Papá George: volver a la gloria

La familia Campero Rodríguez, del Centro Cultural “Papá George”, tiene el claro y firme objetivo de volver a hacer de Sucre la capital cultural de Bolivia.

El público coreó todas las canciones de Octavia en el Templo del Rey.

El público coreó todas las canciones de Octavia en el Templo del Rey. Foto: Carlos Rodríguez Ecos

Variedad de obras de arte se exponen en el Templo del Rey.

Variedad de obras de arte se exponen en el Templo del Rey. Foto: Carlos Rodríguez Ecos

Inauguración de la galería de arte de Papá George Boutique Arte Lounge.

Inauguración de la galería de arte de Papá George Boutique Arte Lounge. Foto: Carlos Rodríguez Ecos

Papá George: volver a la gloria

Papá George: volver a la gloria Foto: Carlos Rodríguez Ecos


    Evelyn Campos López ECOS
    Ecos / 22/03/2022 23:40

    La familia Campero Rodríguez, del Centro Cultural “Papá George”, tiene el claro y firme objetivo de volver a hacer de Sucre la capital cultural de Bolivia. Para este año alista la realización de una serie de actividades culturales, espectáculos y conciertos de primer nivel que podrán ser apreciados por todos los públicos.

    La cartelera musical de Papá George arrancó con fuerza este año, nada menos que con la presentación de Octavia, la banda paceña de pop rock y folk rock, que, según la revista Vice, es la que más trayectoria tiene en el rock boliviano. 

    Octavia “la rompió” la noche del sábado 12 de marzo interpretando sus canciones en el Templo del Rey. El público masivo coreó a viva voz una veintena de melodías, entre ellas “Ajayu”, “Verdades inéditas”, “Después de ti”, “El Regreso” “Dime qué hago” y otras…

    Asimismo, pasó el domingo, la gente disfrutó de un espectacular concierto que Octavia dio en plena calle Nicolás Ortiz, otro escenario donde encantó e interactuó con la gente.

    Otro motivo de felicidad y orgullo para la familia Campero Rodríguez es la inauguración de “Papá George Boutique Arte Lounge” que tuvo lugar también ese sábado. El evento fue realzado con una muestra pictórica de las artistas Adda Donato, Giovanna Jáuregui y Analy Fuentes.

    Se trata de un proyecto encauzado por Javier Campero, gerente propietario del “Papá George” junto con sus socios Roberto Rojas Justiniano y Rubén Darío Claros Boza. 

    Allí todos los artistas tendrán la posibilidad de mostrar su arte al público: pintura, cerámica, tallado, escultura, entre otras expresiones artísticas.

    Campero es un avezado empresario del espectáculo, abogado de profesión que nació en Oruro pero se crió en Sucre, ciudad a la que ama como si fuera suya.

    Papá George es un proyecto familiar que nació hace 20 años en la capital. Campero desde un inicio recibió el apoyo incondicional de su familia y su hermano Jorge Santiago Campero Rodríguez, responsable de logística, publicaciones y organización de eventos.

    Cuatro espacios Papá George

    De esta forma, ahora en Sucre hay cuatro espacios Papá George: 

    El Templo del rey, un lugar de encuentro entre el arte, la música y la cultura, donde se puede disfrutar de rock, jazz, blues y folclore nacional de primer nivel. Queda en el barrio Simón Bolívar final Panamá. Para hacer reservas pueden llamar al 72559993.

    “Papá George recibe a todos sin distinción de géneros, ideología o colores políticos. Todos son bienvenidos. Aquí solo tenemos amor para dar, que lo es todo en esta vida”, expresa Campero.

    Papá George Bunker es un espacio recreacional donde se reúnen las familias, los amigos y compañeros de trabajo para compartir gratos momentos, donde pierden la noción del tiempo distrayéndose con una variedad de juegos. También es la sede de Capital Choppers “Sucre”. Se ubica en la final Panamá cerca de la Villa Bolivariana.

    En Papá George Tropical se presentan en vivo grupos cumbieros y de otros géneros musicales tropicales, también se baila y degusta tragos. Está en la calle Nataniel Aguirre 17.

    La última creación es Papá George Boutique Arte Lounge, un sueño largamente acariciado por Campero desde hace 20 años, cuando inauguró Papá George.

    En la galería de arte los artistas tendrán la posibilidad de exhibir sus obras. Además, el lugar tiene un fin social: cobijar a todos los artistas que lleguen a la capital para aliviar, con ese apoyo, sus gastos de estadía.

    Allí también hay una muestra de las prendas de vestir personalizadas que Campero diseña, para cuya confección combina telas de la India y de industria boliviana.

    Las sorpresas no terminan, pues Campero anuncia que este año también estará presente en Tarabuco, en el Espacio Cultural Samay Wasi de propiedad del artista plástico Julius Escóbar.

    Todo depende de la respuesta del público

    Este experimentado empresario del espectáculo promete presentar conciertos de primer nivel este año. Reconoce que traer artistas y bandas musicales es arriesgado por la fuerte inversión que exige, pero confía en que el público sucrense responderá asistiendo a los conciertos.  

    Pero la cosa no queda ahí: cada grupo que traiga también tendrá que ofrecer un espectáculo en la calle, cuya magia es incomparable. Será un compromiso para sellar los contratos, anuncia.

    Así pasó con Octavia y después con Savia Andina que este viernes actuó en homenaje al Día del Padre, grupos a los que Campero considera como los mejores representantes del rock y folclore boliviano.

    Son estrellas que iluminaron con su brillo las noches sucrenses e hicieron latir los corazones con sus melodías. 

    Es cierto que en el Templo del Rey uno puede ver de más cerca a los artistas, cómodamente sentados; además el lugar es techado, se puede comer y beber algo, pero dar un concierto en las calles de Sucre para  llegar a todos los públicos es otro nivel. La música no tiene fronteras, comenta. 

    “La mente siempre debe ser positiva para construir, no hay que debilitarse con un fracaso momentáneo en la vida. Somos una organización con mentes brillantes, somos poder administrando una buena cultura. Lo único que importa es la música y el arte”, manifiesta.

    Campero está convencido de que Sucre volverá a renacer para ser otra vez la Capital Cultural de Bolivia, pero todo depende de la recepción del público. “Que el público responda”, insiste.

    Además, los conciertos tienen un efecto multiplicador porque generan movimiento económico y benefician a otros sectores. Por ejemplo, hay gente que llega de otras ciudades para apreciar los conciertos, usan alojamiento, gastan en alimentación, transporte y hacen compras.

    También hay personas que se ponen a vender refrigerios, dulces, refrescos y cigarrillos; otros cuidan los vehículos estacionados afuera de los conciertos y la gente usa más taxis. “Si me apoyan en este proyecto, vamos a llegar lejos”, asegura.

    Por el Templo del Rey pasaron artistas como Nito Mestre, Adrián Barrenechea, Daniel Pesce o Martín Joffre. Grupos nacionales consagrados, como Wara y Llajtaymanta. 

    Bandas de rock y pop, como Track, Sacrilegio, Octavia, Los Auténticos Decadentes, Lapsus, Gogo Blues, Deuce, La Quimera, Krápula y muchos otros.

    Un museo

    El Templo del Rey es un verdadero museo de arte. Allí se expone en todos los pisos una variadísima colección de obras de 40 artistas bolivianos con gran talento, entre pintores, escultores, talladores, muralistas, ceramistas, forjadores de fierro, carpinteros, tejedoras y otros que tienen sus obras en los espacios de Papá George. 

    En cada rincón hay piezas de colección únicas, para todos los gustos.

    La vida, el amor y el arte

    Campero dice que la combinación del arte, el espectáculo y la diversión es un mundo imaginario con el que todo ser humano sueña, pero que pocos consiguen plasmarlo en una realidad.

    “Papá George trata de buscar a todos los artistas poco visibilizados para que vuelvan a renacer, vibrar y ser lo que tienen que ser”, expresa. 

    Asegura que todas las personas son artistas, otra cosa es que no fueron educados ni conducidos desde pequeños en el camino del arte, al que considera la actividad más bella, en cualquier etapa de la vida de una persona.

    Sostiene que la gente tiene que aprender a vivir en diferentes contextos y no debilitarse con una pandemia o una crisis de guerra. 

    “No tiene que ser así, hay que valorar el solo hecho de estar vivo y de tener la posibilidad de valorar lo que nos rodea en cada momento de la existencia”, reflexiona.

    Por ejemplo, dice: “ir al mercado para abastecerse de productos es una actividad que se volvió tan rutinaria y periódica para la gente, que no aprecia el encanto que tienen las vendedoras y la belleza de los productos”. 

    Cuando se camina por las calles tampoco se aprecia la hermosura de los edificios como la Catedral. Se ve, pero no se mira de verdad, señala.

    En estos momentos de crisis emocional por los que atraviesa la humanidad, se necesita música y espectáculo, es lo que ayuda a hacer la vida más llevadera “¡Hay que vivir!”, aconseja Campero • 

     

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