Centauros chicheños
Tupiza es una de las regiones con mayor historia de Bolivia y esto se debe en gran medida al valor demostrado por su caballería chicheña que fue determinante en episodios como la Batalla de Suipacha que es una de las más gloriosas muestras de hidalguía
Tupiza es una de las regiones con mayor historia de Bolivia y esto se debe en gran medida al valor demostrado por su caballería chicheña que fue determinante en episodios como la Batalla de Suipacha que es una de las más gloriosas muestras de hidalguía, valor y patriotismo del pueblo boliviano, potosino y, sobre todo, chicheño, pues fue decisiva para la independencia de la patria boliviana.
Los centauros, del mito a la verdad en Bolivia
El centauro es un personaje mítico, propio de historias grandiosas, su etimología viene del griego “Kentauros”.
En La Ilíada y La Odisea, Homero señala que los centauros eran en una tribu salvaje que monta a caballo, luego pasan a ser descritos como un monstruo mitológico mitad caballo y mitad humano de fuerza sobrenatural y casi inmortal.
En Bolivia este denominativo está presente y hace referencia a los jinetes que habitan la región de los Chichas, antes denominada Chibchas o Muiscas, que a la fecha cuenta con una fuerte transculcación quechua en el idioma, aunque mantienen una cultura e identidad propia de la cual hacen gala y se sienten orgullosos.
Geográficamente se ubica al sur de Potosí, políticamente dividida en Nor Chichas y Sud Chichas, parte de su influencia cultural chicheña llega hasta Villazón, siendo que Tarija basa su ser en esta nación.
El denominativo “Centauros Chicheños” es común en aquellas regiones. Es el nombre con el que identifican a los jinetes chicheños, de manera particular a los tupiceños, por la gran habilidad que tienen al montar sus caballos o bestias, como se las denominaba en esos honrosos capítulos de la lucha por la independencia del yugo español, siendo que su habilidad al cabalgar y combatir es tan sublime, complementándose de tal manera que el jinete y su corcel parecen fusionarse en un solo ser.
La guerra parió a los centauros chicheños
Varios historiadores sienten atracción por la rebeldía de los Chicheños y su tenacidad para la guerra, por ello citaremos algunos que describen en un lenguaje puro la gala y las proezas de estos guerreros:
El escritor Brocha Gorda refiere que “los Chicheños fueron comandados en Suipacha por el Guerrillero Pedro Arraya, quien se hizo famoso por su intrepidez, porque solo con cien jinetes chicheños tuvo en constante alarma a 500 soldados españoles que guarnecían en Tupiza al mando de Ricafort y las proezas que ejecutó en Potosí” (Julio Lucas Jaimes).
El libro “Bolivia en el Primer centenario de su independencia” describe parte de la batalla de Suipacha:
“Después de la acción de Cotagaita, el jefe Argentino Balcarce se retiró con sus tropas hasta Nazareno, donde esperó el ataque de los realistas. Estos se presentaron allí y, parapetándose en Suipacha, pueblo distante, teniendo el río por medio, desplegaron sus guerrillas, que hicieron desprender a los independientes. Entonces, el jefe español Córdova hizo cargar con todas sus tropas a los patriotas, que parecían emprender la retirada. Mas Balcarce, que tenía su mejor gente oculta en una hondonada, cayó impetuosamente contra los españoles y los puso en desordenada fuga”. Es así que dejan sobre el campo de batalla todas sus armas regadas.
El ejército gaucho que estaba comandado por Castelli, Díaz, Balcarce y Veliz, combatió a los realistas desde Cotagaita hasta Suipacha, con el esfuerzo de los tarijeños y con la participación decisiva de la caballería chicheña.
Como señalan los apasionados de la historia nacional, una de las primeras hazañas de estos centauros chicheños fue un 27 de octubre de 1810 en la batalla de Cotagaita, considerada el primer encuentro contra tropas realistas (españolas) que tuvo como escenario lo que hoy es Nor Chichas, a orillas del rio Santiago.
Prosigue la gloria y se consolida en la batalla de Suipacha, considerada importante para la vida de lo que llegaría a ser Bolívar, hoy Bolivia, que, según estudios de la identidad de los chichas, saca a relucir el gran porte y actuar decisivo de la “Caballería Chicheña” en la independencia del Alto Perú. Aquella hazaña que laureó con la victoria a esos soldados valientes, rebeldes y sedientos de independencia, que junto a argentinos lograron la gloria y la victoria, haciéndose merecedores de la célebre frase que retumba en la cima del Chorolque: “La Patria a los Vencedores de Tupiza”.
Los centauros y sus cuecas
La cueca es una danza bastante popular en Bolivia, declarada como patrimonio de este Estado mediante Ley N° 764 del 30 de noviembre 2015. A lo largo de nuestra historia, las canciones nos muestran facetas importantes de los hechos suscitados en este país y muchas descritas al ritmo de cueca, que encierran en su contenido la rabia, la impotencia o la esperanza de días mejores.
En Tupiza existen cuecas que cantan y hablan de la hidalguía de sus hombre, mujeres y obviamente sus centauros y están dedicadas a sus proezas, una de ellas titula “A Suipacha”, de Carlos Raime Lima, que es interpretada por la agrupación “Los Cuatro Para Tupiza” cuyo director es el Juan Bazán. La letra, en su contenido, señala:
Tierra heroica teñida de sangre.
Fuiste playa de la libertad.
Al relinchar de los corceles
cifraban grandes ideales
Son tus campos sembrados de huesos
con voces de bravos chicheños.
Quedando sepultada la historia
con el grito libertario
Suipacha, la tierra preciada
campo sangrante y glorioso.
Tu nombre está cincelado
En el bronce de la historia
Cuando el fin era casi incierto,
tocaban a rebato las campanas.
A la carga, se eleva ante el grito,
cegó el deseo mis entrañas
Pedro Arraya, el gran guerrillero
simboliza el valor tupiceño
Martin Güemes desafió Alfaro,
Moto Méndez con valor total
Dos siglos de sangre en la lucha
recordando tu hazaña
hoy pisamos tu suelo querido
No has quedado en el olvido
Claramente en la letra se observa y percata como se resalta la imagen de los héroes chicheños. Otra cueca que habla del valor tupiceño es la que, titulada “Elegía para Rufino Carrasco”, fue compuesta por José Franz Medrano Solares (El Gato) que inicia exclamando:
¡A no mearse Rotos, porque ya vuelven los francotiradores de Carrasco!
Esta canción hace referencia a otra batalla, esta vez dentro el marco de la Guerra del Pacífico. Los centauros de Tupiza inscriben su hazaña como la única victoria para Bolivia, ante el invasor chileno en Tambillo o Tambillos, Canchas Blancas, que, según se afirma, esa victoria salvó la riqueza de los yacimientos argentíferos.
Todas estas proezas hacen rendir honores a aquellos hombres y ahora mujeres que ensillan su montura y, junto a su gran amigo, van cabalgando y construyendo la historia de la patria •