Portones coloniales
Las casas donde habitaba la aristocracia española en tiempo de la colonia eran mansiones suntuosas en su mayor parte, palacios con muros de cal y canto, con fachadas artísticamente talladas
Las casas donde habitaba la aristocracia española en tiempo de la colonia eran mansiones suntuosas en su mayor parte, palacios con muros de cal y canto, con fachadas artísticamente talladas, donde se ostentaban los escudos nobiliarios, muchos de los cuales se conservan hasta hoy, en Chuquisaca y Potosí. Los salones o “cuadras”, como entonces se les llamaba, lucían muebles de lujo, valiosos cuadros con marcos dorados en las paredes, espejos de cuerpo entero y alfombrados de triple. Las casas de la gente que no pertenecía a la aristocracia, ni a la riqueza, eran, en cambio, modestas y sencillas. Las habitaciones estaban alumbradas con velas de sebo que se encendía con tizona. La vida de la colonia en Potosí y Chuquisaca era fastuosa, llena de distracciones y saraos. Las damas oían misa todos los días, en ese contexto, al referir a los históricos templos; los portones de esos edificios sagrados de la colonia, que aún se conservan; son de enormes dimensiones que alcanzan hasta siete metros de altura.
Están formados siempre con dos hojas o batientes. Suelen insertar otra puerta más pequeña llamada “postigo”, para el acceso a las personas. Los batientes enormes del portón son demasiado pesadas para el uso cotidiano y sólo se emplean para los días festivos, como la salida y entrada de las andas de las procesiones religiosas y para otros acontecimientos especiales. Los portones más pequeños de edificios civiles, muchas veces de una sola hoja o batiente o un solo “postigo”. La puerta principal se abría, luego de que los jinetes golpeaban el aldabón para llamar, facilitaba la salida y entrada de las cabalgaduras, carretas y carruajes. Las puertas de “postigo” construidas a escala humana con dimensiones de 1,90 de alto y 1.10 de ancho. Las puertas de “postigo” son disimuladas mediante tallados de sus contornos en ambas hojas, a manera de adornos. Por la cara que da hacia la calle, las hojas de los portones están formadas por varios tablones verticales sujetos en bastidores, sujetos mediante clavos o tachones metálicos de fundición artística, sirven de elementos decorativos.
El quicio de los portones es importante. Son los espigones de las puertas que en la parte inferior se encuentran reforzadas con una funda de metal que evita el desgaste de la madera y facilita la rotación de la puerta. En la parte superior, el espigón de la hoja se encaja en un gozne de madera que contiene los edificios para el quicio. El quicial es un dado de piedra empotrado en el suelo, en el cual entra el espigón inferior de la puerta. Los “postigos” no llevan quicios y se encuentran a manera de bisagras por medio de anillos empotrados en la puerta, y el otro en la jamba. Los herrajes forjados son partes componentes de los portones.
LA ALDABA es una pieza de madera o metal que sirve para cerrar ambas hojas de un portón. No es una pieza decorativa, sino un elemento de seguridad ubicado al interior de los portones o puertas. La palabra “aldaba” es un arabismo (viene del árabe hispánico: ad-dabba, que significa “barra de fierro para cerrar una puerta, cerradura de madera”, y este del árabe clásico “dabah”, literalmente, “lagarta”, por su forma, originalmente semejante a la de un reptil, lo que sugiere el origen morisco.
EL ALDABÓN, con su argolla que evoca la antigua función de llamador.
BOCALLAVE, representa un elemento muy sencillo que sirve para decorar el hueco de la llave que da acceso a la cerradura en el interior de la puerta. Estas bocallaves se diferencian por la forma simétrica, se han conservado en las puertas del centro histórico de Potosí.
LAS BULAS, (palabra utilizada para referir a un elemento decorativo), de herencia morisca, estas piezas que adornan las cabezas de los clavos, fundidos en bronce y hierro, con moldes, son elementos decorativos muy vistosos, de diversas formas. Las hay esféricas, estrellados, radiados, rosetas, bellotas o en forma de pirámides truncadas de cuatro lados. Las “bulas” están ubicados en todo el ancho del portón o la puerta, emplazados en forma horizontal que permite el ensamblaje de las puertas. Ejemplos sobran en los templos y casas civiles ubicados en Potosí, sobresalen las “bulas” de los portones de la Catedral, La Casa de Moneda en forma de bellotas, en el Templo Belén y templo de Concepción en forma de “tetillas”, El antiguo Cabildo de Potosí, en el edificio civil del Pabellón de los Oficiales reales, el portón está decorado con “bulas” “fitomorfas”. En la Iglesia de Santo Domingo, el portón está decorado con “bulas” o clavos decorativos de excelente factura.
LOS GOZNES Y PERNO BISAGRAL, por su ubicación en los extremos inferiores y superiores de los portones, estos herrajes de forja artística frecuentemente pasan desapercibidos. Por último se describe el JALADOR, piezas de metal que sirven para cerrar con ayuda de una argolla.
Las puertas y portones son bastante decorativos, compuestos por arabescos y elementos antropomorfos. De las artes industriales en metal de bronce quedaron los testimonios en la ornamentación de los portones y puertas. Los maestros forjadores y cerrajeros fueron muy hábiles, tenían sus talleres a lo largo de la Calle Larga (hoy calle La Paz), trabajaban con fuego, calentando el metal y modelando a golpes de martillo o fundiendo el metal, sin utilizar nada de soldadura. De sus manos salían los objetos decorativos de metal y otros elementos domésticos sean chapas, llaves, rejas, campanas, rejas, etc •
(*) Cristóbal Corso Cruz es presidente de la Sociedad Geográfica y de historia “Potosí”