Reconocer a los asesinos
Quizá se pudo evitar la muerte de dos adolescentes de 15 y 17 años y la violación de otras 77 a manos del psicópata sexual Richard Choque Flores, que en 2013 recibió sentencia por raptar, violar y asesinar a Blanca Rubí Limachi de 20 años
Quizá se pudo evitar la muerte de dos adolescentes de 15 y 17 años y la violación de otras 77 a manos del psicópata sexual Richard Choque Flores, que en 2013 recibió sentencia por raptar, violar y asesinar a Blanca Rubí Limachi de 20 años; sin embargo, fue beneficiado con medidas sustitutivas y salió libre para seguir cometiendo delitos.
Los reportes de prensa de esa época relatan la crueldad con la que Choque asesinó a Blanca y la cantidad de pruebas que había en su contra, por lo que sorprende que haya recuperado su libertad.
El asesino estaba siendo investigado por los delitos de trata y tráfico, proxenetismo, pornografía y portación de armas de fuego. Fue entonces que todo se destapó. No se descarta que haya más víctimas ya que el degenerado operaba entre La Paz, Cochabamba y Santa Cruz.
Si en 2013 se le hubiese hecho una evaluación psicológica forense, para la predicción del riesgo de violencia futura, quizá las dos adolescentes estarían vivas.
“Ya tuvo una sentencia previa, pero lo dejaron libre sin medir su peligrosidad. Ahí se tiene una mala praxis”, sostiene el psicólogo forense Jaime Gonzales, docente de la carrera de Psicología de la Universidad del Valle.
Importancia de la evaluación psicológica forense
La evaluación psicológica forense y la práctica pericial cada vez adquieren más relevancia en el ámbito penal. Gonzáles indica que el psicólogo forense debería intervenir para evaluar de forma científica y técnica puntos periciales, para dar mayores luces a las decisiones que vayan a tomar sobre un caso los operadores de justicia.
Agrega que esa situación también se refleja en las reglas de funcionamiento profesional, ya que los informes y dictámenes se constituyen en la mayoría de las quejas ante los comités de ética de los Colegios de Psicólogos, haciendo que esta rama de la psicología social sea un factor de riesgo muy particular para la profesión.
Butcher y Pope señalan que la evaluación psicológica forense es una de las tareas más cargadas de responsabilidad para los psicólogos, pues los resultados de esa evaluación pueden influir y en algunos casos determinar, por ejemplo, si se le otorgará o no a alguien la custodia de sus hijos, si será obligado o no a pagar por los daños causados a otro litigante, si estará hábil para adoptar o si pasará años en prisión.
Según los autores Aguilera Manrique y Gabriel Zaldívar Basurto, en el ámbito penal, los jueces, fiscales y abogados suelen solicitar dictámenes periciales sobre las posibles alteraciones mentales de los autores de delitos graves (violencia contra la pareja, agresiones sexuales, homicidios, etc.), sobre la predicción del riesgo de violencia futura en personas que cometieron un delito violento, sobre la credibilidad del testimonio en víctimas de abuso sexual infantil o sobre el daño psicológico a las víctimas de delitos violentos.
También se caracterizan por la enorme influencia que pueden tener en el futuro de los sujetos evaluados. En el sistema penal, por ejemplo, la imputabilidad de un acusado, así como la apreciación de atenuantes, dependerá en gran medida de la evaluación forense.
Aciertos y desaciertos
La práctica de la Psicología Forense en Bolivia tiene una historia con significativos aciertos y aportes a la ciencia, así como con grandes desaciertos.
Entre los aciertos se puede mencionar la rigurosidad con la que, en este tiempo, los juzgados y tribunales exigen (en toda ley) la presentación de las credenciales necesarias que habiliten a un profesional en el ejercicio de esta delicada labor.
Esta rama de la psicología boliviana es la que aporta más nombres destacados al contexto latinoamericano, que publicaron manuales y protocolos en base a un trabajo verdaderamente científico.
Además, las pruebas cada vez son más especializadas, con mucho rigor en la fiabilidad y validez. Asimismo, el Colegio de Psicólogos, a través de su comité de ética viene regulando y orientando esa práctica.
Los desaciertos se relacionan con la escasa cultura de trabajo interdisciplinario que perdura en Bolivia. Implicar al psicólogo forense en etapas tempranas de los procesos (anticipos de prueba), aceleraría el establecimiento de la verdad histórica de los hechos a través de conocimientos científicos.
“Podría mencionar algunos más, pero es importante reiterar que la población en general, los abogados, jueces y fiscales deben ser muy rigurosos en el momento de revisar credenciales y títulos académicos antes de designar al perito o consultor técnico”, aconseja el psicólogo.
Agrega que “los psicólogos forenses cuentan con una formación larga y muchas veces costosa, en tiempo, dinero y esfuerzo personal. Este hecho llama a meditar sobre la manera en que se trata a los especialistas y peritos. Todavía se tiene la idea de que se vierte una opinión personal y no desde del conocimiento científico. En la psicología forense solo se busca la verdad, asumiendo todas las consecuencias que ello implica”, concluye •
Rol del psicólogo en el ámbito forense
Gonzáles explica que la psicología forense es una especialidad de la psicología que se ejerce en las fiscalías, juzgados o tribunales, a los que se asesora y orienta en decisiones en las que los conocimientos de psicología sean necesarios. En este marco, los que asumen esta peculiar especialidad deben contar con formación académica posgradual y habilidades personales necesarias.
El foro, el psicólogo puede desempeñar tres tipos de papeles: psicólogo perito, consultor técnico en psicología forense y psicólogo testigo.
Psicólogo perito: Es nombrado explícitamente por un juzgado o tribunal, donde previamente se toman en cuenta los aspectos necesarios para establecer su probidad.
Usualmente ese rol lo cumplen los profesionales designados por el Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF), aunque en ciertos casos también son propuestos por la parte acusadora o la defensa.
Consultor técnico en psicología forense: Es propuesto por la acusación o la defensa. Supervisa los procesos desarrollados por el perito, cerciorándose de que el peritaje se desarrolle de forma adecuada, con rigurosidad y cientificidad.
En ambos casos, deben contar con la formación en psicología forense, tener sólidos conocimientos en psicopatología, criminalística y derecho. Esos aspectos deberían ser respaldados, antes de iniciar el trabajo.
Psicólogo testigo: Defiende ante el juzgado o tribunal los informes que en el pasado o en orden del mismo estamento jurisdiccional, emitieron durante su intervención profesional. Estos informes no son periciales sino técnicos (clínicos, de recursos humanos y educativos), presentados en un contexto judicial.
Proceso de evaluación psicológica forense
El psicólogo explica que, el objetivo básico de un informe psicológico forense o de una pericia se cumple con dos condiciones básicas:
1. Se expone una opinión técnica ante un juzgado o tribunal, basada y contextualizada en conocimientos aceptados en el corpus teoricus de la Psicología (por lo que pueden denominarse científicos).
2. Los datos de partida para llegar a la conclusión fueron extraídos y procesados según las reglas y bajo control, también aceptados como adecuados en la lex artis de la profesión, también considerados científicos.
Las fuentes de información en esta rama de la psicología son cuatro: Estudio de la documentación, la exploración, pruebas psicológicas y protocolos, y coordinaciones profesionales.
1. Estudio de la documentación. El psicólogo forense extrae datos de la documentación revisada, les otorga el valor correspondiente en función de dos variables, validez y fiabilidad; además del valor probatorio y de confirmación que tiene cada uno de ellos para la pericial. Transmite de esa forma al tribunal.
2. La exploración. La entrevista forense que deriva de la entrevista clínica se convierte en altamente sofisticada y desarrollada. Exige una formación específica y constituye la base imprescindible del trabajo psicológico forense, en base a la interacción personal entre el perito y todos los implicados en el caso a evaluar, esto permite extraer información de alto contenido psicosocial y forense.
3. Pruebas psicológicas y protocolos: La evaluación debe basarse en instrumentos que tengan el mayor grado de fiabilidad y validez posibles y con la mayor cantidad de estudios científicos como respaldo, además de adecuados para la población que se pretende evaluar.
Sobre los protocolos, la situación es la misma, deben contar con un alto grado de respaldo científico y de adecuación a la realidad de la población con la que se trabaja.
4. Coordinaciones profesionales. El psicólogo forense podrá mantener entrevistas con otros profesionales que intervinieron en el caso (médicos, otros forenses, profesores y psiquiatras), prevaleciendo los principios éticos y deontológicos que rigen su práctica profesional.