Renace Juana Azurduy

Madura, de tez morena, con rostro un tanto angular y rasgos duros adquiridos, seguramente, por todo lo acontecido en su vida. Su piel tiene algunas manchas y luce avejentada como consecuencia de una constante exposición al sol, por falta de cuidado y el paso de los años.  

Renace Juana Azurduy

Renace Juana Azurduy Foto: Ramiro Ghigliazza

Interpretación hiperrealista de San Martín realizada por el artista gráfico Ramiro Ghigliazza

Interpretación hiperrealista de San Martín realizada por el artista gráfico Ramiro Ghigliazza Foto: Ramiro Ghigliazza

Renace Juana Azurduy

Renace Juana Azurduy Foto: Ramiro Ghigliazza

Renace Juana Azurduy

Renace Juana Azurduy Foto: Ramiro Ghigliazza

Ramiro Ghigliazza -foto taller.

Ramiro Ghigliazza -foto taller. Foto: Ramiro Ghigliazza

Retrato de Manuel Belgrano

Retrato de Manuel Belgrano Foto: Ramiro Ghigliazza


    Evelyn Campos López ECOS
    Ecos / 17/08/2021 00:15

    Madura, de tez morena, con rostro un tanto angular y rasgos duros adquiridos, seguramente, por todo lo acontecido en su vida. Su piel tiene algunas manchas y luce avejentada como consecuencia de una constante exposición al sol, por falta de cuidado y el paso de los años.  

    Tiene arrugas en la frente, el mentón denota fuerza, su cabello oscuro se divide con una raya al medio y está sobriamente recogido en dos trenzas que se cruzan en la nuca.  

    Las orejas son un tanto grandes, su nariz es delgada y recta, los labios muestran arrugas de expresión en la parte superior.   

    Pareciera tener una pequeña cicatriz en el pómulo izquierdo, quizá, producto de una de las reyertas en las que participó durante la Guerra de la Independencia.  

    Sus cejas son delgadas y bien definidas, los ojos son de tamaño mediano, de color café y tiene unas cuantas “patas de gallo”. Su mirada es directa, frontal, fuerte, viva, inteligente y decidida. Dice tanto…      

    Se trata del retrato de Juana Azurduy de Padilla que, según su partida de bautizo y las investigaciones que hizo el historiador Norberto Benjamín Torres, nació en enero de 1780 en La Plata, hoy Sucre. En su partida bautismal, su apellido aparece como Asurdui, con “s” e “i”, pero se trata de la guerrillera, la mayor heroína de Bolivia.  

    Por la vida que llevó y las hazañas que realizó durante la Guerra de la Independencia, se han tejido tantas historias en torno a la heroína de América, que su nombre se convirtió en leyenda. Tanto así que en diferentes periodos fue retratada de acuerdo a cómo la concibió cada artista. Generalmente con un rostro y figura idealizados que se alejan de la realidad. 

    Sin embargo, el artista gráfico contemporáneo argentino Ramiro Ghigliazza logró crear una imagen real y no idealizada de la mariscala.  

    No muestra a “una mujer maravilla”, sino a una Juana muy humana. Su intención fue retratarla “en su pleno apogeo” durante la revolución independentista. Pudo hacerlo gracias a la tecnología y su gran creatividad.  

    El diseñador gráfico publicitario, que dedicó gran parte de su carrera al sector agropecuario, manifiesta que el retrato de Juana no está con los cabellos al viento como un novelista podría imaginarla, más bien dice que es un retrato crudo. 

    Su hijo comenzó la historia 

    Todo comenzó con un desafío, cuando el hijo de Ghigliazza, de tan solo cuatro años, le pidió retrate la imagen del Libertador José de San Martín.  

    Gracias a la curiosidad del niño, el artista gráfico se dio cuenta que, cuando se mira varias imágenes de una misma persona, todas parecen iguales, pero, si se las observa con detenimiento y mucho más detalle, las diferencias se hacen visibles. 

    Así, Ghigliazza reconstruyó el rostro del prócer de la independencia en arte digital, situándolo en el año 1818. Previamente realizó un exhaustivo trabajo de investigación basado en los testimonios de sus contemporáneos y en el daguerrotipo de 1848. 

    La imagen se hizo muy popular en las redes sociales y sus seguidores comenzaron a pedirle que proceda igual con otros próceres de la independencia.

    Los otros

    Dando gusto a sus seguidores, continuó con la reconstrucción de Manuel Belgrano, una de las figuras fundamentales del proceso que condujo a la independencia de Argentina. El municipio de Rosario le dio a Ghigliazza un incentivo para que culmine ese trabajo.  

    Después fueron las mujeres las que empezaron a pedirle al artista que reconstruya los rostros de las féminas que se visibilizaron durante la Guerra de la Independencia.  

    Entonces, Ghigliazza decidió empezar con la heroína Juana Azurduy de Padilla. Con ese propósito, y para caracterizarla, se contactó con algunos historiadores. Uno de ellos le aconsejó comunicarse con el historiador Norberto Benjamín Torres quien tiene una investigación seria sobre la heroína. 

    Escudriñó sobre la vida de Juana, en su aspecto físico y como era la personalidad que tenía, así como hizo con los demás próceres. 

    “Para mí, lo más importante es buscar y saber en qué fuentes y documentos voy a basarme para hacer el retrato”, explica el artista. 

    Dice que sobre Juana hay muchas imágenes idealizadas. De esa manera solo encontró dos “no idealizadas”. Una imagen está en el Museo de los Espejos en la ciudad de Padilla y el otro retrato se encuentra en el museo Histórico Nacional de Buenos Aires, que no tiene autor ni fecha.  

    “A mí me dijeron que se trata de la mismísima Juana. Me concentré en esas dos imágenes porque las pinturas tienen caprichos y detalles que no estarían en una imagen idealizada”, explica. 

    En el caso de Belgrano fue diferente, porque hubo un autor que lo retrató en vida. Hay una identificación de su amigo personal. “Yo trato de recabar la mayor cantidad de información posible, que a veces se puede y otras no”, relata.  

    El artista que humaniza héroes en Argentina nació en Buenos Aires, pero radica en Córdoba. Hace una investigación histórica con calidad fotográfica y extrema fidelidad, como si hubiese tomado la foto a Juana o San Martín unas horas antes. No usa inteligencia artificial ni aplicaciones. 

    “Utiliza fotogramas de rostros de seres humanos actuales, que fueron ensamblándose —parte por parte— hasta generar la cara de San Martín, tal como se lo veía en esa época. Así, la obra muestra en detalle la fisonomía del rostro del general, hasta con la marca de los lentes y de una cicatriz que tenía.   

    También refleja la barba rasurada, los poros y algunas pequeñas manchas en la piel, propias de la edad. De hecho, el reconocido historiador argentino Felipe Pigna se hizo eco de las obras de arte de Ghigliazza y las redes sociales explotaron, describe una publicación del vecino país. 

    Emociones 

    Ghigliazza cuenta que, tras mirar a los ojos de los héroes, muchas personas se emocionan en extremo. Ese es el caso del presidente de la Argentina, Alberto Fernández, quien ni bien asumió el mando le pidió a Ghigliazza lleve el cuadro de San Martín a la Casa Rosada. Cuando el primer mandatario estuvo frente a la imagen derramó lágrimas de emoción. 

    El artista también evoca que, en 2019, en el Convento de San Carlos, el primero en emocionarse y romper en llanto al ver el retrato de San Martín fue un granadero. Su imagen se viralizó en las redes sociales. 

    “En el Congreso de la Nación Argentina también se vivó otro momento emotivo. Cuando uno se enfoca solo en el rostro viaja con la imaginación, se piensa mucho en cómo fue. Es una mezcla de emociones”, expresa. 

    La obra de Ghigliazza en Sucre 

    El deseo de Ghigliazza es descubrir el retrato de Juana Azurduy de Padilla en algún municipio emblemático de Chuquisaca, donde la heroína luchó por la independencia. “Se podría descubrir la imagen simultáneamente en Argentina y Bolivia. Para mí sería un honor”, manifiesta. 

    Anuncia que el retrato de Juana concluirá en unos cinco días más. El objetivo es descubrir el retrato de Juana Azurduy el 26 de enero. Ojalá que las autoridades tengan el interés de acoger al artista y su obra en Sucre. 

    Ramiro Ghigliazza está en Facebook en la página Libertadores de Pueblos, en Instagram se lo ubica como @ramiroghigliazza y perfil: @ramiroghigliazza •

    Asurdui, no Azurduy

    Una investigación que el historiador Norberto Benjamín Torres socializó en marzo de 2015 arrojó nuevas luces sobre la procedencia y fecha de nacimiento de Juana Azurduy. 

    Con la partida bautismal, fechada en 26 de marzo de 1780, se establece que Juana Asurdui, con “s” e “i”, fue bautizada en San Pedro de Montalván (hoy Tarabuco), como hija de Isidro Asurdui y Juliana Llanos. En el mismo documento se indica que Juana fue bautizada con dos meses de vida, por lo que habría nacido en enero.

    En el libro “Azurduy o Asurdui: Nuevas revelaciones sobre Juana”, Torres explica que hay más de cinco Juanas Azurduy, pero el apellido (original) de la heroína es con “s” e “i”; es decir, Asurdui. Así escribían su apellido y con el tiempo, y los cambios en el idioma español, adoptó la “z” y la “y”. 

    Pero esta Juana es la auténtica, la guerrillera, la esposa de Manuel Ascencio Padilla puesto que sus datos coinciden a plenitud con la partida de matrimonio

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