Lana de llama: diez veces más caliente

El Proyecto Hilo Artesanal de Fibra de Llama trabaja con 120 productores de 15 comunidades en el Departamento de Potosí.

Lana de llama: diez veces más caliente

Lana de llama: diez veces más caliente Foto: Cedida

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    Evelyn Campos López ECOS
    Ecos / 25/06/2021 03:08

    El Proyecto Hilo Artesanal de Fibra de Llama trabaja con 120 productores de 15 comunidades en el Departamento de Potosí. Su capacidad de producción actual total es de entre cuatro a cinco kilos por día. El objetivo es alcanzar 30 kilos diarios. La lana de llama es diez veces más caliente que la de oveja.

    El mencionado proyecto tiene más de 25 años de vida y está sujeto a la Parroquia Tarapaya Yocalla El Molino que, a su vez, depende del Centro de Formación Pastoral Diocesano El Molino, en Potosí.

    Hace ocho años, esta institución religiosa realizó un censo en las comunidades productoras de llamas determinando que en ese entonces había 7.000 camélidos. 

    De esa cantidad, solo el 40 por ciento servía para producir fibra, el resto era para carga, informa Hernán Suseño, coordinador de la Asociación de Artesanos Arte Nativo.

    Antes, mediante el proyecto, exportaban productos terminados (prendas) a Europa. Asimismo, un mercado en Italia requería 50 kilos de fibra de llama, necesidad que los productores no pudieron satisfacer.

    Por eso, el Proyecto Hilo Artesanal de Fibra de Llama incrementó máquinas hiladoras. Su meta inicial es procesar más de 1.000 kilos anuales.

    Lana poco valorada

    La llama (Lama glama) es un mamífero artiodáctilo doméstico de la familia Camelidae, abundante en la puna o altiplano de los Andes de Perú, Bolivia, Chile, Ecuador, Argentina y Colombia.  

    Fue domesticada por los pueblos andinos nativos mediante selección artificial a partir del guanaco. Es el camélido doméstico más grande y muy estimado por la importancia cultural que tiene, por sus múltiples posibilidades de uso como productor de fibra y carne, su empleo en el transporte de carga y el uso variado que se da a su estiércol.

    La fibra de la llama es gruesa y con alto contenido de pelo en el vellón, por eso es poco aprovechada. La poca cantidad de fibra que se esquila se usa especialmente en el consumo doméstico, solo un pequeño porcentaje se comercializa en los mercados locales. 

    Lo que pocos saben es que la fibra de llama es diez veces más caliente que la lana de oveja. Además, su lana se regula térmicamente; es decir, cuando hace frío sus poros se contraen y no dejan escapar el calor y, cuando hace calor, los poros se abren para refrigerarse, expresa Suseño. 

    “La llama es superior en todo a la alpaca, solo que no se le dio importancia por que su lana tiene cerda; pero, cuando se le quita, es superior a la alpaca y tiene muchas propiedades”, sostiene el responsable.

    Cadena productiva 

    Suseño explica a ECOS que la cadena productiva comienza con la cría de las llamas de la que se hacen cargo los productores de diferentes comunidades de Potosí. 

    A un inicio, el proyecto apoyó a los productores con medicamentos para desparasitar a las llamas, les dieron suplementos nutricionales y sembraron pasto. Posteriormente, cada productor se hizo cargo.

    Sigue el esquilado de lana, selección, lavado, secado, cerdeado, hilado para transformar en prendas de vestir, busca de mercados, y termina con la venta del producto.

    Esquilado

    Cada productor tiene una cantidad determinada de camélidos a su cargo y una vez al año, en octubre, antes de las lluvias, proceden con el esquilado (cortar el pelo o lana a un animal) de las llamas vivas y, ocasionalmente, en muertas, después que fueron faenadas.  

    Trabajan con tres ecotipos identificados de llamas: la tampulli (productora de lana), la intermedia y la qhara (productora de carne). 

    Suseño afirma que la lana más apreciada es de la tampulli y después de la intermedia. Como la lana de la qhara es de pelo grueso, es poco recomendable para la fibra.

    Selección de lana

    Una vez que culmina la esquila, sigue la selección de la lana que se hace por calidad y color. Se clasifican en tres categorías por calidad: fina (la parte de la coxis), súper fina (de los costados y el lomo) y la wuarizo (de la parte que baja hacia las patas).

    En la clasificación por colores, manejan ocho tonalidades. Sin embargo, en la naturaleza de estos animales rumiantes abundan más los colores cafés, aunque los más requeridos por los consumidores son los negros, blancos y plomos. Son los que más escasean.

    Después de la selección se divide en lotes, cada uno de ellos contiene fibra de un solo color, puede ser café oscuro, café claro o café intermedio; negro canoso, negro con punta café o negro negro, entre otros. 

    “Para facilitar un poco el lenguaje, estamos manejando así los colores”, explica Suseño.

    Lavado

    La cadena productiva continúa con el lavado de la lana que se hace en tinas y a una determinada temperatura, usando un producto industrial biodegradable especial.

    Si se pasa la temperatura, la fibra se vuelve tosca. Contrariamente, si baja la temperatura, la grasa que tiene la fibra no se derrite. 

    Para cuidar la ecología del lugar, usan un biodigestor (sistema para saneamiento que recibe las aguas residuales domésticas donde se crea el proceso biológico, mientras se libera gas metano y se genera fertilizante), donde desembocan todas las aguas usadas, se descomponen y luego sirven como abono para las plantas.

    Secado

    Después de hacer el lavado se prosigue con el secado natural de la lana puesta al sol, no tienen máquinas secadoras. 

    Cerdeado

    Cuando está seca la lana se la lleva a la máquina para cerdear, en la que se le quitan las cerdas (pelos gruesos que tienen todos los camélidos). 

    “Si no habría ni una sola cerda en la lana, se tendría un coeficiente de confort del 100 por ciento. El Proyecto Hilo Artesanal de Fibra de Llama tiene un 93 % de pureza, todavía quedan algunos pelitos.  

    Desde el punto de vista textil, el cerdeado produce cambios estructurales en el vellón, ya que la extracción de las fibras más gruesas, más largas y más rectas, reduce la sensación de picazón y mejora la confortabilidad de las prendas, ajustándola a mejores estándares de calidad.

    La máquina no solo sirve para cerdear, también clasifica la lana. Saca dos calidades: fina y súper fina. Las cerdas se usan como relleno de edredones para las camas.

    Además la misma máquina funciona como mezcladora, unifica los colores, se vuelven de un solo tono, porque no todas las lanas son del mismo color.

    Pesaje e hilado

    Después, la fibra se pesa por kilos y se entrega a las hiladoras que cuentan con 120 ruecas que funcionan con paneles solares. Pueden funcionar incluso en la punta del cerro. 

    Ya no se usan las puskas, porque el hilado demora siete días, en tanto que, con las máquinas, el trabajo se reduce a tres días. 

    Sin embargo, cuesta cambiar la mentalidad de la gente para que deje de usar la puska, cuya práctica tiene miles de años. El pelo extraído es reunido y hábiles manos comienzan a convertirlo en hilo. Algunas mujeres son reacias a usar las máquinas modernas. 

    Se entrega a cada mujer la fibra junto con una muestra de hilo, para que lo hagan exactamente igual. “El hilo más torcido, el menos torcido, influye para la elaboración de las prendas”, aclara Suseño.  

    Después de un mes se vuelven a reunir con las hiladoras a las que pagan 100 Bolivianos por un kilo de hilo. Si es más grueso les pagan menos, si es más delgado un poco más. El grueso se usa para palillo.

    A veces llevan el hilo en ovillo, envuelto a mano y otras en madeja. En el proyecto se lava el hilo con un producto vegano especial para quitar el fuerte olor a llama.

    “Depende del cliente si lleva en madeja, ovillos de 100 gramos o en conos de un kilo”, manifiesta Suseño. 

    Los compradores les piden en hilo o prenda. Ahí termina la cadena productiva. Por ahora están trabajando con un pedido de 100 ponchos.

    Las prendas se exponen para la venta en la tienda ArteNativo que tiene en la ciudad de Potosí, donde también se ofrece otras artesanías que las mujeres producen en el campo. 

    ArteNativo queda en la calle Sucre 32, entre Bolívar y Omiste. Los interesados pueden escribir a la página www. artenativobolivia.com o llamar al 72437371. 

    “Yo invito a las personas a valorizar la lana de llama porque es de gran calidad. La fibra sintética puede tener algunas cualidades pero nuestro cuerpo está diseñado para llevar fibras naturales. Estamos cambiando nuestros hábitos de vestir usando otros materiales. La naturaleza ha hecho que las fibras naturales mejoren nuestra salud. Los artesanos se benefician con las ganancias y de alguna manera se  frena la migración en el campo”, reflexiona Suseño •

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