La lucha del “Potosino soy”
El destino le tenía preparada una doble paradoja al maestro potosino Humberto Iporre Salinas: murió el 7 de noviembre de 1985 en su domicilio de la calle Nogales, justo el mismo día que compuso la canción “Potosino soy”.
El destino le tenía preparada una doble paradoja al maestro potosino Humberto Iporre Salinas: murió el 7 de noviembre de 1985 en su domicilio de la calle Nogales, justo el mismo día que compuso la canción “Potosino soy”. Sus exequias duraron dos días. el 9 de noviembre de 1985, sus restos se velaron en el Salón del Club Internacional, el mismo día que estrenó su obra y en el mismo lugar.
“Qué paradojas tiene la vida”, comenta Celso Durán camarógrafo de la gobernación de Potosí, quien, en el afán de conocer la historia del huayño “Potosino Soy”, entrevistó a Eduardo Maldonado, nieto de Humberto.
A continuación, Durán relata a ECOS algunos pasajes de la vida del fecundo compositor y uno de los músicos más connotados de Bolivia, del que dice:
“Hoy, con verdadera modestia, puedo afirmar que Humberto Iporre Salinas vale un Potosí…”.
En 1937, Humberto compuso el tango mi “Potosí querido”. La noche del 9 de noviembre de 1938 se celebraría en el Club Internacional la tradicional fiesta de gala en honor el 10 de Noviembre, aniversario cívico del Departamento de Potosí.
Lo más selecto de la sociedad potosina se dio cita en el afamado salón para vivir una velada inolvidable, que marcaría la historia de generaciones futuras. Los asistentes serían testigos de un hecho inédito que ni el tiempo podría borrar.
Las damas y caballeros ataviados con sus mejores trajes bailaban al compás de la música de esa época. Cerca de la medianoche, el maestro de ceremonias con voz segura exigió la atención de los presentes manifestando: “Hoy tenemos el orgullo de presentar al maestro Humberto Iporre Salinas y a su conjunto, que nos ofrecerá su última composición dedicada a la tierra que lo vio nacer. Invitamos a este noble auditorio escuchar esta primicia en ritmo de huayño, que titula “Potosino soy”.
El conjunto se acomodó en la cabecera del salón, Humberto se sentó frente al piano y empezó a manipular las teclas del instrumento traído de Europa.
Las notas musicales llenaron el salón, se desbordaron por las ventanas, se extendieron por la plaza 10 de Noviembre y surcaron los cielos de Potosí. Las notas parecían musas mágicas que hipnotizaban a los invitados, entrando a sus corazones y llenando sus espíritus.
Durán afirma que la letra de la canción testifica el cariño del autor por la tierra que lo vio nacer. “Los intérpretes, liderados por el joven Humberto parecían dioses cantándole a la historia”.
Terminada la interpretación, el salón se llenó de aplausos. Afuera, las campanas de la Catedral tañeron recordando el aniversario de Potosí y también dieron la bienvenida a la canción que se convirtió en el segundo himno de la tierra del Sumaj Orcko.
La vida de Humberto Iporre Salinas
Nació el 28 de diciembre de 1915. Sus padres fueron Víctor Iporre Orellana (falleció en 1962) y Ernestina Salinas (falleció en 1936). Fue el mayor de ocho hermanos.
Realizó primaria en el colegio Franciscano y secundaria en el Pichincha. Su primer maestro de piano fue su progenitor, quien le inculcó amor por el arte y la música.
Posteriormente su educación fue encomendada al maestro Manzano, músico de capilla, quien llevaba al adolescente a las iglesias para acompañar el rito religioso católico.
Así, desde temprana edad se familiarizó con el latín y la música sacra. Su primera composición la hizo a los 14 años. Se llama “Amor al piano”.
Orquestas musicales
Humberto fue maestro de los colegios Franciscano y Pichincha. Formó la primera orquesta estudiantil denominada “Ritmo y juventud” con instrumentos musicales como el piano, contrabajo, batería, guitarra, percusión y coros.
La orquesta actuaba en las coronaciones de reinas, que por entonces eran verdaderos acontecimientos festivos. El padre Javier Gatorno, director del colegio Franciscano, le dio todo su apoyo. Con ella viajó a varias ciudades del país.
También formó la orquesta del colegio Pichincha, pero fue por breve tiempo ya que lo nombraron Supervisor de Educación Musical.
Entre los exalumnos de Humberto están Eddy Navia, Gerardo Arias y Óscar Castro, fundadores de Savia Andina.
Fungió como maestro en la Academia de Bellas Artes de la Universidad Autónoma Tomás Frías, junto con sus amigos que también eran docentes, José Baldivieso y José Sandy.
A mediados del siglo XX fundó la orquesta “Arte y Trabajo” que, según Durán, era prácticamente una orquesta Fox sinfónica.
Estaba integrada por más de 80 músicos, hombres y mujeres, que tenían diferente profesión, eran médicos, abogados, sastres y carpinteros que se dedicaban a la música y el arte literario; eran considerados el puntal de la cultura boliviana.
Igualmente creó el “Cuarteto el Cóndor” (de instrumentos) junto con los maestros José Baldivieso, José Sandy y el maestro Sánchez, en el contrabajo. Las voces del maestro Flores, Alandia y Baspineiro acompañaron al grupo.
Del mismo modo, fundó la coral “Franz Ross” integrada por alumnos del colegio Franciscano y Santa Rosa, que eran a cuatro voces. “Eran corales de manejo polifónico para la época, que hoy ya no se ve ni se escucha”, comenta Durán.
Anécdota
Un día, en el colegio Pichincha había ensayo general de la orquesta y el coro. Por entonces, el actual abogado y artista Franz Medrano, hijo del connotado penalista potosino, José Medrano Ossio, era el solista del coro.
Franz llegó tarde, había empezado el ensayo y justo cuando era su turno estaba fuera del aula. Optó por cantar desde el pasillo. Humberto se dio cuenta de la situación y dejó que concluya. Después, salió a la puerta y le dijo, “entre Franz, se va resfriar”.
Todos pensaron que le recriminaría, pero no lo hizo, más bien demostró su grandeza al expresar “todos no atrasamos alguna vez”. Franz comentó después, “tuve que hacer mayor esfuerzo para cantar desde el pasillo”.
Guerra del Chaco
Cuando inició la ofensiva, Humberto ya era un artista connotado y un soldado al que le dieron la tarea de interpretar su arte para ayudar a la gente. Realizaba campañas para recolectar dinero, vituallas y otros. Estuvo en Oruro, Sucre y Camiri.
Organizó varios conciertos y actos culturales. El fin era que las instituciones de beneficencia y el Ejército Nacional recaudaran fondos para los huérfanos, viudas y soldados heridos que retornaban del frente de batalla.
Humberto, en su condición de policía y militar, consumó verdaderos duelos musicales con el maestro Fidel Torricos de Sucre. Los grandes pianistas hacían gala de sus destrezas con ese instrumento.
El diputado Armando Alba, conocedor de las dotes de Humberto, mandó una carta para que retorne a su ciudad natal, pero el Alto Mando respondió que la desmovilización se haría de acuerdo con la normativa. Así, volvió de la guerra en septiembre de 1935.
Para Durán, esta pieza musical “es un canto de dignidad y rebeldía; la gente siente empatía y orgullo cuando escucha Potosino soy. Incluso derraman lágrimas cuando están lejos de esta tierra” •
El plagio
Actualmente, la empresa multinacional “The Orchard Music” y Discolandia Dueri & Cia. pretenden arrebatar la propiedad intelectual del autor y, por ende, quitar a los potosinos esta melodía que ya es su patrimonio.
La familia de Humberto quedó sumamente extrañada cuando, el 18 de julio de 2020, el diario El Potosí denunció que los derechos de autor de la canción “Potosino soy” aparecen en YouTube a nombre de la empresa multinacional The Orchard Music.
El nieto del compositor, Eduardo Maldonado, cuenta que, como familia, se sumaron a esta denuncia y pidieron a la Sociedad Boliviana de Autores y Compositores de Música (Sobodaycom) y a Discolandia, Dueri & Cia. Ltda. que se pronuncien públicamente sobre el tema.
Sobodaycom está llamada por ley para defender los derechos de los autores y compositores de la música nacional. “Encontramos que ‘Potosino Soy’ y otras obras más de autoría de mi abuelo figuran a nombre de la multinacional en convenio con Discolandia, que no puede desconocer que hay una autoría ampliamente difundida y conocida”, sostiene Maldonado.
Anunció que tomarán cartas en el asunto cuando termine la pandemia y la emergencia sanitaria. “Nos hubiese gustado que el Ministerio de Cultura se manifieste sobre este tema, porque no estamos hablando de una composición desconocida. Sin el ánimo de desmerecer otras obras, ‘Potosino soy’ debe ser una de las composiciones más emblemáticas que expresa la identidad y el sentimiento de la potosinidad”, opina.
¿Cuántas obras dejó Humberto Iporre Salinas?
Maldonado cuenta que en las entrevistas de radio, televisión y prensa escrita que le hicieron a su abuelo, siempre aseguraba que había compuesto más de 600 obras musicales.
Sin embargo, indica que gran parte de la obra musical de Humberto y de otros compositores contemporáneos del siglo XX, se perdieron, no quedaron registros.
Dice que es una suerte que su familia persista en encontrar y registrar la obra de su abuelo. Pero en otros casos los descendientes se dispersaron, cambiaron de residencia o se desentendieron con el paso del tiempo.
“Varias obras de mi abuelo estaban registradas en derechos autorales que era una repartición del Ministerio de Educación y Cultura; sin embargo, entiendo que esos archivos quedaron en nada”. Entonces la pregunta es ¿quiénes están percibiendo las regalías autorales de la vasta obra musical en cuecas, huayños y taquiraris que dejaron los magníficos compositores del siglo XX?
Sobodaycom debería informar al país qué está haciendo con esas regalías. ¿Por qué hay ese silencio en los directorios que se hicieron cargo de esa institución?, inquiere.
La familia de Humberto se dio la tarea de sistematizar todas sus obras, siguen en ese proceso. Hasta ahora identificaron a 230, pero todavía queda trabajo por hacer.
Casa museo Humberto Iporre Salinas
Maldonado es el impulsor de la creación de la casa museo Humberto Iporre Salinas, ubicada en la calle Nogales Nº 653, que abrió sus puertas al público el 28 de diciembre de 2015 justo para el centenario del natalicio del maestro.
La Casa Museo resume la vida del compositor, su trabajo, creaciones musicales, discos, fotografías, condecoraciones, correspondencia, los instrumentos que interpretó y las partituras guardadas en un cofre.
El espacio cultural dedicado a honrar la memoria del maestro, se divide en áreas como la sala del piano, el oratorio, el comedor, la sala de instrumentos, la biblioteca, la habitación donde se lucen los recuerdos de orquestas, objetos de familia, el espacio de reconocimientos, exposición de recuerdos de la guerra del Chaco, efectos personales, de actividades de docente y muestra de pinturas y caricaturas.
Ley departamental
El 11 de noviembre de 2020, la gobernación de Potosí promulgó la ley departamental que declara Patrimonio Cultural Inmaterial del Departamento de Potosí a la canción “Potosino soy”, compuesta por el maestro Humberto Iporre Salinas.
Partituras en la Memoria del Mundo Bolivia
Desde el 18 de diciembre de 2020, las partituras originales del huayño “Potosino soy” están inscritas en la Memoria del Mundo Bolivia que depende de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Su familia
Humberto tuvo una hija, Lourdes Stahel Iporre Peña, maestra de educación musical y pianista de la Coral de la Normal de Maestros. Ella, a su vez, tuvo dos hijos, Sandra Cecilia y Eduardo, y un nieto.
Ninguno de ellos heredó el talento musical de Humberto. “En mí pudieron más los números y las letras, que las notas musicales”, reconoce Maldonado.