Del alcoholismo a la violencia

El consumo de bebidas alcohólicas en exceso es una de las causas para la comisión de varios delitos.

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Del alcoholismo a la violencia Foto: Internet

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Del alcoholismo a la violencia


    Evelyn Campos López ECOS
    Ecos / 28/01/2020 02:34

    El consumo de bebidas alcohólicas en exceso es una de las causas para la comisión de varios delitos.

    La ingesta descontrolada de alcohol termina en peleas, violencia intrafamiliar, violencia de género, violencia psicológica, violencia sexual, violencia económica, abuso sexual, violación, feminicidios, infanticidios y asesinatos.

    Asimismo, la mayor parte de los accidentes de tránsito ocurren porque los conductores o peatones estaban bajo los efectos de bebidas alcohólicas.

    Por ejemplo, de acuerdo con los datos proporcionados por el director de Tránsito de Potosí, Bernardo Isnado, en 2019 se registraron en ese departamento 57 accidentes de tránsito provocados en estado de embriaguez: atropellos, caídas, choques, colisiones, conducción peligrosa, embarrancamiento, encunetamiento, vuelcos y otros hechos.

    En 2020 se anotaron hasta el cierre de esta revista, miércoles 21 de enero, cinco casos.

    Del mismo modo, en 2019 la Unidad Operativa de Tránsito de Sucre registró en el departamento 187 accidentes en estado de embriaguez. Mientras que en lo que va del 2020 ya ocurrieron 11.

    También se comprobó que el consumo de alcohol se incrementa durante las fechas festivas como Año Nuevo, carnavales, Todos los Santos y fiestas en honor de vírgenes y santos.

    Para el psicólogo Juan Paniagua, que trata problemáticas juveniles, el consumo de alcohol en nuestro país es excesivo porque las leyes que tocan ese tema son flexibles.

    Dice que son muchos los factores que provocan el consumo del alcohol, como la predisposición genética que se hereda de los padres, el ambiente donde el consumo de alcohol es habitual, los comerciales que se pasan por televisión, radio, redes sociales y ciertas canciones con letra alusiva al consumo y otros.

    Otro factor que influye para esa situación, es el fácil acceso para la compra de bebidas alcohólicas en nuestro país. “Uno lo pude hacer en cualquier tienda de barrio y a precios muy económicos”, alerta.

    Este experto sugiere la implementación de campañas de concienciación y educación que informen especialmente a los niños y adolescentes sobre los riesgos y las consecuencias que conlleva el consumo de bebidas alcohólicas.

    Informes y estudios

    De acuerdo con el Informe Sobre Consumo de Drogas en Las Américas 2019, presentado por la Organización de Estados Americanos, Comisión Interamericana Para el Control del Abuso de Drogas (OEA Sicad), la prevalencia de consumo de alcohol en la población adolescente entre 12 y 17 años de edad en Bolivia alcanza al 10%, entre 16 y 34 años supera el 40%, y en adultos llega al 26%.

    Otro estudio preliminar realizado por una universidad y avalado por el Ministerio de Salud, publicado en 2018, indica que a nivel nacional las ciudades de La Paz, Sucre y Tarija son donde más se consumen bebidas alcohólicas.

    Una investigación realizada en 2015 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), sostiene que Bolivia es el país que consume menos alcohol puro, por ejemplo whisky, ron o vodka. Es decir, la gente ingiere alcohol de muy baja calidad.

    Frente a estos datos, por demás preocupantes, la pregunta es: ¿Por qué el consumo de alcohol se encuentra tan difundido en nuestra sociedad?

    Enfermedad crónica

    Franz Reynaldo Loayza, psicólogo Infanto Juvenil, especialista en inteligencia emocional y presidente del Colegio Departamental de Psicólogos Potosí, explica que el alcoholismo es una enfermedad crónica caracterizada por la ingesta descontrolada de alcohol y por su consumo con dependencia física y conductual.

    Explica que la diferencia entre la enfermedad y el consumo cultural está que en la enfermedad la ingesta es habitual y está acompañada por una fuerte dependencia del alcohol. En cambio el consumo cultural es transitorio y ocasional. Por ejemplo, puede darse en una actividad social.

    Loayza dice que para comprender el consumo del alcohol en nuestra sociedad hay que tomar en cuenta dos factores fundamentales: con la ingesta se pretende superar ciertos estados de ánimo personales y la intención de conseguir la aceptación o el sentido de pertenencia a un grupo de iguales.

    Ese es el principal motivo por el cual los adolescentes (el primer contacto con las bebidas) entran en la cultura recreativa vinculada al alcohol; ese comportamiento también sucede con los adultos.

    “Queremos compartir momentos distendidos donde nos sintamos liberados y desinhibidos, principalmente los introvertidos. Las sustancias etílicas están al alcance de cualquiera y se muestran eficaces para lograr un estado de relajación y extroversión”, comenta Loayza.

    Pero el consumo de alcohol también se realiza con la intención de sentir sus efectos sedativos. Para “olvidarse de la dura realidad”, liberarse de los malestares y tensiones que se experimentan en la vida cotidiana. En suma, para sentirse más capaces de sobrellevar las circunstancias complejas y exigentes por las que se atraviesa.

    En ambos casos, para justificar el consumo de alcohol, están de por medio los autoengaños, externos o internos, que trascienden del modo de ser de cada uno aprendido y sobre todo adquirido.

    Según la psicología, los autoengaños surgen cuando un adulto justifica la ingesta de alcohol ante un niño. Se dice que ese momento es crucial porque el menor asume que cuando sea mayor también adquirirá ese derecho.

    “Nuestro aparato psíquico genera esos autoengaños afirmando por ejemplo, ‘solo tomaré una copa para brindar’, ‘es normal tomar en fiestas y acontecimientos’, ‘porque estoy feliz’, ‘porque estoy triste’, ‘solo cuando quiero consumo y cuando quiero no consumo’, ‘no soy alcohólico, de vez en cuando no más’, ‘ahora que soy mayor puedo tomar’, ‘es para olvidar las penas’, etc…”, ejemplifica el experto.

    Darle ese valor erróneo al consumo se convierte en parte de nuestra cultura y la ingesta de alcohol se normaliza en la sociedad, expresa Loayza.

    Riesgos para la salud

    Como cualquier adicción, el consumo de bebidas espirituosas disminuye la calidad de vida del consumidor y si el uso es prolongado reduce la esperanza de vida.

    Sin embargo, como el alcohol es una droga legal se asume que es menos dañina que las ilegales. De esta manera se vive en una sociedad que “promueve inconscientemente la cultura del alcohol” relacionándolo con el tiempo de ocio.

    Loayza aclara que la euforia o la excitación que se siente al beber alcohol en un primer momento, confunden, hace que muchos piensen que es un estimulante cerebral, pero no lo es. En realidad se trata de un depresor, una sustancia sedativa.

    Sí, es un estimulador de la conducta desinhibida, pero en esencia es un potente sedante. Al final del proceso de intoxicación etílica, el sistema nervioso central (SNC) se siente anestesiado y ayuda a mitigar la ansiedad o la excitabilidad del consumidor.

    En este sentido, varios estudios revelan la vinculación que hay entre el consumo nocivo y prolongado de alcohol y determinados trastornos psicológicos que son recursivos y se influyen unos a otros. Entre ellos se pueden destacar: cuadros depresivos, distorsión de la realidad e inmadurez emocional.

    Diálogo sobre al alcohol

    Loayza piensa que para muchos padres no es fácil tocar el tema del alcohol porque al comienzo de la adolescencia los chicos tratan de evitar ese tema; los mismos progenitores pueden sentirse inseguros sobre cómo proceder.

    El psicólogo aconseja tener una comunicación abierta con los niños y adolescentes, dando un buen testimonio de vida frente al consumo de alcohol, a través del ejemplo. Eso les permitirá tomar decisiones saludables.

    Sugiere tener una charla productiva con los hijos, para ello hay que pensar qué tema se puede conversar con ellos. Es importante imaginar previamente cómo podrían reaccionar y responder a ciertas preguntas. Hay que buscar un momento “de inactividad” y relajación para hablar con ellos.

    “Recuerda que no necesitas hablar de todos los temas en una sola vez. Es probable que consigas mejores resultados si tienes varias charlas con tu hijo a lo largo de su adolescencia. Considera esa primera charla como el primer paso para una larga conversación”, aconseja el profesional •

    6 formas de decir NO a un trago

    En algún momento le ofrecerán alcohol a tu hijo. Muchos adolescentes dicen que para evitar un trago prefieren usar frases cortas y rápidas, sin hacer una gran escena.

    Quizá funcione mejor que tu vástago sea el que escoja las respuestas para rechazar los ofrecimientos de bebidas así se sentirá cómodo al decirlas. Por ejemplo:

    No gracias.

    No tengo ganas, ¿tienes una gaseosa?

    No acostumbro a beber.

    ¿A mí me hablas? Olvídalo.

    ¿Por qué sigues insistiendo, si te dije no gracias?

    Retirarse.

    FUENTE: Psicólogo Franz Reynaldo Loayza

    Accidentes en Bolivia 2019

    Hechos de tránsito en el país 9.135

    Santa Cruz 4.252

    La Paz 2.016

    Cochabamba 1.862

    Resto del país 1.005

    Personas accidentadas 14.708

    Accidentados por día 44

    FUENTE: Autoridad de Fiscalización y Control de Pensiones y Seguros (APS).

    Pagos del SOAT 2019

    Gastos médicos para los heridos Bs 10,2 millones

    En indemnizaciones por fallecimientos Bs 2,4 millones.

    Por incapacidad más de Bs 372 mil.

    FUENTE: Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT).

     

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