Nobleza de carne y hueso

Aunque puede resultar una ilusión hablar de los títulos de nobleza vinculados con Potosí en pleno siglo XX.

Palacio de los marqueses de Santa María de Otavi, Potosí.

Palacio de los marqueses de Santa María de Otavi, Potosí. Foto: Foto: Glenn Murray

El V Conde de Casa Real de Moneda, don Carlos Miranda y Elío, presenta cartas credenciales de Embajador de España a la reina Isabel II de Gran Bretaña.

El V Conde de Casa Real de Moneda, don Carlos Miranda y Elío, presenta cartas credenciales de Embajador de España a la reina Isabel II de Gran Bretaña.

El hijo del IX Marqués de Casa Palacio, don Carlos de Palacio y Oriol, presidente de la ferroviaria Talgo S.A.

El hijo del IX Marqués de Casa Palacio, don Carlos de Palacio y Oriol, presidente de la ferroviaria Talgo S.A. Foto: Foto: El Mundo (España)


    Daniel Bernardo Oropeza Alba
    Ecos / 09/01/2020 15:06

    Aunque puede resultar una ilusión hablar de los títulos de nobleza vinculados con Potosí en pleno siglo XXI, pese a que estamos acostumbrados a escuchar leyendas y crónicas de grandes señores titulados en diferentes sitios históricos, podemos afirmar que actualmente estos condes y marqueses no están confinados únicamente a libros de crónicas, sino que, por lo contrario, son de carne y hueso y continúan haciendo historia.

    Condado de Casa de Moneda

    Este título de Castilla fue creado por el rey Fernando VI de España en 1753 y su primer titular fue nada menos que don Juan José Carlos de Lizarazu Beaumont Navarra y Centeno, tesorero y blanquecedor propietario de la Casa Real de Moneda de Potosí, regidor perpetuo del Ilustre Cabildo y alcalde ordinario, gobernador de Armas de la Milicia de la Villa Imperial de Potosí, señor del Palacio de Jaurrieta en el reino de Navarra, maestro mayor y tesorero de la Casa de Moneda de Navarra, corregidor y justicia mayor de la Provincia de Aymaraes (actual departamento de Apurimac en el Perú). La inmensa fortuna de los Lizarazu fue forjada en sus minas de plata en el Cerro Rico e ingenios de la Rivera de la Veracruz, además de sus réditos en los oficios de Casa de Moneda a los que estuvieron vinculados desde mediados del siglo XVII y sus haciendas agrícolas en el Cuzco, Potosí y Chuquisaca.

    En 1783 heredó el título y todas las propiedades vinculadas a este mayorazgo su hijo don Felipe Bartolomé de Lizarazu Beaumont Navarra y López Lisperguer, segundo y último conde de Casa Real de Moneda, a cuyo fallecimiento en 1818, el título quedó legalmente vacante sin que ningún heredero invoque la sucesión a su favor.

    Cien años después del fallecimiento del segundo conde, el rey Alfonso XIII de España rehabilitó el título de Conde de Casa Real de Moneda a favor del comandante de Artillería de origen pamplonico Lucio Elío y Coig, quien expresó ante el Ministerio de Justicia de España que el cuarto abuelo del primer conde es a su vez su undécimo abuelo, por tanto un Real Decreto de 13 de diciembre de 1918 lo nombró tercer Conde de Casa Real de Moneda. Cabe recordar que Jorge Ortiz Linares (hijo político del Rey del Estaño Simón I. Patiño) impugnó esta resolución invocando mejor derecho al título en fecha 8 de noviembre de 1956, expresando ser tataranieto del primer conde, no obstante su pretensión no prosperó.

    El actual Conde de Casa Real de Moneda es el conspicuo diplomático español don Carlos Miranda y Elío, quien por línea paterna heredó el condado de Casa Miranda y por línea materna el tan celebrado condado de Casa Real de Moneda. De formación jurista, es tan laureado como sus antepasados tesoreros de la ceca potosina; en su haber podemos citar que fue embajador del Reino de España ante el Reino Unido de Gran Bretaña, embajador y representante permanente de España en el Consejo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), ocupó la Subdirección General de Naciones Unidas en la Dirección General de Organizaciones y Conferencias Internacionales. Actualmente retirado del servicio exterior es columnista en importantes revistas de política internacional.

    Marquesado de Casa Palacio

    Este título de Castilla fue creado por el rey Fernando VI de España en 1750. Su primer titular fue don José Palacio del Castillo, contador y factor propietario de las Cajas Reales de la Villa Imperial de Potosí, regidor perpetuo de su Ilustre Cabildo y Alcalde Ordinario, dueño de minas en el Cerro Rico y del famoso ingenio Laguacayo en la rivera de la Veracruz, que fueron la principal fuente de su fortuna. Cuatro sucesores legítimos avecindados en Potosí, Sucre y La Paz ostentaron legalmente este título hasta su vacancia declarada por la reina Isabel II de España a mediados del siglo XIX.

    Rehabilitado por el rey Alfonso XIII de España en 1923 a favor de don José María de Palacio y de Palacio, marqués consorte de Villareal de Álava, quien desde entonces fue reconocido como sexto marqués de Casa Palacio. Actualmente ostenta el título don Luis María de Palacio y Oriol, décimo marqués de Casa Palacio. Si el primero de los marqueses manejó la economía de virreinal desde la Cajas Reales de Potosí, el actual marqués es nieto nada menos que del famosísimo empresario español José Luis Oriol, fundador de la millonaria empresa ferroviaria Talgo S.A. fabricante del “AVE”, el veloz tren que revolucionó el transporte masivo de personas en España, actualmente presidida por su hermano menor Carlos de Palacio y Oriol. Su familia ocupa el puesto 127 de las familias más ricas de España, con un patrimonio neto de 380 millones de euros y entre sus primos figuran la exministra de Relaciones Exteriores de España Ana Palacio.

    Marquesado de Santa María de Otavi

    Este título de Castilla fue creado por el rey Fernando VI de España en 1744. Su primer titular fue el maestre de Campo Juan de Satelices y Castañedo, regidor perpetuo del Ilustre Cabildo y alcalde ordinario de la Villa Imperial, mercader de pastas en Casa Real de Moneda, dueño de minas en el Cerro Rico, ingenios y haciendas agrícolas como las de Santa María de Otavi y Cayara. Tras su fallecimiento sin descendencia directa, heredaron el título vinculado a un mayorazgo bastante nutrido tres generaciones más, todos en Potosí, siendo doña Ildefonsa de Otondo y Escurrechea (hija de la tercera marquesa consorte doña Josefa de Escurrucha y Ondarza, a quien se le reputa la receta más antigua conocida de la empanada “salteña”) la cuarta y última titular del marquesado de Santa María de Otavi, la misma que facilitó los diamantes para la medalla del libertador Bolívar, actual símbolo de mando presidencial. Tras su fallecimiento, el título quedó legalmente vacante.

    Sorprendentemente existe una quinta marquesa de Santa María de Otavi llamada Erika Elsa de Aparicio y Pacheco, quien rehabilitó a su favor el título en 1995, impetrando ser descendiente en línea directa de la última marquesa, por la tercera hija habida en su matrimonio llamada Josefa Trigosa de Otondo y Escurruchea. Sin embargo, el erudito genealogista Javier Gómez de Olea y Bustinza publicó la genealogía de esta familia expresando la incomprensible vinculación entre la actual titular con los marqueses de Santa María de Otavi, pues según sus investigaciones y las fuentes documentales se concluye que Josefa (la causa de su pretendido derecho) murió sin descendencia, como su propia madre la cuarta marquesa declararía en su testamentaria “que su hija Josefa murió en su infancia”. Por ello la rehabilitación de este título está empañada por la polémica; no obstante, el derecho nobiliario admite oposición de quien se sienta con mejor derecho •

    * Dedicado a don Carlos Bacalao – Fleury.

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