Cómo salvar a los medios y la democracia
Una investigación sobre comunicación y política: mayor igualdad de representación.
Julia Cagé propone en "Sauver les médias" (Salvar a los medios de comunicación"), libro traducido a diez idiomas, un modelo de organización de medios sin fines de lucro, que combina las ventajas de una fundación y una gobernanza de periodistas y lectores.
Se anima a hablar de las “fake news” y dice que los ataques de Donald Trump a los medios son malos para la democracia. “Está dañando la relación de confianza entre la prensa y una importante porción del pueblo estadounidense”. Lo que, según explica, traerá efectos negativos, posiblemente, prolongados.
Julia Cagé (Moselle, Francia) es profesora de Economía en el Instituto de Estudios Políticos de París (Universidad Sciences Po), tiene un doctorado en Harvard y es miembro, tanto del Centre for Economic Policy Research (CEPR), como del Consejo de Administración de la Agencia France Presse (AFP).
Su recorrido por tales disciplinas la inspiraron a escribir, en 2015, “Sauver les médias”, un libro que fue traducido a diez idiomas. Allí, tal como indica el título, analiza la situación de la prensa en cuanto a sus modelos de negocio e intenta buscar soluciones para paliar la crisis de las compañías mediáticas.
Posible solución
Como novedad, Cagé propone un modelo al que llama “non-profit media organization” (NMO) que, según explica en una entrevista con Efe, combina las ventajas de una fundación —por ejemplo, no tiene fines de lucro y no puede ser vendida— con una gobernanza democrática que involucra tanto a los periodistas como a los lectores.
La autora alega que “ha sido un error ofrecer contenido gratuito y apostar por monetizar el contenido únicamente a través de los ingresos por publicidad”.
Todo esto, en su opinión, ha llevado a una crisis en la que los medios de comunicación no encuentran forma de mantener sus cuentas en positivo, ya que arrastran un antiguo modelo en el que los anunciantes pagaban fortunas por tener una página en el papel, lo que generaba unos altos ingresos.
Pero la venta de los periódicos físicos ha bajado significativamente —del periodo 2016/2017 al periodo 2017/2018, los ingresos por circulación globales se han reducido en 78,8 miles de millones de dólares, un 4,8% menos, según el World Press Trends de WAN-IFRA— por el auge de internet.
Y el espacio publicitario en un sitio “online”, de momento, no tiene el mismo costo que tenía en una página de papel.
Por ende, cada vez más, los medios apuestan por generar suscripciones de pago en sus versiones digitales aunque muy pocos han sido, hasta ahora, exitosos en el intento.
Algunos ejemplos que menciona Cagé son los diarios estadounidenses The New York Times y The Washington Post.
Los lectores, el salvavidas
“Soy optimista y, en mi visión, al final del día, habrá suficientes personas dispuestas a pagar por noticias. Así, los medios tendrán los ingresos necesarios como para generar información de alta calidad”, dice la economista.
Pero para convencer a los lectores de pagar, Cagé sostiene que los medios, primero, tienen que producir “información con valor agregado y, segundo, reconstruir la confianza”.
Por eso propone el modelo de NMO. Desde que escribió el libro hasta la actualidad, diversas organizaciones de medios francesas la contactaron para solicitar su asesoramiento.
Por ejemplo, Disclose, que fue creado con un modelo legal y de gobernanza muy parecido a la NMO que propone; Mediapart, que se convirtió en fundación en 2019; y Le Monde, que anunció que piensa mutar a un estatus de fundación.
Cagé sostiene que, por ley, los estados deberían, en primer lugar, encargarse de financiar los medios públicos y, además, subsidiar a los privados.
“Los medios están produciendo un bien público: la información. Y este bien público no puede ser producido únicamente por el mercado”, justifica.
Cuenta que, recientemente, ha propuesto, junto con un grupo de investigadores, un nuevo modelo de subsidio, los “media vouchers”, en el que cada año los ciudadanos recibirían una especie de bono que podrían colocar en un medio de su elección.
“Esto habilitaría la financiación pública sin la intervención de los gobiernos. ¡Creo que este es el camino!”, continúa.
Se anima a hablar de las “fake news” y dice que los ataques de Donald Trump a los medios son malos para la democracia. “Está dañando la relación de confianza entre la prensa y una importante porción del pueblo estadounidense”. Lo que, según explica, traerá efectos negativos, posiblemente, prolongados.
También menciona el caso de Brasil, con Jair Bolsonaro y sus constantes atentados contra las noticias.
El precio de la democracia
La investigación más reciente de Julia Cagé partió de la hipótesis de que la crisis de representación observada en una gran cantidad de democracias está vinculada con la forma de financiación del “juego político” —los partidos y las campañas— y, en particular, con el creciente peso del dinero privado que se entromete en la política.
“La democracia se trata más y más acerca de ‘un dólar, un voto’, cuando debería tratarse de ‘una persona, un voto’, lo que explica por qué una creciente cantidad de ciudadanos elige apoyar a los partidos populistas”, traduce la profesora de Sciences Po sobre su libro “El precio de la democracia” (2018).
Advierte además que, mientras que los países europeos consideren que Estados Unidos es “el contraejemplo y que el dinero de la política en Europa es mejor regulado pero no hagan nada al respecto, la situación podría tornarse tan mala como en EEUU”.
La investigación
En el libro, la autora investigó las democracias en variados países occidentales como EEUU, Canadá, España, Francia, Alemania, Italia y el Reino Unido.
“También hablo un poco sobre Brasil y la India, pero no lo suficiente. Eso quedará para mi próxima investigación”, promete.
Según pudo comprobar, “cuanto más invierte un candidato en su campaña electoral, más probabilidades tiene de ganar las elecciones”, lo que suele darse en mayor medida en partidos de derecha, los que reciben mayores donaciones, tanto privadas como de corporaciones y personas adineradas.
“Al final, estos sectores son los que mayor representación logran en las democracias”, indica la experta.
Para acabar con esto, Cagé propone dos propuestas principales: Primero, “prohibir las donaciones por encima de los 200 dólares” y segundo, “introducir una nueva forma de financiamiento público de los partidos políticos”. Lo que ella llama «democratic equality vouchers» (DEV), es decir, bonos de igualdad democrática.
“Cada año, a través de la declaración de impuestos —preservando el anonimato con el uso del blockchain—, cada ciudadano destinará su DEV a un partido político de su elección”, explica.
Así, la fórmula resultaría: una persona es igual a la misma cantidad de financiamiento público, lo que se traduce en un voto •