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Cadena de valor de la tara

La harina y la goma de tara son los dos nuevos e innovadores productos con mercados seguros, que podrían cambiar la economía de las familias del área rural. ECOS visitó la planta procesadora de Tomina, una infraestructura industrial de vanguardia en su tipo, en el país.

Nuevos alimentos

Nuevos alimentos Foto: Daniel Villavicencio

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    Sucre/CORREO DEL SUR
    Ecos / 02/11/2021 20:31

    La harina y la goma de tara son los dos nuevos e innovadores productos con mercados seguros, que podrían cambiar la economía de las familias del área rural. ECOS visitó la planta procesadora de Tomina, una infraestructura industrial de vanguardia en su tipo, en el país.

    El exitoso desarrollo de la cadena productiva del orégano en Chuquisaca es su principal carta de presentación. La organización canadiense Socodevi, en consorcio con Santé Monde, ha identificado una nueva cadena de valor para posibilitar la generación de ingresos adicionales para las familias del área rural.

    A la fecha, más de 2.200 familias ya se dedican a la cosecha de la vaina del árbol de la tara, una especie nativa de la que se obtiene harina y goma, productos con alta demanda internacional. El programa de asistencia multisectorial ya cuenta con un vivero manejado de manera conjunta con la Alcaldía de Alcalá, una planta de procesamiento en construcción en Tomina y una empresa comercializadora de base social campesina que abren nuevas perspectivas para el desarrollo y crecimiento económico en el agro.

    Los modelos de cadena de valor y generación de proyectos inclusivos han tenido buenos resultados en Chuquisaca, como el caso del orégano que, a través de la Unidad de Negocios de Especias y Condimentos (UNEC), ha logrado consolidar una potencialidad agrícola y ahora es un emprendimiento autosostenible.

    Tras esa exitosa experiencia, “hace cinco años el gobierno canadiense dio la confianza y la posibilidad de identificar una nueva cadena de valor y esa cadena de valor es la tara”, informa a ECOS Marcelo Velásquez, director adjunto en el Programa Multisectorial para el Mejoramiento de las Condiciones de Vida en el Medio Rural Boliviano (Promavi), ejecutado por la Sociedad de Cooperación para el Desarrollo Internacional (Socodevi).

    Al ser un árbol nativo de países como Bolivia, Perú, Colombia, Chile y Ecuador, es más resistente a plagas y enfermedades y prospera en áreas deprimidas y vulnerables. Su zona de mayor cultivo son los valles interandinos. Hace más de una década, la entonces Prefectura de Chuquisaca trató de incentivar el cultivo de tara en la región. Esta fue una primera iniciativa que tenía un enfoque forestal. Sin embargo, ahora Socodevi propone un manejo con enfoque frutal, ya que el valor de la producción se concentra en el fruto (vaina).

    La cadena de valor de la tara desarrollada por Socodevi aprovecha los frutos (vainas) de color naranja rojizo, que después de un proceso de industrialización arrojan dos productos innovadores, hasta ahora desconocidos en el agro boliviano: la harina y la goma de tara.

    La harina de tara es materia prima para el curtido de cueros de alta gama, en tanto que la goma de tara tiene amplio uso en las industrias alimenticia, farmacéutica y cosmética.

    Modelo de empresa

    El programa cuenta con un vivero de tara en el municipio de Alcalá desde donde se provee plantines de calidad a las familias socias en los diferentes municipios y actualmente se concluye una planta industrializadora en Tomina, que se constituirá en el soporte de la agregación de valor a la materia prima y donde se concentrará la cosecha.

    A partir de la cadena de valor se pretende consolidar un modelo de empresa comunitaria para lo cual se conforma la Asociación Nacional de Productores Diversificados (Anaprod), cuyo brazo operativo, económico e industrial es la firma Boltrade.

    “Todos los ingresos que se genere en el proceso de comercialización vuelven nuevamente a la base social campesina, a través de mecanismos redistributivos como la compra de la vaina y otros”, detalla Velásquez al precisar que la finalidad es lograr la autosostenibilidad.

    Producción actual

    Actualmente, el programa tara se desarrolla en 14 municipios: seis en Chuquisaca Norte, seis en Centro y dos en el Chaco. Sin embargo, la expectativa ha despertado interés en los Cintis, en Yotala, Sucre, Cochabamba, Potosí y Betanzos, detalla el entrevistado.

    Las 2.200 familias que son parte de la cadena ya plantaron unos 175 mil plantines de tara y se prevé que en los próximos años se cuente con 400 mil unidades en plantación definitiva.

    Desde la plantación definitiva, los árboles necesitan cuidados, sobre todo de riego, hasta su tercer año de vida, luego de lo cual están listos para generar ingresos. La cosecha, que solo requiere  de la mano de obra familiar, es comprada por Boltrade, el brazo comercial que acepta cualquier cantidad producida, la recoge desde el propio lugar de producción y la traslada hasta la planta industrial de Tomina.

    “El costo de compra es de Bs 2,6 por kilogramo de vaina de calidad de tara, libre de basura y que no sean vainas verdes. Pagamos contra entrega de producto. Si una familia tiene un quintal, compramos un quintal; si tiene una tonelada, compramos esa tonelada”, dice Velásquez al detallar que el requisito principal es que la familia productora cuente con el Régimen Agropecuario Unificado (RAU) o un certificado de no imponibilidad emitido por el Servicio de Impuestos Nacionales. •

    EL MERCADO

    Aproximadamente, Bolivia importa alrededor de $us 1 millón de goma de tara. Empresas nacionales como PIL Andina, Venado, laboratorios farmacéuticos y la industria de cosméticos, demandan este producto.

    La harina de tara es requerida en la industria del cuero, en países como Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, donde están establecidas las principales curtiembres que industrializan cueros de alta gama para tapicería de autos y aviones, en la ropa y accesorios.

    Algunos números

    La demanda internacional de tara y sus derivados es aproximadamente de 100 mil toneladas/año.

    Perú, principal productor en Sudamérica, exporta alrededor de 30.000 toneladas/año.

    Vida productiva de la tara: 70 a 100 años. Con buen manejo técnico produce al tercer año.

    Se cultiva en diferentes suelos, climas y en varios sistemas de plantación. Es de fácil manejo para las familias, no necesita mucho riego.

    Precio de compra de la vaina de tara a 120 Bs./quintal. (30 Bs./arroba).

    Las vainas pueden ser almacenadas por mucho tiempo. 

    ¿Cuánto se puede ganar con la tara?

    El rendimiento de cada planta de tara es entre 5 a 7,5 kilos y cada kilo se comercializa en Bs 2,6. Una familia tipo de 5 miembros puede atender de 500 a 1.000 plantas. Si una familia se dedica al cuidado de 500 plantas, una vez que entre en producción y con un buen manejo puede lograr dos cosechas al año, con lo cual puede generar hasta unos $us 2.800 anuales.

    “Es un ingreso importante para las familias del agro, además que no tienen que dejar sus cultivos tradicionales. Es una plantación complementaria y generadora de ingresos adicionales”, justifica el ejecutivo.

    La tara tiene otros beneficios. Al ser una planta leguminosa, fija nitrógeno en el suelo y también actúa como recuperador de suelos degradados y conservador. Tiene raíz pivotante, es decir, desde su plantación definitiva busca agua. Por eso solo es necesario cuidar la planta durante sus primeros 1.000 días de plantación, a partir del cuarto año el manejo es liviano.

    El costo de producción de una planta de tara en vivero es de Bs 3,72, pero actualmente se entrega en Bs 1 a los miembros del programa. “No es venta, es aporte a su espacio asociativo para que exista corresponsabilidad en el cuidado de la planta. Se entrega la planta subvencionada para que la familia cuide la planta. Además de entregar la planta, apoyamos con la asistencia técnica y se da otra serie de insumos para que la familia cuide las plantas.

    Y paralelamente hay un proceso de formación y capacitación en salud, nutrición higiene-agua segura e igualdad entre mujeres y hombres. El Promavi es un programa multisectorial cuya finalidad es mejorar los ingresos familiares, pero también la calidad de vida de las familias”, explica el director adjunto de Promavi.

    ¿Ya hay resultados?

    Desde el año pasado, el proyecto ya compra vainas de tara a familias que tenían plantas establecidas y otras que desde este año cosecharon sus primeras plantaciones.

    Las primeras cosechas de los primeros árboles plantados arrojaron rendimientos de entre 1,5 y 5 kilogramos de vaina por árbol, lo que hace suponer que los rendimientos en los próximos 5 o 7 años serán superiores a los promedios.

    Algunas familias ya lograron vender a Boltrade entre 5 y 6 quintales en su primera cosecha.

    La capacidad de la planta industrializadora en Tomina es de 6.000 toneladas de vainas de tara al año, para lo cual se requerirán 1,2 millones de plantas en producción. “El horizonte de esta cadena de valor es impresionante para trabajarla con las familias”, agrega Velásquez.

    “Varias familias han empezado a evidenciar que hay un volumen de producción y obviamente hay mayor demanda e involucramiento. Ha comenzado a crecer la demanda”, describe Velásquez al recordar que al inicio del proyecto las familias demandaban cantidades mínimas de plantas.

    Los interesados en cultivar la tara pueden apersonarse a su gobierno municipal para plantear su demanda de plantas o apersonarse a Socodevi, para coordinar mecanismos de atención y coordinación con los funcionarios municipales, quienes deben ocuparse de la selección, identificación y visita de comunidades y familias meta.

    El secreto: los agronegocios comunitarios

    “Más que ejecutar proyectos, proponemos proyectos de desarrollo económico. Nuestro propósito es promover la fórmula asociativa para ayudar a las poblaciones vulnerables y mejorar las condiciones de vida de las familias del área rural”, señala Martín Beaurivage, director de Socodevi.

    Beaurivage resume así el secreto del modelo de agronegocio que ha desarrollado Socodevi con plena participación de familias del área rural, las cuales se organizan en sólidos sistemas asociativos en los ámbitos local, municipal y departamental hasta conformar una asociación nacional y desarrollar una empresa comercializadora propia, que se ocupa de completar la cadena productiva con el acopio, industrialización y exportación-comercialización de la harina y goma de tara.

    En el país, Socodevi ha apoyado el desarrollo de diferentes cadenas productivas como el frejol en Santa Cruz, la leche en Cochabamba, la quinua en Uyuni o las especias en Chuquisaca. Y es en Chuquisaca, precisamente, donde el cultivo del orégano ha permitido testimoniar que los agronegocios comunitarios pueden funcionar.

    La innovadora producción del orégano no solo se ha desarrollado en Chuquisaca, sino también ha despertado el interés de Tarija y Cochabamba. Beaurivage recuerda que el programa comenzó a fines de los 90 y el rol de Socodevi terminó hace un lustro, con la consolidación de una empresa comercializadora de orégano llamada UNEC (Unidad de Especies y Condimentos).

    La UNEC, con su producto estrella el orégano, es ahora una empresa privada comunitaria que exporta a diferentes mercados de manera sostenible y autónoma, es decir, ya no recibe la asistencia de la ONG canadiense.

    Ese mismo ejemplo es el que se persigue concretar en los próximos cuatro o cinco años con el complejo agroproductivo de la tara, el cual apunta a incidir en la diversificación económica, la estabilidad familiar, frenar la migración y empoderar a las mujeres del área rural.

    20 prospectos de productos

    A la conclusión del programa del orégano, Socodevi desarrolló una serie de alternativas de producción, estudios de mercado, condiciones climáticas y técnicas, entre otras evaluaciones que permitieron identificar una veintena de posibles cadenas de valor.

    El complejo de la tara también cuenta con su propia empresa operativa denominada Boltrade, que será la instancia industrializadora y comercializadora. A la fecha, esta empresa, que responde a su propia junta de directores, ya cuenta entre sus primeros patrimonios con un terreno de 6 hectáreas y una moderna planta de procesamiento en Tomina, cuyas obras civiles serán inauguradas este 4 de noviembre.

    “Hay buena respuesta. El medio rural es siempre conservador, es normal, el agricultor está acostumbrado a cultivar lo que sabe y va probando lentamente otros cultivos. La adopción va de a poco con los años. Con la tara ya vamos cuatro años promoviendo el cultivo y hasta el momento hemos logrado plantar 175 mil plantas. Estos procesos toman su tiempo”, agrega Beaurivage al resaltar que el éxito de la relación de trabajo de Socodevi con los Gobiernos Autónomos Municipales se basan en la relación de confianza y de trabajo coordinado en beneficio de las familias rurales.

    Bolivia y Canadá sostienen relaciones diplomáticas hace más de 60 años, en la mitad de los cuales Socodevi ha desarrollado diferentes programas en el país. La continuidad de la cooperación canadiense va ligada al desarrollo de nuevos proyectos exitosos, concluye el ejecutivo de ese país.

    La planta industrializadora

    Antes de ingresar al centro poblado de Tomina, a unas dos horas desde Sucre, al lado izquierdo de la carretera, cruzando el lecho del río se yergue imponente la planta de industrialización del complejo de la tara. Es una planta de última generación construida con equipamiento en acero inoxidable C 304, cuenta con dos líneas paralelas, pero separadas para la industrialización de la harina y de la goma. Es la primera y más grande planta industrializadora de su tipo en Bolivia. Sus medidas lo dicen todo: tienen 2.200 m2 construidos en una superficie de 6 hectáreas adquiridas por Boltrade. La empresa cochabambina Viclaconst se tomó casi un año en construirla, en base a los requerimientos técnicos y civiles específicos para la función industrial que cumplirá. Pabellones y depósitos herméticos, tecnología de punta, amplios ambientes para el desarrollo de los procesos industriales son solo algunas de las bondades de esta infraestructura que será el principal centro de acopio nacional y desde donde se despachará los productos a los mercados nacionales e internacionales. La planta estará alimentada por energía eléctrica y a gas, y en la mayoría de sus procesos será automatizada. La entrega de obras civiles será este 4 de noviembre y la puesta en marcha de las operaciones de la planta está prevista para los primeros meses del próximo año.

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