Niños preparados = experiencia positiva
Para que el ingreso de los hijos sea exitoso al nivel inicial es importante prepararles con antelación, hablándoles con la verdad de cómo serán las cosas y sin dramatizar la “separación” en el primer día de clases.
Para que el ingreso de los hijos sea exitoso al nivel inicial es importante prepararles con antelación, hablándoles con la verdad de cómo serán las cosas y sin dramatizar la “separación” en el primer día de clases. Hay que demostrarles afecto, seguridad y cero tolerancia a la violencia.
Cuántas veces se ha visto situaciones bochornosas en el primer día de clases de los niños que ingresan a la primera sección de nivel inicial, del sistema educativo regular: pequeños llorando que no quieren desprenderse de las faldas de sus madres, gritos… progenitoras desesperadas. Es decir… todo un drama que puede marcar negativamente la primera experiencia escolar de los niños, que más bien debería ser alegre, positiva e inolvidable.
Por eso, Maritza Valdez, licenciada en Pedagogía y en Comunicación Social, gerente propietaria del Centro de Atención Integral “Mamá Canguro”, con una gran experiencia en trabajo con niños, aconseja a los padres de familia preparar con anticipación a sus retoños.
La experta explica que los niños de cuatro años tienen cierto dominio del lenguaje, desarrollaron sus habilidades cognitivas, lingüísticas, psicomotrices y socioafectivas. Además, tienen independencia para ir al baño y obedecer ciertas órdenes.
En la relación que tienen con sus pares saben diferenciar qué está bien y qué está mal y están dispuestos a adquirir nuevos conocimientos en pro de su formación integral.
Valdez afirma que cada niño es único e irrepetible. Por ejemplo, algunos tienen la capacidad de desarrollar su inteligencia lingüística, otros su inteligencia lógica matemática y algunos su inteligencia artístico musical; es decir, sus capacidades se desarrollan en diferentes ritmos debido a factores genéticos, sociales y emocionales.
Dice que también se tiene que tomar en cuenta que algunos niños viven junto a su padre y madre, pero otros, por diferentes situaciones, no están junto a ellos y son criados por sus abuelos o tíos, ya que ambos progenitores, o uno de ellos, se ausentaron de la ciudad o del país en busca de mejores oportunidades de trabajo.
Asimismo, hay pequeños que crecen en familias monoparentales, junto a uno de sus progenitores, especialmente con sus madres. La pedagoga afirma que ese detalle no es determinante para el desarrollo de sus capacidades. Sin embargo, cuando hay conflicto entre los padres por la tutela de ellos, o cuando cada uno tiene otra pareja, afecta a su estado emocional.
También hay pequeños que actualmente están atravesando por una etapa de duelo, pues la pandemia segó la vida de uno de sus padres o de ambos, la de sus abuelos o tíos. O sea, los futuros maestros tienen que saber detectar los problemas que podrían tener algunos niños para ser más comprensivos con ellos.
Mucho cuidado con lo que se transmite
Los niños son como esponjas que absorben los temores, las angustias y las expectativas de las personas que les rodean. Por eso, cuando se los lleve a su primer día de clases de nivel inicial, los padres o tutores tienen que evitar demostrar intranquilidad, miedo e inseguridad.
Con la experiencia que tiene, Valdez dice que los errores más comunes que cometen los progenitores en el momento de dejar a sus hijos en el kínder es expresar: “Eras un bebé y ahora te vas a separar de mí”, “Ya estás grande y te voy a abandonar”, “No sé si voy a soportar verte entrando solito a la escuela”. “No hay que ser tan dramáticos ni contundentes. Hay que evitar ese tipo de comentarios o mensajes”, reitera la profesional.
Prepararlos con tres o cuatro semanas de anticipación
Aconseja preparar a los pequeños para que vayan a pasar clases con unas tres o cuatro semanas de anticipación. Hay que ir hablándoles de a poco a los niños, siendo sinceros, viéndolos de frente, acomodándose de tal forma que las miradas de ambos estén al mismo nivel de altura, para tener una conversación mucho más afectiva y efectiva.
La pedagoga insta a los progenitores a decir la verdad, explicar a su hijo que estará en la escuelita con la profesora y otros niños y que, después de un determinado tiempo, se le irá a recoger.
También hay que reforzar ciertos hábitos o cambiarlos. Por ejemplo, si antes se les hacía dormir a las 22:00 o 23:00, hay que hacerles acostar más temprano para que descansen bien, se levanten temprano y puedan asistir a la escuela tranquilos.
Asimismo, deben tener la autonomía suficiente para ir solos al baño. Además, es vital que sepan cuidarse de la pandemia aplicando las medidas de bioseguridad como el uso de barbijo permanente, el lavado de manos y la desinfección con alcohol.
Además, desde el primer día de clases hay que alistar a los niños con anticipación, para evitar vestirles y darles el desayuno a último momento y con prisa, provocando que llegue angustiado a su primer día de clases. Eso influye negativamente en él.
Evitar mentiras, chantajes y engaños
La profesional indica que tampoco hay que usar el chantaje afectivo en el momento de dejar al pequeño en el kínder, diciéndole: “no llores porque mamá se pondrá triste. Te voy a dar este caramelo si te quedas”.
Igualmente, no hay que mentir expresando: “Vas a estar diez minutos nada más, mientras tanto voy a ir a la tienda a comprar un dulce y volveré”.
Dice que tampoco se tiene que recurrir al engaño. A veces, se le dice “toma este dulce y te quedas”. Pero lo peor es aprovechar un momento de distracción del pequeño para huir del lugar, dejando a su hijo totalmente angustiado porque no sabe dónde está su mamá.
Asimismo, una madre puede hacer que la despedida sea un momento dramático para el pequeñín, que la ve llorando. Tampoco se tiene que prolongar la despedida dando una serie de encargos reiterativos a la profesora sobre el cuidado de su hijo, diciendo que si le gusta esto o aquello, volviendo la situación tensa.
Hay que alistar la mochila junto con el niño, así como la merienda. Si es posible, preguntarle qué ropa quiere ponerse para que se acepte así mismo y, por ende, valore la aceptación de sus pares en la escuela.
Hay niños apegados a un juguete, una almohada o una mantita. Si no puede desprenderse de esos objetos, hay que permitirle llevarlo a clases indicándole que, cuando tenga que trabajar con la maestra, lo aguarde en su mochila.
Además de todos los valiosos consejos proporcionados por Valdez, ella pide a los padres de familia y tutores tener cero tolerancia a la violencia, por la buena salud física y mental de los niños.
Ayudar a desarrollar sus capacidades
Según la Ley Avelino Siñani y Elizardo Pérez, es obligatorio que los niños asistan a la primera sección (con cuatro años cumplidos) y segunda sección (cinco años cumplidos), de nivel inicial, conocido también como pre kínder y kínder, respectivamente.
Dentro de la ley, el nivel inicial comprende dos etapas, la primera es la educación en familia comunitaria (es no escolarizada, desde los 0 a 4 años) y la segunda es la educación inicial en familia comunitaria escolarizada (de 4 a 6 años), en la que los técnicos, maestros y expertos tienen que desarrollar ciertas capacidades para identificar qué aspectos hay que reforzar y preparar, y ver qué talento es el que sobresale en ellos.
“También es muy importante la inversión en políticas públicas de desarrollo que implemente el gobierno central en los municipios”, comenta Valdez.
Por eso es importante ir desarrollando con antelación ciertas capacidades en los niños: en lo emocional, la independencia, el lenguaje y ciertos hábitos, para que puedan ingresar satisfactoriamente al nivel inicial •
Mamá Canguro
Maritza Valdez tiene mucha experiencia trabajando con niños. Estuvo varios años en una Organización No Gubernamental (ONG) donde se implementaba bibliotecas y actividades de fomento a la lectura para niños.
Ahora tiene su propio Centro de Atención Integral “Mamá Canguro” donde recibe a niños desde los cuatro años hasta los 11, a los que ofrece apoyo escolar.
Allí el trabajo no cesó en este receso de fin de año. Desarrollan actividades mediante un plan vacacional en horas de la tarde. Los horarios de atención son de 14:00 a 18:00. No obstante, en febrero atenderán nuevamente en dos turnos: mañana y tarde.
“Con el apoyo escolar, prácticamente les enseñamos a leer y escribir a varios niños con dificultades. También dimos apoyo presencial a las clases virtuales que desarrollan los niños. Ya tenemos tres años de trabajo, estuvimos ocho meses sin trabajar, pero de a poco nos vamos recuperando y acomodándonos a la situación de la emergencia sanitaria”, comenta.
La mensualidad en “Mamá Canguro” es de 300 Bolivianos, incluye un pequeño refrigerio y la aplicación de medidas de bioseguridad. Este lindo espacio exclusivo para niños queda en la calle Antofagasta 240, en la zona de San Matías. Para mayores informes llamar al 71350399.