Los descendientes del Mariscal Sucre

Transcurrieron 225 años del nacimiento del mariscal Antonio José de Sucre y probablemente el Libertador de América nunca se imaginó dejar descendencia en Bolivia.

Familia Sucre Montaño. María Teresa (2da de la izq).

Familia Sucre Montaño. María Teresa (2da de la izq). Foto: Gentileza

José Navia Sucre y su familia.

José Navia Sucre y su familia. Foto: Gentileza

Atilio Sucre Rodo con su esposa e hijos, en 1996.

Atilio Sucre Rodo con su esposa e hijos, en 1996. Foto: Gentileza

Tataranieta. María Teresa Sucre Rodo tiene 89 años.

Tataranieta. María Teresa Sucre Rodo tiene 89 años. Foto: Gentileza

La familia  Fernández. Arriba: Oscar Villena, Adelaida Troncoso y Héctor, Julio, Noelia y Malena Verdún Cardozo, junto con Jimena Cardozo y Teresa Gabriela Yujra Verdún. Abajo: Jor

La familia Fernández. Arriba: Oscar Villena, Adelaida Troncoso y Héctor, Julio, Noelia y Malena Verdún Cardozo, junto con Jimena Cardozo y Teresa Gabriela Yujra Verdún. Abajo: Jor Foto: Gentileza

Irene Sucre Pomar e Indira Fernández Salas.

Irene Sucre Pomar e Indira Fernández Salas. Foto: Gentileza

Johnny Fernández Sucre a sus 27 años.

Johnny Fernández Sucre a sus 27 años. Foto: Gentileza

La familia  Fernández Sucre, en 1969. Irene Sucre, Raúl Fernández y sus hijos Johnny, Fernando, Fabiola, Osmar y Sandra.

La familia Fernández Sucre, en 1969. Irene Sucre, Raúl Fernández y sus hijos Johnny, Fernando, Fabiola, Osmar y Sandra. Foto: Gentileza

Familia Fernández Sucre.

Familia Fernández Sucre. Foto: Gentileza

Certificado de Ancestralidad Genética.

Certificado de Ancestralidad Genética. Foto: Gentileza


    Mariana Calizaya Vargas/CORREO DEL SUR
    Ecos / 02/03/2020 00:29

    Transcurrieron 225 años del nacimiento del mariscal Antonio José de Sucre y probablemente el Libertador de América nunca se imaginó dejar descendencia en Bolivia, ni que esta perduraría hasta nuestros días a partir de dos amores, dos familias: una que germinó en Chuquisaca y otra, en La Paz.

    “Era un hombre mediano, delgado de buena apariencia militar, particularmente cuando iba a caballo. Su rasgo facial más característico era el pelo ensortijado y negro que ya retrocedía en las sienes, una prominente nariz aguileña, ojos oscuros y penetrantes con cejas delicadas y arqueadas, barba oscura, siempre bien afeitada, patillas elegantes y una boca sensual delicada”, reza una descripción del Libertador en el libro “La presidencia de Sucre en Bolivia” del investigador William Lee Lolfstrom.

    Antonio José Francisco de Sucre y Alcalá nació en Cumaná (Venezuela) el 3 de febrero de 1795. Comenzó su vida militar desde muy joven y, tras su gran hazaña en la Batalla de Ayacucho en 1824, se ganó el título de Gran Mariscal.

    En el Alto Perú, donde se fundaría la nueva república, cortejó a dos damas, aunque mantenía ya un compromiso con la quiteña Mariana Carcelén y Larrea, marquesa de Solanda.

    Uno de sus romances nació en Chuquisaca con Manuela Rojas Vázquez, oriunda de Tarija. Fruto de su amor nació Pedro César de Sucre y Rojas. Él fue una de las semillas de la que la descendencia continúa germinando. En total son siete las generaciones que provienen de esta rama, pero solo una tataranieta del Mariscal continúa con vida en Tarija. Se trata de la señora María Teresa Sucre Rodo, cuyas raíces se detallan en el árbol genealógico que acompaña la edición digital de esta publicación.

    Por la plazuela Sucre

    Estuvimos en la ciudad andaluza para conocer a María Teresa y recibimos un caluroso recibimiento en la casa que compró su esposo antes de conocerla y que, curiosamente, se encuentra  >>

     >> a pocos metros de la plazuela Sucre.

    A sus 89 años, la tataranieta del Mariscal se conserva con energía. Estudió Filosofía y Letras. “Me llena de profunda emoción porque salgo a ser su descendiente directa. Hay muchos que se han hecho pasar por sus descendientes (…) Ha sido un hombre grande, pero muy noble”, comenta ante la consulta de que siente por ser una de las herederas de sangre de Antonio José de Sucre.

    Doña María Teresa nació en San Lorenzo y es hija de los educadores Pastora Rodo y Julio Sucre Villafuerte, este, bisnieto del Libertador. En honor a su importante aporte a la educación fundando escuelas y alfabetizando a las personas del campo, varias unidades educativas en Tarija llevan el nombre de su padre.

    María Teresa contrajo matrimonio con Héctor Verdún Cossío y ambos trajeron al mundo a María del Carmen Verdún Sucre, formadora artística y guitarrista clásica, y a Julio Verdún Sucre, economista. Los dos participan de la entrevista junto con sus familias.

    También conocimos a Jorge Sucre Villena, un profesor jubilado cuya madre fue Rebeca Sucre, hija de Mariano Sucre, hermano de padre de Julio Sucre.

    Orgullo

    Llevar el apellido del Mariscal de Ayacucho es un orgullo que se maneja con modestia y humildad, según coinciden en la casa. Empero, no todo el que los escucha comentar de sus raíces está dispuesto a creerle; es algo con lo que han sabido lidiar sin problema, incluso hasta los más pequeños de la familia.

    “Orgullosos de descender del Gran Mariscal de Ayacucho, pero, como dice mi mami, con mucha humildad porque los apellidos no hacen a los hombres sino los hombres a los apellidos”, resume María del Carmen. Y complementa: “Nosotros manejamos esto con mucha modestia porque, efectivamente, jamás nos hemos servido de apellidar Sucre para ocupar nada ni ser nada más de lo que somos”.

    Si bien están orgullosos de ser la huella que dejó Sucre, también sienten admiración por Manuela Rojas a quien describen como una mujer –además de hermosa– valerosa y luchadora por la independencia. Los Sucre conocen a algunos descendientes de esta dama.

    “Venimos de un paso fugaz del Mariscal en Bolivia”, apunta Julio Verdún, y remarca que el orgullo de ser descendiente lo vivió aún más cuando visitó la Casa de la Libertad, en Sucre. “El hombre no es tanto por la descendencia sino por lo que puede hacer por los demás, por lo que trabaja con su compromiso con la sociedad; pero, al mismo tiempo es un gran orgullo y una gran responsabilidad venir de alguien que ha libertado nuestra patria. Esa es su mayor herencia”, afirma.

    Jorge Sucre Villena, con una sonrisa, añade: “Para mí siempre ha sido un orgullo ser descendiente del Mariscal. Lógicamente que también ha sido una responsabilidad, no podía yo ser el descendiente y ser un truhan”. En su familia fueron nueve hermanos, pero solo quedan seis: Wálter, José, Ana, Teresa, Jorge y Eulogio Villena Sucre.

    Familia crece; apellido desaparece

    Al anteponerse el apellido paterno en cada familia, el de los Sucre va quedando relegado. Esto preocupó a Adelaida Troncoso, esposa de Jorge Sucre Villena, quien sugirió tramitar un apellido compuesto.

    Por esta razón sus cinco hijos apellidan Villena Sucre Troncoso. El trámite solo aplica a esta familia de 12 nietos.

    Los hijos de Julio Sucre Villafuerte

    Doña María Teresa Sucre Rodo tuvo cuatro hermanos: Virginia, Enna, Atilio y José Antonio. Este último falleció joven y no tuvo descendencia. Según refieren los Verdún Sucre, estuvo fuertemente interesado en seguir la carrera militar.

    También pudimos contactar a José Antonio Navia Sucre, hijo de Enna Sucre; él, que radica en Cochabamba, señala que su madre solía comentarles acerca de su línea de consanguinidad, pero no se interesaron en cultivar aquello para las siguientes generaciones. “Lo hemos tomado como una cosa simpática, histórica, pero sin entrar en profundidades”, agrega él.

    “La meta de mi tío Atilio era hacer un poquito de palanca con la Embajada venezolana; era una aspiración que tenía de ‘vender su charque’, como se dice, para conseguir alguna compensación o reconocimiento a nivel de Venezuela”, revela José Antonio. Finalmente, según sus palabras, esto quedó en nada.

    Remarca, sin embargo, que su nieta Camila está muy interesada en saber sobre su antepasado. Al igual que los demás, tampoco cree que es una de las herederas del apellido de Sucre. Así que su padre, Darío Fernando Navia Moreno, elaboró un árbol genealógico que compartió gentilmente con nosotros para esta publicación.

    “Mi papá siempre ha estado seguro de su apellido. Nosotros tenemos la documentación del primer hijo que tuvo el Mariscal”, señala, por su parte, María Teresa Sucre Montaño, odontóloga de profesión, hija mayor de Atilio Sucre Rodo cuyo abuelo fue Julio Sucre Villafuerte.

    Investigación genética

    En 2018, la Universidad Policial y la estudiante de Bioquímica en la Universidad Mayor de San Andrés, Rusvania Cadena, presentaron en Sucre los resultados de una investigación genética de la sangre del Mariscal en la gualdrapa de su caballo. Con esto se encontró a parte de los descendientes, entre ellos a los Sucre Montaño que, al mismo tiempo, recibieron de la Casa de la Libertad un certificado de ancestralidad genética.

    María Teresa dice que con esta investigación se confirma su descendencia ya que —al igual que al resto de su familia— también le llegaban los comentarios burlescos.

    “El año 1962, si mal no recuerdo, mi papá me dijo que sí fue la Embajada (de Venezuela) a buscarlo para ver si podían llevar su descendencia a Venezuela, pero mi padre dijo ‘no’ porque se sentía feliz donde estaba y que no quería irse”, añade ella.

    Atilio Sucre contrajo nupcias con Nélida Montaño y sus hijos son: Antonio José, María Teresa, Julio Guillermo y Atilio Sandro Sucre Montaño.

    Un amor en el altiplano

    Corría el el 7 de febrero del año 1825 y el Mariscal Sucre era recibido con fastuosos actos en Nuestra Señora de La Paz, donde probablemente tuvo su primer encuentro con Rosalía Cortés y Silva, considerada una de las jóvenes más bellas, según refiere el investigador Arturo Costa de la Torre en su libro “Romance y descendencia del Gran Mariscal de Ayacucho en la ciudad de La Paz”.

    De este amor nació María José Sucre y Cortés, y desde entonces hasta ahora pasaron siete generaciones. Una de ellas continúa en la familia de Johnny Fernández Sucre, cuya madre, Irene Sucre, fue parte de la quinta generación de esta rama. Ella supo ganarse la vida vendiendo masitas.

    Johnny Fernández —al igual que los Sucre Montaño, que corresponden al linaje de Manuela Rojas— recibió el reconocimiento de la Casa de la Libertad con el certificado de ancestralidad genética. Se jubiló este año de la Jefatura de la división Montaje de la editorial Don Bosco.

    “Por parte de mi mamá, los Sucre somos bastantes: mi Abuelo Eulogio Sucre ha tenido 12 hijos en dos señoras”, relata Johnny. La familia es grande, pero no a todos les gusta hablar de su famoso antepasado. “Tendrán sus razones”, agrega nuestro entrevistado al admitir que con los demás sucesores no se crearon lazos familiares.

    El primer reconocimiento a los Fernández Sucre llegó por un homenaje al Libertador en un acto del Colegio de Abogados de La Paz.

    “Tendría mis 17 años. Habían escrito un libro sobre la vida de mi tatarabuelo (el Mariscal) y pregunté por qué los bolivianos se habían olvidado de los descendientes; prácticamente nadie los conocía”, cuenta Johnny al señalar que la respuesta que recibió fue que ellos “no se hacían conocer”. Entonces, decidió investigar y hacer pública sus raíces.

    Desde pequeño siempre creyó que, por ejemplo, Perú y Bolivia eran un solo país, pues no comprendía de fronteras. Desde su inocencia, sin saberlo, compartía la idea de la Gran Colombia que manejaban Sucre y Simón Bolívar. “Hablando de todo esto (sobre el Libertador) a veces reniego con las cosas que pasan aquí porque el Mariscal ha querido que seamos una sola nación”, prosigue en tono de reclamo.

    Johnny, el único descendiente de la rama de Rosalía Cortés y Silva con el que pudimos conversar, cuenta también que en los años 80 del siglo pasado se enteró de que el Gobierno venezolano otorgaba por decreto la nacionalidad a los descendientes del Mariscal hasta la cuarta generación; quiso partir, pero prefirió no hacerlo. Su tía Dora Sucre Pomar y sus hijos optaron por ir y, debido a los problemas en ese país, últimamente migraron a Colombia. Por desventura, su primo Edgar y su familia fallecieron en un accidente.

    Muy vagamente recuerda que su abuelo tuvo 12 hijos: cuatro con su abuela y otros ocho con otra persona. Uno se llamaba Sergio Sucre Alarcón. Además, supo que una de sus tías abuelas murió en Lima.

    La familia Fernández Sucre está comprendida por Johnny, Fernando, Fabiola, Sandra y Osmar Fernández Sucre, cuyo padre es Raúl Fernández. Su descendencia también se detalla en un mapa genealógico que incluimos en la edición digital de esta nota (puede verla ingresando a la página web www.correodelsur.com) o haciendo click en este enlace: https://prezi.com/view/0ryxvYvg99aGnqLBpS6w/ 

    Datos curiosos

    - En ambas familias, tanto de los descendientes de Rosalía Cortes y Silva como de Manuela Rojas Vásquez, el nombre José o las combinaciones de José y Antonio se repiten en varias generaciones.

    - La mayoría, más que seguir la carrera militar, como lo hizo el Mariscal de Ayacucho, se dedicó a la enseñanza.

    - Julio Sucre Villafuerte fue mentor de las primeras letras del poeta, cuentista, periodista y profesor Oscar Alfaro. De hecho, María Teresa Sucre Rodo (su hija) y él se criaron juntos.

    - “Mi mamá era comadre de la mamá de Oscarito (Alfaro), de esa manera casi siempre estábamos juntos. Oscarito era un hombre muy sencillo. Para saber lo que Oscarito ha escrito tenía que ir donde mi mamá Pastora. Mi mamá le revisaba los trabajos”, cuenta María Teresa Sucre Rodo.

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