Rescatando a la rana arlequín
La rana arlequín, considerada una joya de los bosques y arroyos del Centro y Sur América, es uno de los grupos de anfibios más afectado por el hongo mortal quitridio o Batrachochytrium dendrobatidis (Bd).
La rana arlequín, considerada una joya de los bosques y arroyos del Centro y Sur América, es uno de los grupos de anfibios más afectado por el hongo mortal quitridio o Batrachochytrium dendrobatidis (Bd). Sin embargo, ahora se concibió un plan para prevenir la extinción de todo el género de estas ranas en las regiones donde aún sobreviven.
La rana arlequín, considerada una joya de los bosques y arroyos del Centro y Sur América, es uno de los grupos de anfibios más afectado por el hongo mortal quitridio o Batrachochytrium dendrobatidis (Bd). Sin embargo, ahora se concibió un plan para prevenir la extinción de todo el género de estas ranas en las regiones donde aún sobreviven.
Los anfibios se encuentran entre los animales más extraordinarios de la Tierra, entre ellos las ranas arlequín, que se destacan por sus asombrosos colores, bellas canciones y estilos de vida únicos.
Las ranas arlequín se encuentran desde Costa Rica, en el norte; hasta Bolivia, en el sur; Ecuador en el oeste y Guayana Francesa en el este.
Se les conoce como las joyas del Neotrópico por sus hermosos y variados colores, que van desde el naranja, el verde, el amarillo, el marrón, el negro, el rojo e incluso el morado.
Habitan principalmente en bosques de montaña, cerca de quebradas, cascadas y otros sitios húmedos. Este anfibio es muy valorado en varias culturas latinoamericanas y en países enteros como Panamá, donde el animal nacional es la rana dorada panameña.
Iniciativa de Supervivencia Atelopus
Con el objetivo de proteger y recuperar las ranas arlequín, gravemente afectadas por una enfermedad anfibia mortal, se hace un esfuerzo sin precedentes y se crea la Iniciativa de Supervivencia Atelopus (ASI), en la que más de 40 organizaciones de 13 países se unen a través de un plan de acción.
Si bien los investigadores y conservacionistas de anfibios trabajaron durante muchos años para salvar a las ranas arlequín (que componen el género Atelopus) y grupos de especies en países individuales, la ASI los reúne por primera vez para combinar recursos, décadas de experiencia, conocimiento y pasión para salvar a uno de los grupos de anfibios más amenazados del mundo, manifiesta Lina Valencia, fundadora de ASI, co-coordinadora del Grupo de Trabajo Atelopus del Grupo Especialista en Anfibios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y coordinadora de los países andinos para Re: Wild.
La ASI y sus miembros, incluidos gobiernos, comunidades locales y pueblos indígenas, abordarán cada una de las amenazas existentes y las nuevas que surjan, para todo el género. Tendrán en cuenta las realidades sociales, políticas y culturales de cada uno de los 11 países donde se encuentran las ranas arlequín.
“Estas joyas coloridas y delicadas son cada vez más raras, deben ser protegidas no solo por su belleza y singularidad, sino también por su valor intrínseco e importancia biológica, ecológica e incluso cultural”, manifiesta Luis Fernando Marin da Fonte, coordinador del ASI y director de alianzas y comunicaciones para la Amphibian Survival Alliance.
La ASI incluye grupos de conservación nacionales e internacionales, zoológicos, centros de cría en cautiverio, instituciones académicas, gobiernos y comunidades locales.
Rol de los anfibios en el ecosistema
Los anfibios tienen una gran importancia en el ecosistema. Se vincula fundamentalmente con su papel en la red trófica: por una parte, son depredadores de una gran cantidad de invertebrados, como insectos y arácnidos, y, por otra, son presa o alimento de otros animales, como mamíferos, aves, reptiles, peces e incluso insectos y arañas.
Entre los insectos de los que se alimentan los anfibios hay especies nocivas para el ser humano como las que transmiten enfermedades como el dengue, el zika o la malaria.
También devoran insectos que son plaga de cultivos agrícolas, como langostas y algunas especies de escarabajos. En este sentido, los anfibios ayudan a controlar poblaciones de insectos que diseminan enfermedades o que perjudican gravemente a la agricultura.
El rol de las ranas arlequín
Como otros anfibios, las ranas arlequín son vitales para ecosistemas saludables. Sus renacuajos dependen del agua limpia y, debido a esto, su presencia indica agua de mejor calidad en un ecosistema, mientras que su declive o ausencia es a menudo el primer signo de un ecosistema en problemas.
Según Valencia, proteger y restaurar las ranas arlequín y sus hábitats también beneficiará a otras especies que comparten los ecosistemas en los que viven y que proporcionan agua a decenas de millones de personas y, en última instancia, a toda la vida en la Tierra.
“Esperamos que la ASI sea un modelo exitoso que los conservacionistas puedan emular para otros grupos de especies amenazadas”, expresa Valencia.
Actual situación
En las últimas décadas, muchas especies de rana arlequín sufrieron graves pérdidas poblacionales y extinciones en toda su área de distribución.
Actualmente, de las 94 especies de ranas arlequín evaluadas por la UICN, el 83% está en peligro de extinción. Asimismo, alrededor del 40% de las especies de Atelopus desaparecieron de sus hogares conocidos y no se les ha visto desde principios del 2000, pese a que se hicieron grandes esfuerzos para encontrarlas.
Cuatro especies de ranas arlequín ya están clasificadas como extintas, según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN, pero este número probablemente sea mayor.
Hongo asesino de ranas
El hongo Batrachochytrium dendrobatidis (Bd) causa la enfermedad letal quitridiomicosis, que provocó una disminución de los anfibios en todo el mundo, incluso en el oeste de los Estados Unidos y Australia.
Aunque es probable que Bd sea la principal causa de estas disminuciones, otras amenazas están agravando los precipitados declives en la población de ranas.
Esto incluye la destrucción y degradación de los hábitats (como resultado de la agricultura animal, la tala, la minería y el desarrollo de infraestructura), la introducción de especies invasoras como la trucha arcoíris, que se alimenta de renacuajos de ranas arlequín; la contaminación, la recolección ilegal para el comercio de mascotas y los efectos del cambio climático.
“El género Atelopus se encuentra entre los grupos de anfibios más amenazados del mundo”, dice Ariadne Angulo, presidenta del Grupo de Especialistas en Anfibios de la SSC de la UICN.
“Al unirse a una estrategia de conservación con aportes colectivos de las partes interesadas clave, la Iniciativa de Supervivencia Atelopus está dando un paso crítico hacia la conservación de estas ranas diversas y altamente emblemáticas y los hábitats en los que viven”, complementa.
Ranas arlequines en Bolivia
El sapo (como también se le dice) arlequín de tres colores (Atelopus tricolor) antes era una especie común y conocida en los Andes orientales de Bolivia y Perú, pero no fue registrada desde el 2003, así como otras especies de sapos arlequín en distintos lugares.
Por este motivo, en septiembre de 2019 fue reevaluado como “En Peligro Crítico”. En enero de 2020, luego de varios intentos de encontrar la especie y casi 17 años sin registros, Mauricio Pacheco y su equipo encontraron cuatro ejemplares.
Gracias a este encuentro singular, miembros del Grupo de Especialistas de Anfibios Bolivia, junto a otras organizaciones y grupos, decidieron tomar cartas en el asunto y hacer un esfuerzo por salvar a esta especie de la extinción.
Participan Iniciativa Anfibios de Bolivia, que tienen amplia experiencia en conservación de anfibios, el Grupo Especialista en Anfibios de la UICN - Bolivia (ASG), con mucha experiencia en conservación de anfibios en Bolivia y una importante red de expertos a nivel mundial.
También apoya a este proyecto el Museo Nacional de Historia Natural, el Bioparque Municipal Vesty Pakos, que tiene un gran número de visitantes nacionales y extranjeros, coadyuvando a la conservación in situ de los anfibios del Valle de La Paz y Diversidad entre Pendientes, con experiencia en la zona y contactos con las comunidades locales.
Estas instituciones, junto con el apoyo de organizaciones internacionales como Re:Wild, Durrell Wildlife Conservation Trust y la ASI, hacen de este proyecto un esfuerzo conjunto multidisciplinario cuyo propósito es la conservación de esta única y peculiar especie.
Con este proyecto se pretende evaluar el estado poblacional de esta especie encontrada en enero de 2020 y abordar las siguientes preguntas clave: ¿están estos individuos expuestos a la enfermedad fúngica Bd? ¿Qué tan grande es esta población?
¿Hay otras poblaciones en las áreas circundantes? ¿Cuál es la condición del hábitat donde se encontró esta población? ¿Cuál es el impacto de la agricultura en la región? ¿Qué piensan las comunidades locales sobre la especie y su conservación?
Las respuestas a estas preguntas permitirán identificar los próximos pasos para la conservación de esta especie. Tanto los enfoques in situ como ex situ, si es necesario, junto con las estrategias de educación, pueden ayudar a salvaguardar probablemente una de las últimas poblaciones de este sapo único del país.
En Bolivia solo tienen registros de la rana arlequín en Los Yungas del departamento de La Paz, lo que la hace una especie de mayor interés y vulnerabilidad ya que su área de distribución es bastante restringida. Sin embargo, nada está dicho porque falta hacer bastante investigación.
Patricia Mendoza Miranda, presidente de Iniciativa Anfibios de Bolivia (BAI), piensa que una estrategia fundamental para lograr la conservación integral de especies de anfibios, categorizados como amenazados a nivel mundial, es el trabajo conjunto y coordinado entre instituciones y organizaciones nacionales e internacionales.
Dice que la ASI logró integrar un conjunto de instituciones que tienen como objetivo en común la protección de las especies del género Atelopus a lo largo de su distribución geográfica.
Bolivia ahora es parte de esa gran alianza para la conservación de Atelopus tricolor, el único representante de este género en nuestro país.
“El compromiso de Bolivian Amphibian Initiative es seguir trabajando por el sapito de tres colores y lograr con todos nuestros aliados una protección efectiva y sustentable para la especie y su hábitat”, indica Mendoza •
(*) Juan José Toro es presidente 2018-2020 de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP).
Re:wild
Re:wild protege y restaura la vida salvaje. Tienen un enfoque singular y poderoso: la vida salvaje como la solución más eficaz para las crisis interconectadas del clima, la biodiversidad y las pandemias.
Este organismo fue fundado por un grupo de científicos reconocidos de la conservación junto con el actor Leonardo DiCaprio.
Re:wild es una fuerza multiplicadora que une a los pueblos indígenas, a las comunidades locales, a los líderes influyentes, a las organizaciones no gubernamentales, a los gobiernos, a las empresas y al público para proteger y regenerar las zonas naturales en la escala y velocidad que se necesita.
Re:wild fue lanzada en 2021 combinando más de tres décadas de impacto de conservación por Leonardo DiCaprio y Global Wildlife Conservation, aprovechando la experiencia, las asociaciones y las plataformas para aportar nueva atención, energía y voces juntas.
Mediante el trabajo vital que realizan, han protegido y conservado más de 12 millones de hectáreas que benefician a más de 16.000 especies en los lugares más insustituibles del mundo para la biodiversidad. Su premisa es “Nosotros no necesitamos reinventar el planeta, sólo necesitamos regenerar sus zonas naturales para toda la especie viva”. Conoce más en rewild.org.