¿Un cafecito?, ¿una infusión?

Invitación especial a una tetería única, en la pluma de la escritora boliviano-estadounidense de la novela “Objetos”, Chellis Glendinning

¿Un cafecito?, ¿una infusión? ¿Un cafecito?, ¿una infusión? Foto: Carlos Rodríguez ECOS

Chellis Glendinning
Ecos / 27/02/2020 01:03

En medio de las sucursales de restaurantes estampadas que están echando raíces en el capital, ha brotado una única y de cosecha propia. Este tesoro de una tetería/café es “EmbrujaTé” y está ubicado en la calle Argentina 31, entre Estudiantes y Olañeta. Mi atracción fue inmediata… por la escoba colgando en la puerta.

La carta de este lugar ofrece infusiones de hierbas albergando propiedades curativas, cafés de Buena Vista, Santa Cruz, cervezas artesanales (por supuesto, Bruja Black Ale), vinos bolivianos, jugos naturales, comida sana y postres fuera de este mundo. Imagine: la infusión emblemática de la tienda, EmbrujaTé, con su mezcla de lavanda, hierbabuena, melisa y limón, cuyo efecto es catalizar una carga energética de felicidad.

Yo probé la Templanza, que —con su mixtura de manzanilla, anís, toronjil y canela— me transportó a un estado de relajación. Hay tés negros también. Se puede tomar una copa de naranja canela que tiene té de Ceylán, flores de caléndula, naranja y canela. O tés verdes como la Matcha Latte. ¿Y café? Expreso doble. Capuchino. Y café descafeinado.

El ambiente… pues, entrar es un rito de pasaje hacia otra realidad. Hay lucecitas centelleantes en todas partes, muebles rústicos, plantas con hojas grandes y, en las paredes, más escobas hechas de ramitas, las que evocan las brujas de la literatura desde Shakespeare hasta cuentos ilustrados para niños. Las dos salas acogedoras ofrecen un homenaje a las curanderas del mundo y las hierbas con que trabajaron su magia.

Una coincidencia del destino

La dueña de la tetería es la animada Vivian Torrico López. Ella cree en la sincronización —un fenómeno que el psicólogo austriaco Carl Jung llamó “coincidencias significativas”, las que le ocurrieron durante el proceso de realización de la tetería.

Vivian estudió en la Universidad San Francisco Xavier Economía y Psicología. Le gustó trabajar con gente y, entonces, le nació el deseo de ser psicoterapeuta. Pero la realidad es que trabajó por años en un banco.

La otra realidad es que contrajo el cáncer.

Su tratamiento médico duró un año y medio y, durante este tiempo, desarrolló una pasión por la medicina natural con un enfoque en las hierbas. Era una coincidencia llena de significancia porque determinaría la trayectoria de su vida.

Una ubicación perfecta

La ubicación de EmbrujaTé es perfecta. Está en una casa que, desde los tiempos incarios, había sido un tambo floreciente, una plataforma para salones de españoles distinguidos, una chocolatería y una imprenta previniendo todos los calendarios y folletos en Sucre.

Una tienda en el edificio que vendió productos eco-artesanales y regalos hechos a mano era la favorita de Vivian, pero cerró en 2018 —exactamente cuándo ella estaba buscando un lugar para su negocio—. Otra coincidencia.

Una evocación especial

Yo estaba magnetizada al chiquito restaurante desde la primera mirada, y por fin entré. Inmediatamente me recordó mis años en el movimiento feminista en Estados Unidos de los 70. Había alas distintas en el movimiento, desde asuntos legales de la desigualdad del sueldo hasta la creación de una literatura expresando la experiencia y percepción de la mujer. Yo estaba en el ala crítica de la mayoría de las grandes religiones que tenían inclinaciones patriarcales.

Para nosotras, en EEUU, y además para las feministas en todas partes del mundo, los símbolos de nuestra lucha incluyeron las escobas de las brujas, la luna que representa nuestros ciclos mensuales, y las plantas curativas. Y para mí, estos símbolos evocaron memorias de heroínas como la aviadora estadounidense Amelia Earhart, la filósofa francés Simone de Beauvoir y la guerrillera revolucionaria Tania, además de las esculturas de las madres robustas en las cuevas paleolíticas de Lascaux y Artemisa, la diosa griega de la mujer completa-en-sí-misma —todas, ecos de los emblemas destacadas en EmbrujaTé—.

Desde mi primera infusión quise hacer correr la voz sobre esta tienda especial. Por su parte Vivian me dijo que, antes de empezar el proyecto de la tetería, siempre me veía en las calles del centro con fascinación. Otra coincidencia.

Todo esto de las brujas y las diosas no quiere decir que los hombres no sean bienvenidos a EmbrujaTé. ¡Lo opuesto! Vivian está casada y tiene un hijo, los dos a quienes está dedicada. Embruja Té es para la gente —hombres, mujeres y las personas fuera de definición de género—. Si tienes interés en la medicina natural, la magia de la vida ordinaria, una taza de buen café o una de cerveza artesanal, un sándwich o un omelette; o simplemente quieres pasar un momento fuera del bullicio de las calles, este es un lugar tranquilo, tentador y especial •

* Chellis Glendinning es escritora y psicóloga.

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