Heroína en el olvido
El 25 de mayo se recordó el centésimo quincuagésimo noveno (59) aniversario del fallecimiento de la insigne guerrillera y heroína americana Juana Azurduy de Padilla.
El 25 de mayo se recordó el centésimo quincuagésimo noveno (59) aniversario del fallecimiento de la insigne guerrillera y heroína americana Juana Azurduy de Padilla. En 1862 murió, pobre, sola, abandonada y enferma, pero su nombre pasó a ser leyenda y quedó escrito en los anales de la historia con letras de oro.
Una vez más pasó desapercibido el aniversario de la muerte de la heroína de América para las autoridades departamentales y nacionales, así como para otras instituciones históricas y culturales. Sus proezas y bravura en el campo de batalla, durante la gesta independentista del yugo español, son conocidas a nivel internacional.
Varios historiadores coinciden al afirmar que en los últimos años de su existencia Juana soportó con estoicismo la soledad, la pobreza y la indiferencia de políticos y gobernantes.
La heroína (La Plata, 1780 – Sucre, 1862), vivió 81 años, diez meses y 13 días. Falleció en su alcoba situada, en ese entonces, en la calle denominada “Los Bancos”, frente al Tambo de Kuripata, arteria que desde hace varias décadas lleva el nombre de Reino de España, más conocida como España.
Mientras en Sucre la población festejaba los 53 años del levantamiento popular ocurrido el 25 de mayo de 1809, hecho conocido como el Primer Grito Libertario de América, Juana cerraba los ojos para siempre en su lecho de muerte.
Sin honra fúnebre
Al conocer el fallecimiento de la meritoria heroína los personeros de gobierno no le dieron la importancia que ameritaba. La indiferencia de las autoridades departamentales fue tal, que no acudieron a los actos religiosos.
En su obra “Bolivianas Ilustres”, el historiador José Macedonio Urquidi transcribe la declaración de un sobrino de la generala que participó en la guerrilla, sobre la negativa de las autoridades para que se realice el merecido homenaje.
El testigo, Indalicio Sandi, descendiente de doña Rosalía Azurduy, hermana de la guerrillera, afirmó que, en la fecha en la que falleció Juana, se contactó con el Mayor de Plaza, señor Joaquín Taborga, para solicitar se le hagan los honores militares como a coronela de los Ejércitos de la Patria.
Sin embargo, recibió una negativa arguyendo que no podían hacerse tales honores, porque la fuerza militar se hallaba demasiado ocupada con los festejos del 25 de Mayo…
En esa época gobernaba la nación José María Achá y el Arzobispado se encontraba en sede vacante por el fallecimiento de monseñor Manuel Ángel del Prado, fallecido en 1858.
Partida de defunción
En los documentos que custodia el Archivo y Biblioteca Arquidiocesanos “Monseñor Taborga”, se lee en el “Libro de entierros de cuerpos mayores de españoles y mestizos de la Parroquia de San Sebastián - Sucre, 1855 – 1887”, folio 85 vta., la partida de fallecimiento de la patriota que dice:
Al margen:
Juana Azurduy de Padilla.
“En el año del Señor de mil ochocientos sesenta y dos a veinti cinco de mayo, murió en su casa y con la Comunión de Nuestra Santa Madre la Iglesia, con hinchazón, doña Juana Azurduy de Padilla, mayor de ochenta años, viuda del coronel Padilla, vecina de esta Parroquia.
Para morir recibió todos los Santos sacramentos necesarios y después de rezado sus oficios con cruz baja se sepultaron en el Panteón General de esta ciudad. En fábrica de un peso. Para que conste lo firmé”. Bernardo Campero.
Revisados los libros de entierros de las otras parroquias de Sucre, como la del Sagrario de Guadalupe, San Miguel, San Lázaro y San Roque, no se encuentra registrado ningún otro entierro el 25 de mayo de 1862, por tanto, el único oficio religioso que hubo ese día fue de la guerrillera olvidada.
Juana fue enterrada en el Cementerio General de Sucre en un rasgo de sepultura y cien años después sus restos fueron exhumados y ahora están depositados en la Casa de la Libertad.
Actualmente, en la portada de la casa donde falleció la insigne mujer nacida en Charcas, comprometida con la Revolución y la guerra contra los realistas en el Alto Perú, se exhibe una placa conmemorativa que fue colocada por el Centro Juana Azurduy.
Con el paso de los años, la vivienda (ubicada en la calle España) sufrió una serie de modificaciones en su estructura original. Solo queda la fachada.
Merecido homenaje
Cuando se celebró el primer centenario del fallecimiento de la insigne heroína acaecido en Sucre, se llevó a cabo varios actos recordatorios. Por ejemplo, cuando fungía como rector de la casa de estudios superiores el maestro de Estado y abogado Oscar Frerking Salas, se denominó al Salón de Rectores con el nombre de Juana Azurduy de Padilla, mediante una resolución.
Asimismo, cuando se cumplió el bicentenario de su natalicio en 1980, el comité chuquisaqueño de los Actos Conmemorativos del Bicentenario del nacimiento de la “Heroína de América”, Juana Azurduy de Padilla, elaboró un programa especial de actividades culturales para resaltar el importante acontecimiento que se realizó del 7 al 13 de julio de aquel año.
En 2022 se conmemorará los 160 años de la muerte de la “Amazona de América”. Ojalá que hasta entonces los estudiosos encuentren y complementen mayores datos sobre la vida y obra de esta célebre guerrillera.
Himno a Juana Azurduy de Padilla
Joaquín Gantier y el profesor Antonio Auza, dos personalidades del quehacer cultural de Sucre, decidieron rendir un homenaje a Juana Azurduy plasmando en el pentagrama un himno cuyos versos resumen la vida de la guerrillera.
Estos versos fueron traducidos al idioma nativo por el presbítero Porfirio Miranda Rivera, considerado como un destacado intelectual que fue socio activo de la Sociedad Geográfica y de Historia Sucre, y distinguido miembro del clero potosino y sucrense •
Juana Azurduy se casó en San Miguel de Moro Moro
En 1799, y a la edad de 19 años, la guerrillera contrajo nupcias con Manuel Asencio Padilla Gallardo de 24 años, en la Parroquia de San Miguel de Moro Moro (hoy Ravelo-departamento de Potosí). El matrimonio fue alegrado con el nacimiento de cinco hijos: Manuel, Mariano, Juliana, Mercedes y Luisa.
Según algunas referencias históricas, de los cinco niños solo sobrevivió Luisa, los demás murieron enfermos y de hambre durante las escaramuzas en las que participaron sus progenitores.
Partida de matrimonio
Al margen:
“En el año del Señor de mil setecientos noventa y nueve, en diez y nueve de mayo, habiéndose publicado las tres proclamas o moniciones en tres días festivos, a saber: la primera el día ocho domingo, la segunda el día trece y la tercera el día de San Isidro Labrador, y haber precedido la información de libertad, con tres testigos que fueron Don Patricio Plaza, Don Leandro Saavedra y Don Manuel Churrugurín, españoles de este pueblo, y mayores de edad, y no habiendo resultado impedimento alguno de ella. Yo el licenciado Don Cristóbal Salguero, Teniente de Cura y Vicario de este Beneficio de San Miguel de Moro Moro, casé y uní solemnemente en el matrimonio por palabras de presente, habiendo los antes expresados mutuamente su consentimiento Don Asencio Padilla, español, soltero, natural de esta Doctrina, hijo legítimo de Don Melchor Padilla y de Doña Eugenia Gallardo, con Doña Juana Azurduy, española, soltera, natural de esta ciudad de La Plata, hija legítima de Don Isidro Azurduy y de Doña Juliana Llanos. Asistieron al dicho matrimonio como testigos Don Vicente Camargo y su mujer Doña Nicolasa Acosta. Y los bendije en la celebración de la misa según el rito de nuestra Madre la Santa Iglesia. Y para que conste lo firme,”.
FUENTE: Guillermo Calvo, historiador.
Expresión de Juana Azurduy sobre el proceso independentista
“…nadie dejará de saber que mi difunto marido desde el momento que corrió a tomar parte en la gloriosa lucha que emprendieron los hijos de América contra el Coloso español, abandonó sus intereses con desprendimiento heroico y dejándolos a merced del enemigo sólo tendió sus conatos al buen suceso de su empeño patrio…”. (Juana Azurduy viuda de Padilla. Moro Moro, 1826)
FUENTE: Guillermo Calvo, historiador.