Aborto o madre adolescente

El aborto es un hecho recurrente en adolescentes bolivianas. La peor parte les toca a las mujeres; es decir, problemas psicológicos y otros que son diferentes a las que toman el camino de ser madres. Pero las heridas del alma cicatrizan difícilmente por ciertos prejuicios de la sociedad.

Aborto o madre adolescente

Aborto o madre adolescente Foto: Archivo

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    Iris Patricia Toro Soliz
    Ecos / 22/11/2021 19:57

    El aborto es un hecho recurrente en adolescentes bolivianas. La peor parte les toca a las mujeres; es decir, problemas psicológicos y otros que son diferentes a las que toman el camino de ser madres. Pero las heridas del alma cicatrizan difícilmente por ciertos prejuicios de la sociedad.

    Las que llamaremos Entrevistada 1 y Entrevistada 2 son adolescentes dependientes de su familia que se embarazaron antes de cumplir 15 años: mientras la primera dio luz a una niña, la segunda sufría la experiencia del aborto. Ambas sabían que optar por ser mamás iba a cambiar radicalmente sus vidas, lo que no sabían es que ambos caminos son dificultosos de atravesar.

    El camino de la responsabilidad 

    La entrevistada 1 decidió ser madre porque presentaba “un embarazo ya avanzado”; es decir, no le quedó otra salida; a pesar de que le dio tanta curiosidad como felicidad cuando “veía a madres con sus bebés” y “quería asumir la responsabilidad como madre”, no niega que también tuvo miedo; ante la noticia, como es lo más común, sus padres se enojaron. “Reaccionaron mal como cualquier familia porque era muy niña”, explicó. 

    Andrés Torres Echevarría dice que “la proporción de adolescentes que han tenido relaciones sexuales antes de los 18 años ha mostrado un aumento progresivo desde los años setenta. Hoy en día, más de la mitad de las mujeres y casi el 75% de los varones han tenido relaciones sexuales antes de cumplir los 18 años”. 

    Entre las posibles complicaciones por el embarazo en adolescentes, enumeró a: la “pre-eclampsia; eclampsia; bajo peso al nacer del producto; muerte materna; carga de culpabilidad; riesgos tanto biológicos, psíquicos y sociales; hemorragias; infecciones; y una reacción depresiva que las puede llevar al suicidio”. 

    En el caso de la entrevistada 1, el parto fue un éxito. “Tuve cesárea, mi mamá sí me daba caldito y demás; pero en ayudarme a cambiar pañales, lavar su ropita o saber cómo cambiarle, etc. yo sola aprendí y no necesité de mucha ayuda”. 

    Desde el análisis del psicólogo Carlos Pereira, la persona es una integralidad biopsicosocial; por tanto, un embarazo adolescente tiene un impacto en el desarrollo integral y evolutivo, sobre todo en la mujer porque no está preparada para la asunción plena de la maternidad. 

    Respecto a la interrupción del embarazo, la entrevistada respeta a quienes toman esa difícil decisión, “depende de la situación en la que se encuentren, en otras es como violación y demás; pero en el caso de que sea con el consentimiento de cada uno, pues, que no es fácil abortar, yo pienso que primero corres riesgo al hacer eso y también queda ese recuerdo”. 

    El camino de la culpa 

    Por terror a sus padres, que le estaban preparando una fiesta de 15 años, la entrevistada 2 abortó sin avisarles. “Mi madre me había dicho que prefería que muera a que me embarace”. 

    En relación a los adolescentes, Paula Estenssoro asegura que “habría una mayor preponderancia a embarazos no deseados” y lamentó que, por año, entre las interrupciones del embarazo voluntarias tenemos “cifras que obviamente no son específicamente las registradas oficialmente, sino que devienen de un conteo de lo que se hace un cálculo desde los sistemas de atención de salud. Se calcula que son, por lo menos, de 50 mil a 70 mil abortos que se dan en condiciones de inseguridad. Lo que pasa es que el aborto es parte de nuestra realidad, más allá de que haya la norma o no haya la norma, es una realidad en que muchas adolescentes, jóvenes y mujeres se ven forzadas a tomar esta decisión por diferentes circunstancias y obviamente las que tienen mayores condiciones económicas pueden acceder a abortos en mayores condiciones de seguridad y menor riesgo, en términos de salubridad; pero mientras algunas podrán acceder a servicios en clínicas privadas, por ejemplo; en otros casos no pueden acceder a ello y van a lugares que no tienen las condiciones mínimas ni suficientes para realizarse un aborto; entonces ahí hay una diferencia”. 

    La adolescente de este caso recurrió al Misoprostol, que fue adquirido mediante una intermediaria que le prestó una habitación. “Me recosté en la cama y la señora me recomendó que no me moviera y me puso los pies sobre una almohada”. 

    El asesor Andrés Óscar Torres Chávez hizo conocer que “se estima que casi el 30% del total de abortos son inducidos con el medicamento misoprostol. La estimación de que 39% de estos procedimientos requirieron atención médica se debe al inadecuado conocimiento y uso del medicamento entre los proveedores de servicios y las propias mujeres. En cuanto a los abortos no inducidos con misoprostol, los más seguros probablemente son los procedimientos quirúrgicos realizados por médicos (23% del total de los abortos); los menos seguros son los abortos autoinducidos con un método distinto al misoprostol, que representan el 16% del total, pero corresponden al 24% de los abortos de mujeres rurales pobres”. 

    De todos modos, las complicaciones por la hemorragia de la primera mitad del embarazo, en el caso de un aborto inseguro, se asocian con una considerable morbilidad materna. Una de cada 5 mujeres que han tenido un aborto inseguro padece una infección genital, y alrededor del 13% de las muertes relacionadas con la gravidez se atribuyen a complicaciones provocadas por abortos inseguros. Las realizaciones de estos tipos de abortos concurren en gran medida con complicaciones maternas y riesgo de muerte, no siendo así con los que se realizan por el personal el personal calificado en instituciones seguras, lamentó. 

    Además, mencionó que entre las consecuencias psicológicas que pueden surgir tras la realización de un aborto, las cuales se agrupan bajo el epígrafe síndrome postaborto, están la sensación de culpa; mala respuesta de adaptación al estrés; trastornos del estado de ánimo: especialmente manifestaciones de ansiedad y/o depresión; trastornos emocionales: agresividad e irritabilidad y otros. 

    Pese a todo, la entrevistada 2 no se arrepiente. “No me sentía, ni me siento preparada para ser madre, no me parece justo traer un hijo al mundo cuando no tienes la madurez para brindarle lo mejor”. 

    No es la única joven que está a favor del aborto. Hoy en día las mujeres se reúnen y marchan por la despenalización del aborto. “Pienso que la maternidad debe ser deseada en todo sentido. La ley no te obliga a abortar sí o sí; pero si una adolescente tiene planeado abortar es porque no se siente capaz tanto emocional, mental y hasta financieramente. Son factores a tomar en cuenta. Lo físico igual es algo importante, ya que, sin la ley, obligan a parir a niñas de 13 años, las cuales hasta llegan a morir dando a luz”, opinó Martha Galarza de 16 años, que cursa quinto de secundaria y pertenece al grupo feminista pro-aborto “Ivaginarias”. 

    No se logrará una verdadera igualdad, si las mujeres son ofendidas a diario por decidir sobre su cuerpo, como si los hombres no tuvieran responsabilidad en el asunto; faltando el respeto a sus derechos humanos, y considerando que cuando más necesitan un apoyo psicológico son señaladas por gente que no siente empatía cuando en lugar de ayudar, solo echan sal a la herida •

    Datos de los especialistas

    Andrés Torres Echevarría 

    Especialista en medicina general y ginecología y obstetricia. Dicta clases en el Hospital Ramón González Coro de la la Facultad de Ciencias Médicas Comandante Manuel Fajardo de La Habana, Cuba.

    Carlos Pereira

    Psicólogo. Docente con postgrados en: Estrategias de Abordaje e Intervención en violencia sexual, Salud Sexual, Salud Reproductiva y salud materna, Psicología Jurídica Psicología Forense, Educación Superior.

    Andrés Óscar Torres Chávez

    Especialista en medicina general, ginecología y obstetricia, máster en atención integral a la mujer, con diplomado en cáncer cervicouterino y patologías de mama, y profesor asistente de la especialidad en la Facultad de Medicina Calixto García Iñiguez.

    Paola Estenssoro Velaochaga

    Feminista, activista e investigadora social. Directora Ejecutiva a.i. de Católicas por el Derecho a Decidir.

    Las cifras

    El Ministerio de Salud y Deportes contó 34.386 embarazos adolescentes en 2019, 26.809 en 2020 y 15.252 este año. En la base de datos Ipas, desde 2014 hasta la fecha, 72.376 mujeres fueron atendidas en aborto incompleto, se registró 508 interrupciones legales del embarazo (ILE) en los servicios de salud públicos de Bolivia, 45% en adolescentes y 11% en niñas. 

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