Revolución de La Paz
Como consecuencia de la REVOLUCIÓN LIBERTADORA ocurrida el día 16 de julio de 1809 en la ciudad de La Paz, meses después, la contrarrevolución dirigida por el brigadier Manuel de Goyeneche y Barreda persiguió y ejecutó a los nueve patriotas responsables, por orden de S.M. el Rey Fernando VII.
Como consecuencia de la REVOLUCIÓN LIBERTADORA ocurrida el día 16 de julio de 1809 en la ciudad de La Paz, meses después, la contrarrevolución dirigida por el brigadier Manuel de Goyeneche y Barreda persiguió y ejecutó a los nueve patriotas responsables, por orden de S.M. el Rey Fernando VII.
Esta REVOLUCIÓN LIBERTADORA creó por primera vez un gobierno autónomo compuesto por criollos, mestizos, aimaras, quechuas, negros e incluso españoles que apostaron por una nueva patria desvinculada de España.
Cuando se instauró el juicio contra los revolucionarios paceños, Goyeneche usó como pruebas para demostrar la traición de los insurrectos contra el “amado rey Fernando” varios documentos de la Junta Tuitiva, hoy desaparecidos, en los cuales figuraban los nombres de los patriotas líderes de la Revolución de Julio y estas pruebas serían instrumentos contundentes para establecer sus reales lealtades a la causa independentista, por eso permanecerían presos por varios meses, con grilletes en las mazmorras y calabozos ubicados debajo del antiguo Cabildo.
Luego del juicio las sentencias serían dictadas el día 26 de enero de 1810 a la media noche y de la siguiente forma:
• Pedro Domingo Murillo, coronel y presidente de la Junta Tuitiva: ahorcado y su cabeza clavada en el pilar del Alto de Potosí.
• Basilio Catacora, representante: ahorcado.
• Buenaventura Bueno, representante: ahorcado.
• Melchor Jiménez, alias el “pichitanca”, ahorcado.
• Juan Antonio Figueroa, gallego de origen, al garrote.
• Mariano Graneros, alias el “chalatejeta”, ahorcado.
• Apolinar Jaén, ahorcado, y su cabeza llevada a Coroico.
• Gregorio García Lanza, auditor de guerra, representante del pueblo y vocal de la Junta Tuitiva, al garrote.
• Juan Bautista Sagárnaga, subteniente de las milicias del Rey, al garrote.
• Presbítero José Antonio Medina, ejecución del castigo en suspenso hasta la resolución del Señor Virrey.
Es importante mencionar que en los meses siguientes continuaron las ejecuciones de más paceños independentistas, y cientos más fueron encarcelados. Se les incautaron sus bienes y serían llevados a las prisiones de Boca Chica en el Caribe y también a las Filipinas… la gran mayoría nunca más volvería a La Paz y no vería a la naciente Bolivia.
Por muchos años se ha tratado de minimizar o degradar el valor de la gesta del 16 de julio de 1809, tristemente por ambiciones regionales y chauvinismos irracionales que han generaron un malsano revanchismo entre Chuquisaca y La Paz a partir del primer centenario de las gestas de Charcas y La Paz; pero hoy, con mirada del siglo XXI, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que no es posible entender los casi 16 años de nuestra Gran Guerra Patria sin interrelacionar cada movimiento libertario y libertador con un único objetivo: la independencia de los virreinatos, capitanías e intendencias en la América Hispana; para nosotros la semilla de nuestra nueva patria.
Por lo tanto, no es posible entender la revolución de La Paz sin los levantamientos en Chuquisaca, cincuenta y dos días antes… y así; todas las gestas libertadoras e insurrecciones regionales de la proto Bolivia de la primera cuarta parte del siglo XIX.
Rumbo a nuestro bicentenario, es importante insistir en que los hechos del 16 de julio de 1809 y la consiguiente creación de un nuevo gobierno que se conoció como Junta Tuitiva NO fueron los de una simple “gesta libertaria” y menos los de un “grito libertario”; pues en La Paz no hubo ningún “grito” y menos libertario… lo que se vivió en las jornadas de julio de 1809 fueron los de una genuina REVOLUCIÓN LIBERTADORA.
Porque esta revolución, que debió estallar el mismo día tanto en Cochabamba como en Arequipa, se preparó con mucho tiempo de acuerdo a un plan militar y político, que fue el resultado también de horas y horas de reuniones secretas con los doctores y emisarios de Charcas, los brazos armados de las provincias intermedias y los citadinos de las ciudades importantes en ese tiempo.
La REVOLUCIÓN LIBERTADORA de julio de 1809 encarnó todos los principios revolucionarios y libertadores dentro de las corrientes filosóficas de ese tiempo, donde luego del triunfo de la misma no se violaron los derechos de los habitantes nacidos en España como tampoco de los naturales; no se quemaron ni destrozaron propiedades privadas, tampoco hubo caos ni asesinatos de realistas; aunque sí se quemarían los libros reales y de tributos con los que a los paceños se sometió por más de dos siglos.
Luego de las ejecuciones del 29 de enero de 1810, la sociedad paceña quedaría dividida entre realistas e independentistas por casi 16 años, al igual que en el resto de otras ciudades que fueron parte de la antigua intendencia Charcas, donde se viviría una real “guerra a muerte” llegando a 1825 con casi la totalidad de sus protagonistas muertos.
Mientras casi todos los países que nos rodean ya han celebrado sus bicentenarios de independencia, nosotros lo haremos recién dentro de cuatro años, y este fenómeno tiene una explicación, pues aunque fuimos de los primeros en iniciar nuestra guerra de independencia en 1809, no fue hasta 1825 que nacimos como República pues los realistas tuvieron una sólida motivación: no abandonar el cerro de Potosí, que finalmente fue el monedero de medio mundo, por lo que tampoco es casualidad que en nuestro escudo y monedas esté presente al centro nuestro emblemático Cerro Rico de Potosí. Como tampoco es casualidad que nuestra primera bandera boliviana haya sido en realidad la primera bandera paceña… de las invictas republiquetas de Ayopaya e Inquisivi y las barricadas en las calles paceñas contra Ricafort y sus tropas realistas… la rojo punzó y verde esmeralda, con la que los supervivientes de nuestra GRAN GUERRA PATRIA entrarían a la ciudad de La Paz en 1825 •