Oronckota, tierra de descendientes africanos

Oronckota es una tierra pródiga donde quedan algunos descendientes de los africanos esclavizados, que fueron llevados a ese valle por don Antonio López de Quiroga, el empresario minero más grande del periodo colonial de Potosí, para que trabajen en las haciendas. 

El cerro Pukara es una fortaleza natural en cuyas faldas se asienta Oronckota.

El cerro Pukara es una fortaleza natural en cuyas faldas se asienta Oronckota. Foto: Cedida

En la comunidad de Oronckota hay descendientes de una variedad de grupos étnicos que llegaron en el período precolombino y colonial.

En la comunidad de Oronckota hay descendientes de una variedad de grupos étnicos que llegaron en el período precolombino y colonial. Foto: Cedida

Muestra de la producción agrícola del valle, tejidos y artesanías del lugar.

Muestra de la producción agrícola del valle, tejidos y artesanías del lugar. Foto: Cedida

Plaza de los incas situada en Oronckota. La tinaja se usaba para conservar el maiz.

Plaza de los incas situada en Oronckota. La tinaja se usaba para conservar el maiz. Foto: Cedida

Tejido con lana de oveja de la cultura quechua. La gente revaloriza sus artesanías.

Tejido con lana de oveja de la cultura quechua. La gente revaloriza sus artesanías. Foto: Cedida


    Evelyn Campos López ECOS
    Ecos / 19/05/2021 00:41

    Oronckota es una tierra pródiga donde quedan algunos descendientes de los africanos esclavizados, que fueron llevados a ese valle por don Antonio López de Quiroga, el empresario minero más grande del periodo colonial de Potosí, para que trabajen en las haciendas. 

    Comercio cruel 

    De acuerdo con varias referencias históricas, durante la colonia española los habitantes del continente africano eran secuestrados de sus comunidades y vendidos a centros de trabajo donde después eran comercializados para emprender el viaje trasatlántico rumbo a Sudamérica, el Caribe y Nueva España. 

    Se estima que, entre el siglo XVI y finales del siglo XIX, alrededor de 12.5 millones de africanos fueron sacados a la fuerza de sus tierras de origen para ser llevados a América.

    Una vez en el nuevo continente, eran vendidos para cumplir tareas impuestas de diferente índole, dependían de los intereses y ocupaciones de quienes los compraban y ostentaban como sus “amos”. 

    Las labores podían ser domésticas, trabajo en plantaciones, funciones como pajes y otros. 

    A principios del siglo XVII, como faltaba mano de obra en las minas de Potosí, los dueños de yacimientos de minerales comenzaron a llevar esclavos en grandes cantidades, la mayoría provenientes de países africanos como el Congo y Angola.  

    Sin embargo, la vida en las minas resultó inhumana para los africanos esclavizados, por tres factores primordiales: las gélidas temperaturas, la elevada altitud y las enfermedades virales relacionadas con el frío. 

    Ellos provenían de lugares tropicales que en su mayoría estaban al mismo nivel del mar. A esa difícil situación se añadía el hecho de que, cuando trabajaban en el interior de las minas, inhalaban permanentemente gases tóxicos. Todo eso aceleraba su muerte, irremediablemente. 

    El pueblo afroboliviano está presente en Bolivia desde la colonia y sufrió la misma opresión que los indígenas originarios, con la añadidura del racismo y la discriminación por el color de su piel.

    ¿Cómo llegaron africanos a Oronckota?  

    El historiador Luis Arturo Leytón es miembro de la Sociedad Boliviana de Historia y de la Academia Boliviana de Genealogía y Heráldica. Fue presidente de la Sociedad Geográfica y de Historia de Potosí, curador del Museo Cayara y director de la Casa Nacional de Moneda de Potosí. Relata a esta revista cómo llegaron los africanos a Oronckota.  

    Cuenta que don Antonio López de Quiroga, nació en 1614 en Triacastella, municipio situado en la provincia de Lugo (España), y falleció en Potosí en 1699. Llegó a ser el empresario minero más grande del periodo colonial de Potosí, también fue un gran comerciante y agricultor. 

    López de Quiroga invirtió enormes recursos económicos en la compra de fincas para equiparlas y hacerlas productivas con el fin de abastecer sus enormes intereses mineros. También desarrolló mucha actividad comercial como “aviador”, es decir, proveedor de productos agrícolas para los demás mineros. 

    Con ese afán adquirió grandes haciendas en Culpina, Incahuasi, San Pedro Mártir en el valle de Cinti, Oronckota, Turuchipa y otras en San Lucas de Payacollo. 

    Se ocupó de mejorar y equipar esas posesiones con nuevos sistemas de labranza y trasladó a esas tierras a los africanos esclavizados que no pudieron rendir en la minería, sin embargo, fueron muy eficaces para la agricultura. 

    Según explica Arturo Leytón, los esclavos negros estaban en las haciendas y tenían más facultades que los indígenas locales pues fungían como capataces y estaban sobre ellos. 

    “Es por esta razón es que se encuentra descendientes de africanos por esas regiones, aunque actualmente ya están muy mezclados”, comenta el historiador. 

     López de Quiroga también llevó diferentes especies de ganado para su crianza y explotación. 

    Tras la muerte del empresario minero, las propiedades que dejó pasaron en su mayoría a manos de la familia de don Juan de Lizarazu, Conde de Casa Real de Moneda en el Siglo XVIII, concluye Leytón. 

    Reseña histórica 

    De acuerdo con una reseña histórica proporcionada a ECOS por el exalcalde del municipio de Ckochas, Luis Condori, durante la época expansiva del imperio incaico, sus huestes llegaron hasta el territorio de los Charcas, pero como este era un pueblo guerrero dio dura pelea a los incas.  

    El cronista de aquella época, Bernabé Cobo, describe este hecho de la siguiente manera: “El inca Yupanqui salió de Tiahuanaco para conquistar las provincias de Carangas, Paria, Cochabamba, Yamparáez y otras. 

    Cuando el inca llegó con su ejército huyeron muchos indios, salieron de sus provincias y buscaron un refugio para defenderse. Se fueron hasta el valle de Oronckota, hasta el río Pilcomayo y ahí encontraron una fortaleza natural, un lugar alto y bien protegido al cual no se podía llegar con facilidad”, se trataba del cerro Pukara. 

    En la época prehispánica, el territorio que hoy corresponde a Ckochas estaba habitado por parcialidades indígenas de los Murunquillas y Sebaruyos. 

    El 20 de noviembre de 1883, durante el gobierno del general Narciso Campero, se dispuso que la antigua provincia Porco sea dividida en dos: una denominada provincia Porco, formada por los cantones Poroco, Yura, Tomave, Tolapamapa y Coroma, definiendo como capital a Tomave; los cantones restantes (Puna, Chaquí, Bartolo, Potolobamba, Poco Poco, Turuchipa, Otuyo, Esquiri, Miculpaya, Vilacaya y Caiza) pasaron a construir la nueva provincia José María Linares con su capital Villa de Puna o Villa Talavera. 

    Del municipio de Puna como primera sección de la provincia José María Linares se desprende el municipio de Ckochas, creado mediante la ley 3462 del 15 de agosto de 2006.  

    Esta nueva jurisdicción municipal nació con los cantones de Duraznos, Turuchipa con los distritos de Ckochas, Keluyo, y Cebadillas. Estuvo conformada por 87 comunidades. Sus primeras autoridades fueron elegidas en 2010 mediante elecciones municipales. La conformación del municipio de Ckochas significó un hito importante para las localidades que lo conforman. 

    Situación actual de Oronckota 

    La capital del municipio de Ckochas está a 45 kilómetros de la ciudad de Potosí. Entre  Ckochas a Oronckota hay 280 kilómetros. El viaje dura cuatro horas. La comunidad se ubica en las faldas de la Pukara y la temperatura promedio es de 20 grados. 

    Actualmente, la comunidad de Oronckota tiene 540 habitantes. Se dedican a la actividad agrícola y la pesca de sábalos y bagres en los ríos Pilcomayo y Turuchipa (llega desde San Lucas). Una parte es para comercializarlos y con la otra hacen charque para el consumo familiar. 

    Hasta hace cinco años no llegaba la señal de Internet a la comunidad, del mismo modo, hace ocho años recién se instaló energía eléctrica y hace 15 que recién se construyó vías de tránsito terrestre.  

    Según la información proporcionada a ECOS por Condori, el Servicio Departamental de Caminos (Sedeca) de Potosí hace mantenimiento permanente de esas vías pues el flujo de transporte que traslada la producción frutícola y agrícola a la ciudad de Potosí es constante.      

    El 50 % de la población cuenta con agua potable y el resto no tiene ese servicio. Consume las aguas del río Pilcomayo que continuamente son sometidas a análisis para ver si están contaminadas. 

    En tiempo de lluvias muchas veces se desborda el río Pilcomayo, ocasionando grandes destrozos en la producción agrícola y frutícola de esa zona valluna, afectando también a sus pobladores. 

    Oronckota tiene una unidad educativa con niveles inicial, primaria y secundaria. Además, la comunidad tiene una infraestructura de salud en buenas condiciones y una ambulancia, asegura Condori. 

    Potencial agrícola y frutícola 

    Al ser cabecera de valle, la tierra es pródiga y la producción frutícola es buena. Produce cítricos, caña de azúcar, papayas, uvas, duraznos, guayabas, chirimoyas, higos y granadas.  

    No obstante, el principal potencial de la región es el maní. Cuando es un buen año obtienen entre 20 y 30 toneladas anuales del fruto seco pero, cuando las plantaciones se ven afectadas por los fenómenos climatológicos, como granizadas, baja el rendimiento. 

    También abundan los productos agrícolas como cereales, entre ellos el maíz. Asimismo, hay ají, papa, oca, yuca, arvejas, habas y hortalizas.

    Flora y fauna 

    Condori relata que en Oronckota hay cóndores, águilas, halcones, patos silvestres, loros, gaviotas, búhos y perdices, entre otras aves. 

    Esa región también es el hábitat de mamíferos como pumas, zorros, venados o tarucas, comadrejas, zorrillos, gatos monteses, liebres, vizcachas y hurones. Además, la gente cría ganado vacuno y caprino. 

    En el lugar también abunda la vegetación silvestre: hay queñuas, palmeras, ceibos, álamos, sauces, eucaliptos, algarrobos o t’akos, sotos, k´acha k’achas y kari karis. 

    Cultura y tradiciones 

     “Según unas investigaciones que se hicieron, Oronckota se llamaba Oronckotilla, que sería una palabra quechua que quiere decir ‘oro en el lugar’. Una leyenda también dice que la Pucara tiene dueño y que a partir de las 23:00 baja a tomar agua al río”, relata Condori. 

    La danza típica es el reqhoque una expresión cultural de la comunidad afroboliviana nacida en Oronckota, uno de los lugares donde se establecieron personas africanas durante el proceso de esclavización. Los movimientos del baile son cadenciosos y sensuales. 

    “Se parece a la saya, pero no es saya, cantan con charango. Hombres y mujeres se visten de color blanco, las mujeres llevan pollera. Otras danzas son el fandango y el ajaycito”, describe Condori. 

    Esta expresión artística es otra muestra de la riqueza cultural que tiene la comunidad afro boliviana en nuestro país, de cuyas raíces surgieron danzas como la morenada, la saya y los caporales que representan las vivencias que este grupo étnico tuvo en las minas de Potosí y las haciendas a donde fueron llevados para que trabajen la tierra, en tiempos de la colonia.  

    Gastronomía  

    El plato típico de Oronckota está representado por la sopa de maní con carne de pollo criollo. Le sigue la whatia de maní y camote, también llamada huatia o guatia (palabra aymara).  

    Los alimentos se entierran en un horno preparado en el interior de la tierra que se calienta con leña. Es un plato típico de origen andino que actualmente se consume en Perú, Bolivia, Argentina y Chile. 

    Planta procesadora de cítricos y maní 

    Hace un año se implementó y puso en funcionamiento una planta procesadora de cítricos y maní. Fue entregada a los estudiantes de la unidad educativa Eusebio Baltazar para que hagan prácticas con el propósito de obtener el bachillerato técnico humanístico, de acuerdo con la Ley de Educación N° 070 “Avelino Siñani y Elizardo Pérez”. 

    Los alimentos procesados son sopa de maní instantánea y turrón de maní, refrescos y jugos de cítricos, papaya, camote y mermeladas. “Como municipio, hemos incentivado este trabajo. Recién se está empezando a promocionar los alimentos, están en prueba. Primero tenemos que conseguir la certificación sanitaria del Senasag para satisfacer la demanda del desayuno escolar”, manifiesta Condori. 

    “La comunidad siempre está con los brazos abiertos para recibir a los visitantes. Son hospitalarios, respetuosos y muy cariñosos”, concluye •

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