Hilditay, heroína de la Guerra del Chaco
La Guerra del Chaco ha dejado marcadas a miles de familias, pues se ha cobrado la vida de miles de seres entre bolivianos y paraguayos que participaron desde el inicio de este trance que comenzó el 9 de septiembre de 1932 y se extendió hasta el 12 de junio de 1935.
La Guerra del Chaco ha dejado marcadas a miles de familias, pues se ha cobrado la vida de miles de seres entre bolivianos y paraguayos que participaron desde el inicio de este trance que comenzó el 9 de septiembre de 1932 y se extendió hasta el 12 de junio de 1935. Esos tres largos años de duración que ha tenido esta contienda constituyen la guerra más extensa del siglo XX suscitada en Latinoamérica y, aunque después de este hecho tan trascendental para Bolivia y Paraguay, ambos países han creado un patrimonio oral manifestado por los protagonistas que estuvieron presentes en el conflicto, los soldados, oficiales y enfermeras sobrevivientes de ambos bandos se han encargado de transmitir y documentar importantes hechos respecto a la vivencia y supervivencia de quienes atestiguaron este conflicto.
En este artículo se pondrá en contexto a un personaje poco conocido dentro de este conflicto bélico, sin embargo, a través de descubrimientos realizados por el periodista Juan Pedro Debreczeni Aillón, que halló una libreta personal entre algunos objetos donados por la familia Arrieta al Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (ABNB) se puede conocer la historia de la enfermera chuquisaqueña Hilda Balderas, una ciudadana que hasta hace algunos años era un personaje desconocido, pero por los manuscritos que resguarda ahora el ABNB, se sabe que Balderas es una heroína inédita de la Guerra del Chaco que participó en ella sin haber empleado arma alguna; mas al contrario, su historia está ligada a los centenares de pacientes que ella misma atendió cuando se hallaba en el Hospital de Charagua durante los años de 1932 y 1933, según destaca la información pública presentada en junio pasado en la Casa de la Libertad de la ciudad de Sucre.
La enfermera que inspiró
Hay muchas historias respecto a jóvenes bolivianos que participaron en la Guerra del Chaco.
El potosino Severo Condori Chávez, quien falleció el año 2005, era benemérito de la patria. Cuando estaba aún en vida, recordaba casi siempre nostálgico que, cuando él tenía 20 años, el ejército boliviano hizo el llamamiento a todos los varones para defender la patria, y junto a otros coterráneos de las comunidades de La Puerta, Condoriri, San Antonio y otros colindantes en la actual municipio de Yocalla del Departamento de Potosí, asistieron a la citación; pero la historia de Hilda Balderas es algo distinta: la joven nacida en Monteagudo, provincia de Hernando Siles del Departamento de Chuquisaca, también se adhirió de forma voluntaria “al cuerpo de la Cruz Roja”, según destaca la investigación del ABNB. Su sublime intención fue apoyar en labores de salvataje en el Hospital de Charagua, provincia Cordillera del Departamento de Santa Cruz, una población que las tropas paraguayas ocuparon el 15 de abril de 1935, por lo que sus habitantes tuvieron que refugiarse en el poblado vecino de Cuevo y otros pueblos cercanos; sin embargo, el 17 de abril de ese mismo año, el ejército boliviano inicia la denominada retoma de Charagua, consolidando el desalojo del enemigo el 21 de abril de 1935, según resalta historiador boliviano español Josep Maria Barnadas.
No queda duda que la libreta personal de la enfermera Hilda Balderas es un verdadero tesoro documental que testifica el trabajo que desempeñaba atendiendo heridos y despidiendo a otros que se encontraban al borde de la muerte pues plasmaron mensajes muy singulares dedicados a esta enfermera, que en la jerga tradicional potosina se diría que “vale un Potosí”. En la libreta de Balderas se hallan decenas de manuscritos que le dedicaron oficiales y soldados bolivianos que fueron atendidos por esta noble mujer, en uno de los mensajes se lee:
“Srta Hilda:
Sos buena, sos reservada y cariñosa con tus enfermos. Anoche ayudaste a bien morir al soldado Melendres, como una madre te portaste con él.
Seremos tus hijos y lucharemos con amor por ti.
Un enfermo agradecido
Isacs Ayllón”
Sin duda, manuscritos como éste desnudan el trabajo y la entrega de Balderas durante las largas jornadas de trabajo al interior de aquel hospital; los testimonios de esta libreta son un verdadero patrimonio documental en los que se hallan plasmados los mensajes de cariño, amor, esperanza y miedo de compatriotas anónimos que, en muchos de los casos, no volvieron a sus lugares de origen.
Otro de los escritos que resalta un mensaje de sentimientos encontrados es éste, cuyo autor es Kaluyo Prado Otero:
“Tal vez mañana te digan que en la batalla fui muerto (,) pero no te han de decir
viditay
que al momento de morir
Hilditay
yo bendecí tu recuerdo. Mi corazón lo he partido
Hilditay
entre mi madre y mi amada
Viditay
tal vez no vuelva jamás”.
Estos hechos plasmados en las célebres frases de bolivianos que dejaron sus vidas en este conflicto bélico demuestran la fragilidad de miles de hombres y mujeres que, a pesar de las circunstancias sociales, geográficas, políticas y demás, sus vidas quedaron marcados para la posteridad, pero otras, miles, fueron segadas en el campo de batalla•
(*) Elvis Fuertes es socio de número de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP).