.
Jóvenes en red
A pesar de los ataques de quienes buscaron intensamente reducir el impacto de sus comentarios, los jóvenes de la pitita no son trolls ni están fomentados por bots.
Se integraron a última hora a Twitter por un fenómeno sociológico nuevo (o por lo menos caracterizado por una corriente de opinión masiva, nunca antes vista en el país) de involucramiento y participación política a través de esa red social •
“La generación #pitita llegó para quedarse”
Claudia Soruco - Periodista paceña
Esperanza y rebeldía, son las palabras en que se resume esta nueva generación que surge a partir del descontento por la burla a su voto. Esta generación no necesariamente tiene un común denominador generacional. La coincidencia ha sido encontrarse en las puntas de estas cuerdas que hoy representan el mayor movimiento ciudadano capaz de bajar la soberbia de un poder que sentía su dominio totalitario inmune.
Esta generación tiene hoy la conciencia democrática capaz de reconocer las amenazas como ciudadanía. Tomar las calles, las esquinas, los cánticos, las banderas y la coordinación con el celular demuestran que hay un permanente vigilante al cual no podrán burlar quienes en un futuro tomen el poder.
El uso de redes, y particularmente esta «toma» del Twitter, no es más que el llamado de una generación que se siente partícipe y activa de esta democracia y que defiende lo que se ha logrado.
Así como esas jornadas de incertidumbre y miedo, hoy se sostienen juntos para un apoyo permanente.
El reto es que esa presencia se consolide en un futuro en la participación política. Quizás sea pronto para eso, pero lo claro es que la generación #Pitita llegó para quedarse.
“El único golpe fue el de esta generación”
Marcelo Durán
Comunicador, docente universitario
La «pitita» cuajó en estos días postelecciones. Pero se viene gestando desde hace mucho tiempo atrás. Ninguneados, apartados, disminuidos, satirizados.
Son llamados millennials, por su edad, pero también como un adjetivo que los coloca en la frialdad de lo digital, lo hedonista de una selfie o la poca/nula experiencia de la vida. Nunca vivieron una dictadura, ¿por qué ahora hablan de democracia? Nunca escucharon a Los Beatles, ¿por qué su música suena así?
El adultocentrismo de estas críticas ha omitido un detalle muy importante. La edad media en Bolivia es de 23 años. Y eso de que son el futuro del país es mentira. Ya son el presente, en cantidad y ahora en calidad.
Por lo mismo, la «pitita» fue el momento preciso en que la pita pasó de red social en la pantalla a tejido social en las calles. Autoconvocados y con diferentes enfoques, fueron estos jóvenes que trajeron frescura y resignificación a los símbolos patrios. Una bandera en la espalda fue para muchos, una falta de respeto mientras que para ellos, una adhesión patriota, una capa protectora ante los atropellos discursivos.
Al respecto, la pitita se vio fortalecida con el lenguaje nativo digital: videos con dron, relatos en audio vía WhatsApp, muchos memes e ilustraciones para compartir y viralizar. Delia Rodríguez, escribió hace muchos años atrás el libro «Memecracia, los virales que nos gobiernan». En este caso, la pitita cambió el sentido del título a: “memecracia, los virales que cambian gobiernos”.
Personalmente, la pitita me ha tocado de frente y a quemarropa. Dicto clases en pregrado y he visto a mis alumnos organizar y dirigir algunas acciones pacíficas en Cochabamba. No me borro una imagen de la mente. El rector de la UCB hablando a una masiva concurrencia frente a la UTOP pidiendo acciones pacifistas. Quien sostiene el megáfono es un alumno mío. Pienso en lo simbólico del hecho. De quien da la voz a quién. Ahora ellos tienen el megáfono. Con voz y actitud propia.
Cuando hablan de «golpe», pienso que el único golpe que hubo fue el de esta generación que desplazó a la anterior sin miramientos. Ahora les toca liderar desde abajo, desde adentro. Curiosamente, la figura de la pita es una excelente metáfora de red (social/digital), que mientras más puntos tenga, más fuerte será.
PD.- En este video se ve la marcha pacífica de alumnos en la UTOP. En el segundo 30 en adelante, habla el rector, y el chico de polera verde, es precisamente mi alumno ahora.
https://www.facebook.com/watch/?v=493170284633595
El libro de las pititas
El fenómeno de la denominada “Generación Pitita” derivó en múltiples y creativas manifestaciones; una de ellas, un libro titulado “El libro de las pititas”.
Se trata de un libro electrónico que se escribe de manera colectiva en Google Docs y que tiene como slogan: “República de Bolivia, una sola bandera, un solo país”.
Hasta el cierre de esta edición de ECOS, allí se habían incorporado 30 historias que sus autores fueron escribiendo —incluso adjuntando fotos— atraídos por la idea literaria.
“Estudiantes de la UAGRM”, “Carta a los héroes”, “Sexto día de paro”, “Noche de Vigilia”, “Sábado 26 de octubre - Bloqueo de las mil esquinas”, “Líderes y héroes que se hacen”, “Que la pitita jamás se rompa”, son algunos de los títulos que la gente eligió para sus escritos.
Es posible leer los textos y participar de esta iniciativa con aportes propios ingresando al siguiente link: https://docs.google.com/document/d/1USiRtdoFp8E0TlaW-JqeimCwa323Kw_wTFeY7jNg6aM/edit#heading=h.wrca9po4oeko