Chuntunqui, los pasos de la Navidad
El chuntunqui, la versión criolla del villancico que los españoles exportaron de Europa, no falta en la Navidad, y, pese a los cambios políticos e incluso culturales registrados en diferentes épocas de la historia del país, sobrevive y se interpreta para adorar al Niño Dios.
El chuntunqui, la versión criolla del villancico que los españoles exportaron de Europa, no falta en la Navidad, y, pese a los cambios políticos e incluso culturales registrados en diferentes épocas de la historia del país, sobrevive y se interpreta para adorar al Niño Dios.
Esta canción popular religiosa destaca por su danza, en la que participan todos —especialmente niños y jóvenes— con gran entusiasmo al bailarse necesariamente con energía y vigor frente a pesebres armados.
Los bailarines danzan frente al pesebre solos o en pareja. Dan saltos, vueltas, se inclinan y retroceden elevando las rodillas para dar paso a otros integrantes del grupo. Realizan una variedad de zapateo y juego de pies con gran destreza. El momento más esperado es el de los volteos.
De acuerdo con la explicación proporcionada a ECOS por el músico e investigador chuquisaqueño Javier Loayza, cofundador del grupo folclórico Los Runas, inicialmente se debe hablar del villancico, género musical que proviene del catolicismo y que está destinado a diferentes fiestas religiosas de celebración del pueblo, no para las misas.
Villancicos y burgos
El villancico es la música que se tocaba en las villas (a los habitantes de las villas les decían “villanos”, en sentido despectivo) de las provincias. La otra música era la burguesa, porque se tocaba en los burgos (lugares en las ciudades). De ahí proviene la palabra burgués, aclara Loayza.
La fiesta de la Navidad se refiere al nacimiento de Jesucristo y fueron los españoles los que trajeron esa costumbre y tradición europea a este lado del mundo.
La Iglesia católica, en la época de la colonia articuló en el continente americano la cultura europea exportada de los siglos XIV y XV, transmitió todos los conocimientos sobre la fe y la mezcló con la forma de pensar y las tradiciones de los pueblos originarios americanos.
Tres departamentos
El resultado de esa combinación fue una Navidad con sus propias características. En criterio de Loayza, lo más interesante y destacado está en Chuquisaca, Tarija y Beni, donde la influencia del catolicismo en las reducciones jesuíticas fue muy grande. En las móperas (expresión poética) y en los Herodes (danzas).
Como la Real Audiencia de Charcas dependía del Virreinato del Perú, se delegó varias atribuciones a la Audiencia de Charcas (lo que ahora es Bolivia). De esa forma, a través de la Iglesia se propagan la fiesta de la Navidad y otras más.
Por ejemplo, “la Pascua de Resurrección tiene su propia música (las ‘pascuitas’ que se interpretan con charangos). Es típica de los valles de Chuquisaca y del norte de Potosí. La Pascua de Nacimiento o de Navidad también tiene mucha influencia de los chuntunquis, que en Europa y en los países de habla hispana se llaman villancicos”, relata el experto.
La palabra “chuntunqui”
Según Loayza, chuntunqui es una palabra propia de Chuquisaca, pero no se sabe exactamente su significado; se presume que se trata de una onomatopeya.
Loayza explica que dentro del catolicismo hay dos corrientes musicales: la sacra, destinada al culto, se canta dentro de las iglesias. La segunda, cristiana sacra, se canta y se baila fuera de las iglesias. Este es el caso del chuntunqui.
“Es seguro que en aquellos años la Iglesia necesitaba llegar al público con el catecismo, por eso utilizaron el arte, no solo con la música sino también con la vestimenta, los trajes típicos que caracterizan a cada región”, agrega el estudioso.
Lo resume así: “el chuntunqui es la vena popular de la música religiosa”.
De la colonia a la república
Asimismo, Loayza hace referencia a que en la época de la colonia, en la Real Audiencia de Charcas se crearon villancicos famosos, pero que desde el advenimiento de la república, especialmente entre 1825 y 1830, fueron minimizados y hasta destruidos.
“Se perdió gran material. No se conoce mucho, se trató de minimizar todo lo que se hizo durante la colonia. Aunque existen archivos de Juan de Araujo que se escuchan especialmente en el exterior del país”, comenta.
El chuntunqui es una versión criolla del villancico de la antigua Charcas (del núcleo central). “En el lenguaje musical es típica la carencia de tonos, tiene los tonos menor y modo mayor con tres o cuatro tonadas, es bien popular. En cambio el villancico es mucho más elaborado y hasta escenificado”, dice Loayza.
En Chuquisaca
El chuntunqui tiene algunas variaciones según cada municipio de Sucre, Yamparáez, Tarabuco, Zudáñez, Tomina, Padilla, Villa Serrano, Sopachuy, Yotala, Presto, Redención Pampa, Mojocoya, El Villar, Icla, Tarvita, Alcalá y Azurduy.
Los chuntunquis como “Niño Manuelito”, “Estrella de Belén” y “Perka patapi” (arriba de la pared) se interpretan con la armónica (llamada “musiquita” en el pasado), chullu chullus (sonajas), pajaritos y el requeque.
En Potosí
La adoración al Niño Dios, en Potosí, también se realiza en las casas y en las parroquias bailando chuntunquis. Comienza en Nochebuena con pasos muy parecidos a los de Sucre.
Hay dos danzas: el chuntunqui, que se baila con pasos diestros, saltos y volteos, y la “adoración”, que se caracteriza por sus pasos más suaves y “menuditos”, casi raspando los zapatos.
En este departamento, según el periodista, caricaturista y escritor Cristóbal Corso, la música se interpreta con instrumentos ideófonos, pajarillas de agua, chulu chulus que se hacen con tapacoronas, requeques y armónica •
EN CHUQUISACA, POR REGIONES
Chuquisaca Centro
El chuntunqui tiene mucha influencia de Sucre. Se mantiene muy vivo en Villa Serrano, Mojocoya, Zudáñez, Sopachuy y Azurduy.
Chuquisaca Norte
Con sus propias características, está más vinculado con los ritmos de Sucre que con los de Potosí (por su cercanía).
Cintis
Este ritmo musical presenta más conexión con Tarija y con Tupiza (los chicheños).
El Chaco
“Se conoce muy poco. Con seguridad que el chuntunqui fue trabajado por los franciscanos en las reducciones jesuíticas. Hubo un corte terrible de todo lo relacionado con la colonia desde la fundación de la república. Se tiene que investigar qué cosas sobrevivieron”, dice Javier Loayza.
Poroma
Luz Delia López, misionera de María Madre, explica que la noche del 24 de diciembre se arma un pesebre en la iglesia del pueblo de Poroma, a donde acuden los más pequeños para adorar al Niño Dios bailando el chuntunqui.
Esta danza se caracteriza por ser alegre, sencilla, con pasos saltaditos y sin volteos. Después, van en grupo a algunas casas donde también se armaron pesebres para seguir con las adoraciones. Al día siguiente, el 25, se reparten buñuelos a propios y extraños.
Zudáñez
El chuntunqui de este municipio es uno de los más famosos de Chuquisaca. El periodista zudañense Óscar Laguna asegura que este baile se distingue de los demás por ser muy vigoroso y porque cada danzarín tiene sus pasos originales.
“Es saltadito. Los hombres dan volteos. Carece de zapateo y se baila sobre cualquier terreno: puede ser piso de tierra, de piedra o hasta uno de lujo. Otro detalle es que los danzarines nunca le dan la espalda al pesebre, siempre bailan de frente. Forman un callejón humano y el hombre saca a bailar a la mujer: lo hacen uno detrás del otro y luego cada uno en solitario”, explica él.
Tarabuco
El chuntunqui se baila en Tarabuco el 24, 25 y 26 de diciembre. Lo hacen en todas las casas donde se arman pesebres desde el piso hasta el techo. En las calles también bailan comparsas como Los Mosquitos, Los Iracundos, Zafaris y otros. Participan niños desde los cuatro años, informa el presidente del Comité Cívico, Pedro Antezana.
Padilla
En Padilla, según el periodista Reynaldo Zelaya, el mayor atractivo y diversión de la Navidad está en las comunidades, adonde la gente que migró a otras latitudes del país y fuera de él retorna para pasar las fiestas de fin de año. El chuntunqui es otro fuerte de la fiesta religiosa dedicada al nacimiento del Niño Redentor.
En las comunidades, tanto hombres como mujeres se caracterizan por la hospitalidad que brindan a los visitantes y la gastronomía típica del lugar.
Monteagudo
La exconcejala de Sucre Arminda Herrera relata a ECOS que en Monteagudo se acostumbra armar en Nochebuena un pesebre comunal en la calle Bolívar, adonde van los niños para bailar los chuntunquis y luego visitan las casas más conocidas. Allí también adoran a los Niñitos y, luego, se les invita chocolate caliente con buñuelos.
Macharetí
En este municipio el espíritu de la Navidad es la unión de la familia. El alcalde Eduviges Chambaye cuenta que llega gente de diferentes puntos del país para reunirse con sus familias y pasar momentos de sano esparcimiento.
En Nochebuena participan de la misa de gallo y después visitan a los parientes. Beben muy poco, comen lechón al horno, pato o pavo criollo al horno. No bailan chuntunquis. “En Macharetí la gente es guaraní y criolla mestiza; también vive mucha gente de Mojocoya, que está adquiriendo la cultura del Chaco”, manifiesta la autoridad.