Primera infancia
El involucramiento de los padres, madres o cuidadores durante la primera infancia es imprescindible para lograr un desarrollo físico, social, cognitivo y emocional adecuado
El involucramiento de los padres, madres o cuidadores durante la primera infancia es imprescindible para lograr un desarrollo físico, social, cognitivo y emocional adecuado, que lleve al niño o niña a convertirse en un adulto saludable, emprendedor, productivo y capaz de relacionarse adecuadamente en la sociedad.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2017, en Bolivia la población infantil de 0 a 11 años de edad llegaba a 3 millones, constituyéndose en el 44% de la población total del país. Según proyecciones al 2022, la población de niñas y niños de 0 a 5 años será de más de un millón.
Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se denomina Primera infancia a los primeros cincos años de vida del ser humano y es la etapa más importante de la vida de una persona.
La neurociencia descubrió que en la primera infancia se produce el mayor crecimiento y desarrollo de las neuronas y sus interconexiones que se constituyen en la base de la arquitectura física del cerebro en desarrollo de una persona, que le afectará durante toda su vida.
Es decir, las relaciones positivas o negativas de un niño o niña con sus padres, cuidadores y su entorno afectarán el funcionamiento físico, mental, emocional y social de un adulto.
Según un estudio realizado por el Ministerio de Planificación y Desarrollo (2018), Bolivia es uno de los países que ha tenido mayores avances en la reducción de la mortalidad infantil de 0 a 5 años. Aun así, tiene una de las tasas más altas de mortalidad en esta etapa, 31%, frente a otros países de la región.
No obstante, de acuerdo con investigaciones del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), pese a estos avances la vulneración de derechos es constante y sistemática.
Así lo muestran las cifras de desnutrición, el acceso insuficiente al agua potable y al saneamiento básico, las tasas bajas del registro de nacimientos tras el parto, el insuficiente acceso a la educación infantil temprana y las altas tasas de violencia. El castigo físico es aceptado y utilizado por los cuidadores, incluso en la primera infancia.
Es en esta primera etapa de la vida cuando las niñas y niños necesitan mayor cuidado y protección y el rol del padre, madre o cuidador se hace imprescindible.
Lamentablemente, a raíz de las situaciones de violencia extrema, como el feminicidio y otras relacionadas con la migración, muchos de ellos terminan perdiendo el cuidado familiar y se quedan a cargo del Estado.
Según Unicef, cuando los niños atraviesan adversidades frecuentes o prolongadas sin el soporte adecuado, las consecuencias pueden afectar su desarrollo cognitivo, capacidad de aprendizaje y regulación emocional a largo plazo.
Centros infantiles y cuidados diarios
A decir de Sergio Echalar, gerente del Proyecto Programa Sucre, Aldeas Infantiles SOS, los centros infantiles cumplen un rol importante en el desarrollo físico, emocional, social y cognitivo de las niñas y niños menores de cinco años, particularmente de los que se encuentran en situación vulnerable.
A nivel público, el Programa de Atención a la Primera Infancia a cargo del Servicio de Gestión Social (Sedeges), dependiente de la Gobernación de Chuquisaca, atiende a niñas y niños menores de 5 años en todo el departamento.
En este marco, el municipio de Sucre cuenta con cuatro Centros Integrales de Desarrollo Infantil Municipal, a donde asisten más de 400 niñas y niños de 0 a 5 años.
Desde 1996, Organizaciones No Gubernamentales (ONG), como Aldeas Infantiles SOS llevan adelante programas dirigidos a la atención directa y cuidado de los niños de la primera infancia en coordinación con el Estado.
Atención virtual y a distancia
Echalar explica a ECOS que, a raíz de la pandemia, Aldeas Infantiles SOS desarrolló desde el 2021 una metodología de atención virtual y a distancia para la primera infancia, denominada “Desde Casa”.
La misma se desarrolló a través de un proyecto piloto en coordinación con el Sedeges de Chuquisaca y la Secretaría de Desarrollo Humano y Social del Gobierno Autónomo Municipal de Sucre, beneficiando a 200 familias y 244 niños menores de cinco años, de los barrios Patacón y Planta de Agua del Distrito 3 de Sucre.
Esa experiencia involucró a las educadoras de los Centros Infantiles y a los padres, madres o cuidadores de los pequeños, quienes intercambiaron vídeos de estimulación temprana, nutrición y protección infantil.
Julia Huaylla, pedagoga del proyecto comenta que “enviábamos vídeos para que los padres puedan trabajar con sus hijos y luego de desarrollar la práctica tenían que devolvernos los mismos vídeos. Fue una experiencia interesante porque además se veía el avance de los niños y el amor que hay entre padres e hijos”.
Al inicio del proyecto piloto, el 87% de los menores presentaban un rezago importante de desarrollo y en su culminación todos alcanzaron un desarrollo adecuado acorde a su edad.
“Por su importancia y buenos resultados, esa metodología se está transfiriendo a los siete programas de la organización y pretenden ser replicados en el mismo número de municipios capitales”, comenta Echalar.
El rol del cuidado de calidad
Ninoska Uribe, gerente operativa de Territorio Programa Sucre, Aldeas Infantiles SOS, explica que las niñas y niños aprenden sobre todo lo que hay en su entorno a través de la exploración, llevando cosas a la boca, tocando y cayéndose.
Es decir, su aprendizaje es por medio de la experimentación, repetición o imitación, a través de estímulos que hay a su alrededor y por cómo responde el adulto más cercano.
Sin embargo, el aprendizaje es mucho mayor cuando hay un adulto que media entre el niño y su entorno, que traslada y traduce los estímulos al pequeño.
Uribe dice que el rol del adulto es precisamente facilitar al niño la comprensión de su entorno, hacer de puente con los estímulos, juguetes, hermanos y con otros niños.
Este rol del adulto va más allá de la relación de afecto y de atender las necesidades básicas del niño. El cuidador debe ser capaz de reconocer y dar respuestas a sus necesidades físicas, intelectuales, sociales y emocionales. Por ejemplo, respondiendo a sus balbuceos o a sus intentos de verbalización y luego de habla.
De esta forma, el involucramiento de los padres, madres o cuidadores durante la primera infancia es imprescindible para lograr un desarrollo físico, social, cognitivo y emocional adecuado.
Centro Infantil Modelo Planta de Agua
A una distancia de 7 kilómetros del centro de Sucre se encuentra uno de los tres Centros Modelos de Atención Infantil. Está en la zona Planta de Agua del Distrito 3. Fue construido para la atención integral de niñas y niños de 0 a 5 años en alta situación de vulnerabilidad.
Los otros dos centros se ubican en la ciudad de El Alto y el Departamento de Oruro, da a conocer Uribe.
La construcción de esa infraestructura comenzó en 2015 y estuvo a cargo del Gobierno Autónomo Municipal de Sucre.
El equipamiento y desarrollo metodológico de la atención de niños fue responsabilidad de Aldeas Infantiles SOS, que gestionó el financiamiento para su implementación con la Fundación Sarastro.
“La construcción del Centro Infantil fue una de las respuestas a la demanda de fortalecer la atención a niñas y niños menores de 5 años de las comunidades del Distrito 3, identificadas en un estudio de factibilidad realizado por el Gobierno Autónomo Municipal de Sucre, el año 2012”, detalla Uribe.
La edificación terminó en 2017 y tiene capacidad para atender a 70 niñas y niños con calidad y calidez. Cuenta con diferentes salas de desarrollo infantil: sala cuna, sala de creatividad, sala de motricidad, sala de vida práctica, un telecentro, el comedor infantil y otros espacios de recreación como un parque, un arenero y áreas verdes para el desarrollo integral de los niños.
A decir de Uribe, el equipamiento del Centro Infantil está acorde a las necesidades de desarrollo de cada etapa de la niña y el niño de 0 a 5 años de edad, basada en la metodología Montessori.
Una de las características del Centro Infantil es el involucramiento de los padres, madres o cuidadores en el desarrollo de las niñas y niños, quienes se corresponsabilizan en todas las actividades en la que participan sus hijos e incluso ellos mismos las lideran.
Otra característica de este Centro Infantil modelo es la formación integral de las educadoras en el desarrollo de la primera infancia.
En este año, Aldeas Infantiles SOS empieza la transferencia del modelo educativo de atención a la primera infancia al Gobierno Autónomo Municipal de Sucre y de los activos que se encuentran en el centro para su administración total.
Desde ECOS deseamos a todos los pequeñitos de Bolivia que pasen un Feliz Día del Niño este martes 12 de Abril. ¡Que vivan los niños! •
Para conocer más
Desde la apertura del Centro Infantil se atendió a 350 niñas y niños participantes, entre 6 meses y 5 años de familias en alta vulnerabilidad del Distrito 3 de Sucre.
285 familias participaron de procesos de capacitación técnica en derechos humanos, en pautas positivas de crianza, habilidades parentales y marentales y en procesos de alfabetización.
Se desarrolló una intervención sistémica con las familias identificadas en alto riesgo social derivadas por instancias como los Servicios Legales Integrales Municipales (SLIM), las Defensorías del Niño, Niña y Adolescente (DNNA) y el Programa Municipal de Atención a Familias.
Participaron 52 familias con 208 niños y niñas, de las cuales 41 tienen condiciones de autosuficiencia y superaron situaciones de riesgo social desarrollando competencias para el cuidado y la protección de sus hijos e hijas.
Se capacitaron 108 educadoras de los centros municipales infantiles, para que desarrollen capacidades para el cuidado, estimulación y protección de niñas y niños y se realizó el fortalecimiento de los espacios de cuidados diarios municipales.
Con la finalidad de fortalecer la Red Comunitaria de Protección, se desarrolló actividades de formación a 45 líderes de juntas vecinales de los barrios que forman parte de la zona de intervención.
Esta red cuenta con un Plan de Acción Anual, donde ya se desarrolló actividades significativas, como la incidencia en prácticas sociales y el establecimiento del rol de ser referentes en protección infantil dentro de sus juntas vecinales.