“Fortalecimiento de Capacidades”, un éxito de Fundación Aclo
Una persona con diferentes capacidades, mejor autoestima y más formada, puede plantearse mejor su desarrollo.
Una persona con diferentes capacidades, mejor autoestima y más formada, puede plantearse mejor su desarrollo. Este tipo de personas forma la Fundación Aclo a través del proyecto denominado “Fortalecimiento de Capacidades” que se desarrolla en los distritos suburbanos de Sucre, especialmente en el Distrito 5 en la zona de Azari.
Roxana Dulón Gonzáles, directora Regional de Aclo Chuquisaca, explica que trabajan con familias migrantes provenientes principalmente de municipios chuquisaqueños, para ayudarles a tener mayor integración en una ciudad que no siempre está preparada ni es amigable con la gente migrante.
Las capacidades con las que trabajan son de liderazgo, comunicación, fortalecimiento de la sociedad civil para la defensa de los derechos de los pobladores de la periferia de Sucre y apoyo a la producción agroecológica y producción de agricultura urbana.
Liderazgo
Trabajan con personas de diferentes edades. Según Dulón, en este último tiempo ven con agrado que también los jóvenes —hombres y mujeres— están preocupados por su formación como líderes.
“Es muy inspirador ver a gente joven trabajando en liderazgo y también como comunicadores y comunicadoras populares”, comenta.
Agrega que, más que pensar en producción, empleo o vivienda, la preocupación se centra en que las personas sean capaces de reconocer su problemática y hacerse cargo de buscar opciones de solución.
A través de las capacitaciones, las personas adquieren conocimientos, para saber cómo presentarse en una reunión, tomar la palabra, reconocer vulnerabilidades o violaciones de los derechos humanos, cómo plantear mejoras en el marco de una organización, en los grupos a los que pertenece y a hacer gestión pública.
Por ejemplo, los barrios periurbanos de la ciudad sufren mucho por el poco acceso a los servicios. La calidad de vida de sus habitantes se ve afectada por falta de agua, luz, gestión de basura y de residuos y seguridad ciudadana.
Si en el campo el agua es sinónimo de producción y vida, en la ciudad el líquido elemento es sinónimo de salud y vida. “Queremos apuntar a ese desarrollo de capacidades”, sostiene Dulón.
Son casi ocho años que se trabaja en esa zona y es emocionante ver impactos: una zona organizativamente fuerte, donde la gente sabe demandar y gestionar sus pedidos, con una subalcaldía que tiene conocimiento y claridad de los problemas que afectan a la zona.
Otro detalle que destaca la profesional es que el subalcalde, más allá del partido al que pertenece, se formó como líder en el proyecto con el que trabaja Fundación Aclo.
Asimismo, dice que hay muchos dirigentes que se formaron como líderes en esa institución y esperan que se desenvuelvan bajo las normas y esquemas éticos del liderazgo ignaciano, ya que San Ignacio de Loyola es el fundador de la Compañía de Jesús de la que es parte la Fundación.
“Lo que más me llama la atención de cómo trabaja Aclo es el liderazgo al estilo ignaciano comprometido con los pobres, que potencia las capacidades y es ético. Esas son las lógicas que queremos formar, aunque no siempre lo conseguimos, por la corrupción”, sostiene Dulón.
Agrega que es un gusto ver cómo se potenciaron las personas para llegar ahí. Ver sus desafíos, que pueden actuar como líderes, como autoridades y como dirigencia, en el marco de los valores con los que se formaron”, reitera.
Además, dice que es importante acompañarlos en una gestión en la que no pierdan el valor ético que tienen como personas, en medio de todas las decisiones que tienen que tomar.
Según Dulón, las capacidades también tienen que ver con otro tipo de derechos, como la violencia, el acceso a la educación, que en este tiempo de pandemia está siendo muy vulnerado en las escuelas de los barrios populares, que merecen una atención diferenciada, porque el hecho de que estén en la ciudad no es garantía que tengan acceso a internet.
La violencia también es muy fuerte, no solo la intrafamiliar, también la extrafamiliar, que a veces hace sentir a algunas personas como ciudadanos de segunda por su ropa o por el color de piel que tiene. “La gente de los barrios periurbanos ha sufrido mucho de eso”, sostiene la guía.
De ahí que un producto interesante trabajado con líderes y lideresas fue el libro “Letras sencillas, denuncias profundas” que contiene cuentos y poemas que reflejan las injusticias y desigualdades.
Esta obra adquiere relevancia porque se apoya en el lenguaje y las letras para traducirlas y organizarlas en poemas y cuentos en los que los autores son personas sin trayectoria ni afición de escritores.
Comunicación para la vida
Desde el 2015 a la fecha, se han formado 150 comunicadores y comunicadoras populares barriales que pertenecen a los distritos 2, 3, 4, 5, 6 y 8. De ellos, 40 son activos; es decir, que generan noticia, se preocupan por contar como está su barrio y otros procesos.
Dulón relata que “la gente que se forma en Aclo se reconoce como comunicador ‘de’ Aclo, no formado por Aclo”. Incluso algún tiempo tenían credenciales como comunicadores de ese ente. “Estamos cambiando eso, porque nos parece una relación de dependencia que no va, ya que pueden prestar servicios en cualquier medio”, asegura.
Añade que los comunicadores barriales también intercambiaron espacios de interaprendizaje con personal de CORREO DEL SUR, la Universidad Andina Simón Bolívar y algunos docentes de la carrera de Comunicación Social de San Francisco Xavier. Por eso tienen un panorama de formación más amplio que solo Aclo, comenta Dulón.
Los comunicadores barriales tienen una organización propia, buscan alianzas para integrarse a diferentes medios, sobre todo radiales y escritos.
También cuentan con una página de Facebook a la que suben noticias de los barrios. En radio Aclo tienen un programa que se llama “Forjando surcos” en el que se focalizan en atender a los barrios.
Potencial
La Organización de juntas vecinales de Azari, conformada por algo más de 23 juntas vecinales, se ha constituido en una zona con sólidos cimientos de liderazgo, de ahí se ve que su gente va liderando en diferentes espacios.
Empero, ser dirigente no siempre es sencillo. Está sobre sus hombros ser el nexo con las autoridades y hacer sentir las necesidades más urgentes de la población. No reciben retribuciones económicas y, muchas veces, ni siquiera un digno reconocimiento: se exponen a críticas en virtud de sacar adelante a la comunidad, con intensas horas de trámites y gestiones dejando muchas veces sus trabajos.
Aclo quiso revalorizar estos aportes a través de un concurso de buenas prácticas dirigenciales, en el que se pudo rescatar interesantes prácticas, entre las que destacan los basureros del barrio Señor de Maica, o la propuesta de dirigencia con cultura de paz de la señora Margarita Rejas.
Dificultades
Una de las dificultades con las que tropieza el proyecto es lograr la confianza de la gente para trabajar con ellos, pese a que la gente migrante ya conoce como es Aclo, por la radio.
Otro problema que enfrentan para encarar procesos de formación es la falta de disponibilidad de tiempo de las mujeres.
El tiempo para ellas es uno de los recursos más escasos de los que pueden disponer, ya que tienen que dividirse para cumplir el trabajo doméstico en casa, la atención de sus hijos, el trabajo informal que desarrollan en las calles. Buscar pequeños momentos libres y que la gente priorice su formación es un gran logro.
“Es complicado encontrar los días, que a veces es una vez por mes y aprovechar ese poco tiempo para que sea de calidad”, relata Dulón.
Logros
Según Dulón, un gran logro es la cantidad de personas formadas, son activas y están dinamizando muchos procesos en sus propios barrios.
Reto
El reto es entender mejor la lógica de los migrantes, pues siguen manteniendo relaciones con su lugar de origen y continúan yendo a las siembras y cosechas. Vuelven para las fiestas patronales, un tiempo están aquí y otro allá, tienen doble o múltiple residencia.
“No estamos comprendiendo en su totalidad esas lógicas que hacen perder las fronteras entre lo urbano y lo rural. Necesitamos entenderlos, apoyarlos y desarrollar estrategias en ese sentido”, concluye la profesional •
Gladys Bolívar
Barrio Unidad, Distrito 3 (34 años)
“Me gusta llegar a cualquier sector donde soy libre de hacer entrevistas, me cuentan sus problemas y los doy a conocer a la población y las autoridades para que vean cómo pueden apoyar a esas personas”.
Rosemary Pereira (32)
Lideresa, autora del cuento “No te calles, habla”
“Soy líder. Escribí la historia “No te calles, habla” trata sobre todo tipo de violencia contra la mujer que ocurre no solo en Sucre sino a nivel nacional y mundial”.
Tita Cervantes (24 años)
Zona Azari, barrio 6 de Agosto
“Desde abril de este año soy la primera presidenta mujer de la Asociación de Comunicadores Barriales sede Sucre. Me sumé a la organización porque los periodistas nunca llegan a los barrios periurbanos”.
Adela Rentería (35 años)
Comunidad Chaupi Barranca
“Soy lideresa y comunicadora barrial. Me he interesado para prepararme en la vida y sobrevivir. Ha sido muy bueno, porque antes yo no podía expresarme, solo estaba encerrada con mis hijos”.