Infanticidios: Ensayo de probables causas de un drama demoledor

En casos que asombran por su crueldad, 66 niños fueron víctimas de infanticidio en 2019 y en lo que va de este año ya son diez asesinatos, aunque según estándares internacionales a esas cifras hay que aumentarles un cero.

Infanticidios: Ensayo de probables causas de un drama demoledor

Infanticidios: Ensayo de probables causas de un drama demoledor Foto: Internet

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    Evelyn Campos López ECOS
    Ecos / 03/02/2020 00:57

    En casos que asombran por su crueldad, 66 niños fueron víctimas de infanticidio en 2019 y en lo que va de este año ya son diez asesinatos, aunque según estándares internacionales a esas cifras hay que aumentarles un cero. O sea, si ocurrieron 66 infanticidios, en realidad fueron 660. Activistas lamentan que en el país no se priorice la investigación de muertes de niños.

    El incremento de infanticidios en el territorio nacional causa alarma y preocupación en la sociedad. Cada hecho sobresale por la crueldad con que fueron asesinados niños y bebés.

    Según el diccionario de la Real Academia Española, el infanticidio es la muerte violenta que se da a algún niño o infante. Mientras que el filicidio es la muerte violenta que un padre o una madre da a su propio hijo o hija. Es importante conocer la diferencia que hay entre estos dos conceptos.

    De acuerdo con las investigaciones, estos crímenes contra bebés, niños y niñas existen desde el principio de la historia misma del ser humano. Ocurren en todo el mundo; por ejemplo, a finales de agosto de 2019 arqueólogos descubrieron en Perú los restos de 250 niños sacrificados de 4 a 12 años de edad por la civilización Chimú entre los siglos XIII y XV.

    Los investigadores explicaron que esos niños fueron inmolados a los dioses Chimú, en un intento por poner fin a los desastres naturales relacionados con el fenómeno de El Niño.

    “Crímenes perfectos”

    La comunicadora social y activista en contra del maltrato infantil, Melisa Ibarra, que también se define como niñista, feminista y animalista, explica a ECOS que los infanticidios no son aislados, responden a un fenómeno social y son muy difíciles de detectar.

    “El infanticidio es el crimen perfecto, masivo, silencioso e impune, porque un pequeñito no tiene la posibilidad de defenderse y liberarse de la fuerza física de un adulto. ¡Es imposible! No puede forcejear con un mayor que irónicamente y por lo general es su propia madre. Ocurre aquí y en todo el mundo”, expresa.

    A esto se suma el hecho de que un bebé asesinado, por su tamaño es fácil de transportar. Él o la agresora puede meter el cuerpo en una mochila, un saquillo o una bolsa negra. Lo traslada en la madrugada lejos de donde vive y se deshace del cadáver botándolo en algún basural, detalla Ibarra.

    También los asfixian tapándoles la nariz o la boca durante unos minutos o cuando son amamantados o toman leche de un biberón.

    Los asesinos acuden a los hospitales diciendo que los bebés dejaron de respirar de un momento a otro y como no se hace una buena investigación sobre esa muerte el hecho pasa al olvido, asegura la activista que investiga este tipo de crímenes. 

    En otros casos después de matarlos los entierran en lugares alejados y posteriormente indican que el bebé o el niño ha sido secuestrado en algún lugar… sientan la denuncia en la Policía, proporcionan una foto y nunca más lo buscan.

    De acuerdo con los datos publicados por diferentes medios de comunicación bolivianos, las víctimas más vulnerables de sufrir infanticidio están entre recién nacidos hasta los tres años.

    Una o dos cifras más

    Ibarra sostiene que en el mundo no existen investigaciones profundas sobre el infanticidio. Entre los que más trataron ese tema están el psiquiatra argentino Arnaldo Rascovsky y el pensador social estadounidense Lloyd deMause.  

    La estudiosa de este tema en Bolivia afirma que de acuerdo con el estándar internacional, a cada cifra de infanticidio hay que aumentarle un cero. O sea, los 66 casos ocurridos en Bolivia el año pasado serían en realidad 660. “Del 100% de esos infanticidios el 98% son filicidios porque son ejecutados por progenitores, padrastros o madrastras”, aclara.

    En Rusia, un país de primer mundo con una buena economía, los expertos calculan que por cada crimen contra un niño hay ocho más que no se conocen. Allí esos delitos generalmente ocurren por problemas mentales.

    Asimismo, en México se dice que por cada niño maltratado que llega a un centro de salud a punto de morir, hay 99 más que no se conocen. “Allí la tasa de criminalidad es muy parecida a la de Bolivia”, sostiene Ibarra •

    Investigación, una prioridad

    La abogada Jessica Echeverría, activista por los derechos de los más indefensos y directora Nacional de la Red Ciudadana Contra el Infanticidio y el Abuso Sexual Infantil, considera que en el ámbito jurídico boliviano todavía hay mucho desconocimiento sobre el infanticidio, no se profundiza ni se visibiliza este delito.

    Según Echeverría, el infanticidio es el último eslabón de una cadena de maltratos que sufren los niños. “Llama la atención la indiferencia que hay frente a estos casos, no se hace el mismo seguimiento que por ejemplo se hace con los feminicidios. Hay distintos colectivos de mujeres que siempre están vigilantes, eso es bueno, pero sobre los infanticidios no pasan de cinco las personas que se pronuncian al respecto”, comenta.

    Dice que es preocupante que hasta ahora no se dé prioridad a la investigación de los infanticidios. Es fácil creer que en el campo niños pequeños sufrieron muertes naturales, cuando en realidad fueron provocadas, expresa.

    El Ministerio de Gobierno y de Justicia debería brindar a los abogados la oportunidad de investigar los 66 infanticidios ocurridos en 2019 y los diez de 2020, para saber cómo pasó cada caso, en qué etapa se encuentran y cuántos tienen sentencia.

    “Nosotros a través de CORREO DEL SUR solicitamos al ministro de Justica, Álvaro Coimbra, y al ministro de Gobierno, Arturo Murillo, que nos den la posibilidad de hacer seguimiento de los casos en los distintos tribunales de justicia y penales”, demanda.

    Así, conociendo cada caso se podrá identificar qué ocasionó cada muerte y se realizará un diagnóstico para trabajar en la prevención.

    También es importante mejorar la atención en las Defensorías de la Niñez y Adolescencia, no hay suficiente personal calificado por la falta de contratos, indica. 

    “Hay mucho abandono y maltrato infantil. Los niños son seres puros e inocentes y su cuidado debería ser primordial para la sociedad y el Estado. Los infanticidios aumentan”, concluye Echeverría.

    Infanticidio: ¿Por qué ocurre?

    Odio. Así como matan a las mujeres por considerarlas seres inferiores, lo mismo pasa con los infantes. Los padres se sienten superiores a ellos, los cosifican y piensan que no valen nada y pueden hacer lo que quieran con ellos.

    Adultismo. Es un sistema invisible, no estudiado en el mundo. Los adultos sienten que tienen superioridad sobre los bebés, niños, niñas, adolescentes y ancianos. Ejercen abuso de poder sobre ellos solo porque tienen menos años de vida o porque son más débiles. No hay una relación de poder sana entre padres e hijos.

    Machismo. Es una ideología que engloba el conjunto de actitudes, conductas, prácticas sociales y creencias destinadas a promover la superioridad del hombre por sobre la mujer. También somete a los niños y mata.

    Mitos costumbres y leyendas. En la página 251 del estudio “Rompiendo silencios: una aproximación a la violencia sexual y al maltrato infantil en Bolivia”, apoyado por la Coordinadora de la Mujer, el Defensor del Pueblo, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la Embajada Real de Dinamarca y la Unión Europea, publicado en 2005, detalla que “las víctimas (niñas) son tratadas como una maldición dentro de la comunidad, [se dice] que por su culpa no va a haber buena cosecha, hay heladas, hay sequías... Es la niña quien tiene la culpa por haber provocado la situación o finalmente por avisar.

    Había una niña varias veces abusada por el padre, al estar en una situación tan conflictiva ella fue andando de casa en casa por toda la comunidad [...] fue [considerada como] directa responsable por las heladas y las sequías... La quisieron linchar y echar de la comunidad. [Al final] intervino la Defensoría y la niña ahora está internada en un hogar”.

    Sacrificio de niños a deidades o fuerzas naturales. Se ha practicado en todos los continentes y por gente de todos los niveles de complejidad cultural. Desde los cazadores nómadas hasta nuestros propios ancestros. En Bolivia se los ofrenda vivos para la mina, la tierra, el contrabando y otros fines.

    Patriarcalismo. Responde a un fenómeno mundial y puede causar infanticidio. Ocurre sobre todo en China, India y varios países latinoamericanos donde la valoración de lo femenino está por debajo de lo masculino, entonces hay mucho infanticidio femenino.

    En el campo creen que las niñas son más débiles y tienen poca fuerza de trabajo, por eso las matan. Necesitan una sola mujer para que cumpla con las labores del hogar, pero requieren de ocho o diez hombres para que trabajen la tierra.

    Es una de las causas por las que la ONU declaró en 2011 el Día Internacional de la Niña, se celebra cada 11 de octubre.

    Romanticismo detrás de la paternidad y maternidad. En la sociedad se cree que todos podemos ser padres o madres. Por una tradición que data desde hace siglos se cría a las niñas para que sean madres regalándoles muñecas, planchas, cocinas y otros. No se las prepara para que estudien, sean exitosas, tengan maestrías o viajen por el mundo.

    En cambio a los hombres, desde temprano se les da por ejemplo balones, con el fin de que sean competitivos, armas de juguete que inconscientemente los mueve a ser agresivos. Se los forma como sujetos que deben estar a cargo de la economía del hogar.

    La mujer o el hombre que llega a los 30 años está muy valorizado para casarse y tener prole. Las féminas que están entre los 30 y 35 son afligidas con el falso criterio de que “deben casarse o se pasarán…”.

    También se mortifica a los hombres que no se casan. Se los acusa de ser homosexuales a través del dicho “soltero maduro, maricón seguro” o al preguntar “¿Se quedarán solos? ¿Quién los cuidará?”.

    ¿Acaso se tiene que tener hijos por una cuestión de soledad o de cuidado? ¿No debe ser por un plan de amor, sino de egoísmo? cuestiona Ibarra.

    “En teoría todos pueden ser padres o madres, pero en verdad hay algunas personas que no soportan a los bebés o niños, peor si son varios. Pero hay otros que sí tienen bien desarrollado el instinto materno o paterno y pueden cumplir muy bien con ese rol”, sostiene la experta.

    Sugiere que se debería ayudar a las personas desde pequeñas a identificar si pueden ser o no padres con prácticas y simulacros en la escuela y en el colegio, sobre los roles que deben cumplir los padres y las madres.

    “Deben aprender cómo se consigue el dinero, cómo se lidia con las enfermedades o el llanto de un bebé. Deberían hacerles escuchar durante cinco minutos el llanto de un bebé. Aunque parezca increíble hay gente que no lo soporta. Los hechos demuestran que esas situaciones pueden llegar a tal extremo, que incluso son capaces de matar con tal de ya no escucharlos llorar”, afirma Ibarra.

    Dice que es muy legítimo decidir si se quiere o no ser padre. Lo que no es legítimo es matar o abandonar a los niños.

    Por discapacidad. Por ejemplo, se dice que una embarazada no tiene que acercarse a un chullpar (antigua torre funeraria) porque su hijo podría nacer con algún defecto. Es falso.

    Una investigación realizada en algunas comunidades próximas al lago Titicaca en 2013 revela que algunas familias matan a recién nacidos con discapacidad  física, con el argumento de que son un castigo de la Pachamama o signo de mal augurio.

    Machismo en el campo. Los hombres no permiten que sus mujeres usen métodos anticonceptivos para no embarazarse. Por esa causa las madres pueden llegar a tener 9, 10, 11 hijos… situación que alguna de ellas ya no puede soportar y puede matar a sus retoños.

    La extrema pobreza, embarazos no deseados, abandono de un padre, depresión posparto, psicopatía por depresiones químicas, bipolaridad, estados de esquizofrenia, son otras causas.

    En los países industrializados y desarrollados la mayoría de los infanticidios se deben a embarazos no deseados, embarazos adolescentes o depresión posparto.

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