Cómo identificar una relación tóxica
Sin saberlo, muchas personas pueden involucrarse en una relación tóxica, exponiéndose a maltratos emocionales e incluso físicos que podrían evitarse si supieran detectar las características de alguien dañino, para alejarse de él o ella.
Sin saberlo, muchas personas pueden involucrarse en una relación tóxica, exponiéndose a maltratos emocionales e incluso físicos que podrían evitarse si supieran detectar las características de alguien dañino, para alejarse de él o ella.
De los 25 países con mayor tasa de feminicidio en el mundo, 14 están en América Latina y el Caribe. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que entre el 27 y el 40 por ciento de las mujeres entre 15 y 49 años han sufrido violencia por parte de sus parejas en esas regiones del mundo.
Una relación tóxica es destructiva, inestable y genera daño o malestar dentro de una relación de pareja. Se caracteriza porque tener conductas celotípicas, manipuladoras y control disfrazado de atención, entre otros aspectos.
Profesionales en psiquiatría definen a la celotipia como un trastorno delirante irreversible y multifactorial que hace pensar al paciente que su pareja es infiel y afecta más a hombres que a mujeres después de los 30 años.
El psicólogo potosino Carlos Pereira explica que una relación tóxica comienza como cualquier otra, cuyo objetivo es la conquista.
Indica que en esta etapa existen procesos psicofisiológicos que confunden nuestro juicio y los procesos complejos mentales para la toma de decisiones; por tanto, en este periodo se normalizan actitudes tóxicas (manipulación, celos y otros).
Cómo reconocerla
El psicólogo manifiesta que es interesante cómo se engaña el juicio en la primera fase del enamoramiento y no se reconoce que se trata de una relación tóxica.
Más bien son las personas más cercanas quienes se dan cuenta del maltrato; sin embargo, esas actitudes o conductas son minimizadas. Así, se inicia la “normalización” de una relación tóxica, de manera consciente o inconsciente, con la creencia de que cambiará la situación.
En este sentido, la primera pregunta que uno se hace es: ¿Por qué algunas personas se resignan o aceptan una relación tóxica? A esta inquietud, Pereira responde que, al tratarse de una relación violenta, el miedo ofusca a la víctima y los sentimientos de culpa justifican la permanencia en dicha relación.
Entonces, la pareja de la persona tóxica se ve seriamente afectada con sus actitudes y prácticas, en el aspecto psicológico, emocional y físico, porque le genera desprotección, dependencia y desesperanza.
La situación es tan delicada que la víctima puede sufrir crisis de ansiedad, tensión, con la posibilidad de ingreso a cuadros depresivos.
Es decir, que cualquiera que, en una relación sentimental, desgasta, intimida, cosifica al otro, lo culpabiliza y lo ningunea, es una persona tóxica que no le conviene a nadie como pareja.
El desenlace
Según Pereira, el silencio es el cómplice de los desenlaces trágicos pero, una vez que se reconoce al o la tóxica, el ciclo de violencia se desestructura y la víctima recobra su valía.
Aunque no todas las relaciones tóxicas terminan en violencia doméstica, esto último siempre está antecedido por una relación tóxica, insisten los expertos.
Emma Puig de Bellacasa, consultora internacional para el programa regional Spotlight de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Mujeres, advierte sobre el alto número de casos en América Latina en los que el desenlace es trágico: entre el 27% y 40% de las mujeres, entre 15 y 49 años, sufrieron violencia por parte de sus parejas.
¿Cómo salir?
No es imposible salir de una relación tóxica, sí se puede. Esta relación está formada por alguien tóxico que es el que violenta y una víctima que está dispuesta a soportarlo consciente o inconscientemente.
El primer paso para salir de ese tormento es romper el silencio para recibir apoyo legal y psicológico, indica Pereira.
“Por tanto, para visibilizar, prevenir las prácticas, actitudes y conductas toxicas en cualquier relación, el sistema educativo, comunitario y familiar deben realizar procesos que coadyuven en la gestión emocional para un adecuado desarrollo afectivo y de esta manera generar una comunidad donde la cultura del buen trato sea una práctica habitual”, concluye el profesional •
Cómo reconocer los rasgos tóxicos
Tu pareja demuestra conductas y actitudes celotípicas.
Revisa tu celular, tus redes sociales y se molesta si no lo permites.
Controla tu forma de vestir.
Te manipula emocionalmente para evitar ser el o la responsable.
Reduce tu entorno social inmediato (amistades y familia).
Planifica actividades sin consultarte.
En una discusión, deja de hablarte si no cedes o asumes la culpa.
Te obliga a no ver a personas del sexo opuesto que considera no adecuadas.
Te asigna fallas y errores para menospreciarte.
Chantajea o exige tener relaciones sexuales cuando él o ella decide.
Las anteriores actitudes tienen el objetivo de controlar, aislar, culpar, manipular y generar dependencia.
FUENTE: Carlos Pereira, psicólogo potosino.
Recomendaciones de ONU Mujeres
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) Mujeres, dedicada a promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, diseñó un instrumento llamado “violentómetro” que refleja cómo puede escalar el nivel de toxicidad y recomienda qué hacer al respecto.
Síntomas de alerta con la pareja:
Te intimida o amenaza.
Te humilla o ridiculiza.
Te cela.
Te miente.
Destruye objetos.
Controla tus amistades o relaciones con tu familia.
Te indica cómo vestir o maquillarte.
La ONU llama a reaccionar cuando:
Te insulta.
Te empuja o te pellizca.
Te golpea “jugando”.
Maneja y dispone de tu dinero, tus bienes o tus documentos.
Te prohíbe usar métodos anticonceptivos.
El organismo recomienda salir de la relación cuanto antes si:
Te golpea o agrede físicamente.
Te obliga a mantener relaciones sexuales.
Te amenaza de muerte.
Te encierra o te aísla de tus seres queridos.
Origen de la toxicidad
En una publicación de la BBC Mundo, Puig explica que “las niñas crecen creyendo que su lugar en el mundo está relacionado con las tareas domésticas, y la maternidad, y los niños reciben mensajes de masculinidad que debe ir acompañada de actitudes violentas”.
“A ellas se les pide que estén tranquilas, que no hagan ruido, que sean delicadas, mientras que a ellos se les potencia que ocupen los espacios públicos y accedan a deportes y juegos activos”, agrega.
El psicólogo y sexólogo mexicano César Galicia sostiene sobre este tema que ese modelo hace a la gente altamente dependiente de la pareja, porque es en ella donde se busca ser aceptados.
“Necesitamos que nuestra pareja nos valide la existencia como nadie más lo hace en el mundo, y es en ese espacio donde sentimos que vamos a ser reconocidos. Así que, a veces inconscientemente, dices, 'prefiero quedarme en esta relación tóxica, a quedarme sola, o desvalorada'", ilustra el profesional.
Galicia cree que, como punto de partida, es importante aprender a escuchar lo que el cuerpo nos está diciendo. “Por muy normalizado que tengas el abuso, el cuerpo se da cuenta de que está siendo agredido. Entonces, debes agarrarte a esa sensación”, indica.
También es fundamental contar con la familia o el entorno más cercano y avisar lo que a uno le está pasando.
Una de las primeras consecuencias de las relaciones tóxicas es la pérdida de los grupos de apoyo. El aislamiento puede ser un factor que dificulte salir de una relación abusiva, porque (quienes la sufren) no tienen en quién sostenerse o apoyarse económicamente.
Puig añade que en la mayor parte de los casos son las organizaciones de mujeres u organizaciones no gubernamentales las que acompañan a mujeres y niñas que viven extrema violencia.
“Pero sigue siendo un desafío, ya que las estructuras estatales que deben garantizar la protección de las mujeres y de las niñas con frecuencia están debilitadas y no funcionan”, finaliza
Perfil de Carlos Pereira
El licenciado Carlos Pereira tiene 18 años de experiencia laboral certificada, su matrícula profesional es la CPA-001. Trabaja como consultor independiente, es director general del Centro de Desarrollo Personal y docente en educación superior. Tiene postgrados en psicología jurídica y forense, estrategias y técnicas de abordaje integral en violencia sexual, salud sexual y reproductiva y salud materna. Además, es maestrante en educación superior basado en competencias.