Auto-bofetadas
El pasado 27 de marzo se llevó a cabo la entrega de los premios Oscar, en Los Ángeles. Millones de personas miraron la ceremonia, esperando que sus artistas favoritos consigan la estatuilla.
El pasado 27 de marzo se llevó a cabo la entrega de los premios Oscar, en Los Ángeles. Millones de personas miraron la ceremonia, esperando que sus artistas favoritos consigan la estatuilla. Y así, en medio del garbo hollywoodense, fuimos testigos de una escena protagonizada por Chris Rock y el actor Will Smith quien condenó las bromas del comediante hacia su esposa, golpeándolo, ante la mirada atónita de los presentes y no presentes.
Las reacciones en redes sociales no se dejaron esperar y tuvieron diversos matices: burla, empatía hacia Will Smith, indignación y reproche, ya que muchos consideraban injustificada la reacción del actor. Esta situación me hizo pensar respecto al “ser humano”, sus logros personales y cómo ellos pueden verse afectados cuando no se ha desarrollado inteligencia emocional. Smith, después de décadas de carrera, recibió el anhelado premio; sin embargo, nadie habló de ese mérito, pues su reacción, empañó la dorada figura, de la que nadie se acordó. Días después del suceso, la Academia decidió vetar al actor por 10 años. Esto debe dejarnos una reflexión acerca de nuestras reacciones y sus efectos. Podemos ser profesionales exitosos, pero, si no aprendemos a gestionar nuestras emociones, el mensaje es claro: las actitudes violentas nos desvirtúan. Ya lo mencioné en un artículo anterior: el mundo sería un mejor lugar si nuestras infancias recibirían formación respecto a la comprensión, expresión y manejo de emociones. Estoy segura que la violencia no sería una respuesta inmediata para la resolución de conflictos, y el burlarse de la condición del otro no sería un recurso para “hacer reír” a terceros, si se tuviese una comprensión sana de las necesidades emocionales propias y ajenas. Por esta razón, enfatizo la importancia de desarrollar una mirada compasiva y afectuosa hacia nosotros mismos y hacia nuestro entorno, así como el de promover espacios que ayuden a trabajar nuestra tolerancia a la frustración y a gestionar el enojo.
Por otro lado, Rock utilizó la burla agresiva en su intento de generar sonrisas en los espectadores, cosa que no sólo lo hizo él, en esta ocasión; lo hacen siempre los comediantes poco creativos, pues descubrieron que la gente tiende a reírse cuando alguien se encuentra en una situación diferente, si vale el término. En este caso, se usó la apariencia como ingrediente para generar humor de mal gusto que desembocó en violencia, dejándonos, también, la gran lección de desarrollar una mirada más compasiva hacia el otro, a la hora de ser “graciosos”. (El comediante posteriormente aclaró que desconocía Jada Pinked padece de alopecia).
Hacia una comprensión de la inteligencia emocional
Goleman define Inteligencia Emocional como: “… capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones.” Basándonos en el concepto “madre”, diríamos que es la capacidad de reconocerse y reconocer al otro, lo cual sería primordial a la hora de interactuar adecuadamente con el medio inmediato. Asimismo, Mayer y Salovey sostienen que una persona inteligente emocionalmente es la que percibe y valora con exactitud sus emociones (2009), aprendiendo a regular las mismas para obtener un crecimiento personal e intelectual. Entonces, diríamos que tanto Will Smith como Chris Rock, necesitarían trabajar internamente para poder desarrollar los cinco componentes de la inteligencia emocional desarrollados por Goleman: autoconciencia, autorregulación, automotivación y empatía.
La empatía es la habilidad más noble de la inteligencia emocional ya que es producto de un diálogo interno. Para lograr este proceso, los humanos necesitan conocer su mundo emocional, saber cómo responderían ante situaciones determinadas para poder aproximarse a la idea sobre cómo siente el otro con una mirada compasiva, pues empatía sin compasión es sólo una lectura superficial del mundo emocional de otro. Una persona que haya desarrollado internamente esta capacidad difícilmente utilizará la burla o la agresión en sus relaciones interpersonales •
Enojo en la infancia
Los niños y niñas deben aprender que todas las emociones son importantes, así como identificarlas, expresarlas y gestionarlas. También deben saber que hay emociones que generan bienestar y otras malestar. Para ello podemos utilizar la metáfora que son visitas que están un momento en casa y después se van.
Cuando hablamos de gestión y expresión de la ira, los adultos deben enseñar con el ejemplo, ya que es el maestro más sabio si aprende más de lo que se ve, que de lo que se escucha. Si un niño observa a su entorno adulto gestionar adecuadamente el enojo o la frustración, aprenderá lo mismo. Los niños deben reconocer las situaciones que provocan enfado y expresarlo en ese momento. También debemos proveer herramientas que ayuden al pequeño a manejar su enojo, predicando con palabra y ejemplo que, si bien es sano expresar la emoción, no está permitido ofender o lastimar a otras personas o a sí mismo.
Es vital empatizar con la emoción del niño sin minimizarla, estableciendo límites para ayudar a regular su conducta o respuesta para evitar que se haga daño o lastime a terceros. Dígale que comprende el motivo de su enojo y que juntos buscarán una solución. El contacto visual es vital para establecer conexión, permitiéndole que verbalice su enojo y la causa que generó el disparo emocional.
Algunos recursos para ayudar a gestionar el enojo en niños
Verbalizar del enojo
Utilizar el frasco de la calma del Método Montessori o favorecer al niño un rincón de la calma
Dibujar
Hacer ejercicios. (Ayudan a liberar adrenalina)
Objeto transicional de apoyo (Peluches, almohadas o mantitas)
Realizar ejercicios de respiración
Enseñar al niño a contar hasta 10, si la emoción es más intensa, podrá aumentar el número.
Estimular al niño o niña a que utilice la imaginación para crear situaciones que generen bienestar.
Enojo en adultos
Rafael Bisquerra manifestó: “Todas las emociones son importantes. Por ejemplo, gracias a la indignación, se han levantado grupos sociales que han luchado contra la injusticia”. Es por esta razón que debemos cultivar la capacidad de gestionar el enfado ya que la primera gradita en el camino hacia la Educación Emocional y el Autocontrol, es tomar conciencia de las propias emociones y sentimientos.
Por tanto, sugiero algunas técnicas que podrían ayudar a regular el enojo.
Ejercicios de respiración y relajación
Expresar verbalmente el enojo y su causa.
Hacer ejercicios. (Ayudan a liberar adrenalina)
Técnica DROP: Detente, respira, observa y prosigue.
Importante: Existe una línea muy delgada entre el enojo, la ira y la agresión. Por tanto, si ninguna de las técnicas sugeridas funciona, se recomienda acudir a un profesional para poder trabajar el control de ira.