Conquistando el cielo

La historia recuerda al científico francés Jacques Charles como el primero en construir, en 1783, un globo de hidrógeno que logró volar sin tripulantes. Muchos años después, en 1852, el ingeniero Henri Giffard inventó el dirigible que, a diferencia de un globo, se puede controlar a través de motores y timones.

A pesar de la distancia, estos esfuerzos y otros por conquistar el cielo fueron difundidos en los principales periódicos de La Paz, como “El Grito de la Libertad” y “La Época”, como también el lanzamiento de globos aerostáticos no tripulados, presentes en la festividad de la Virgen de las Mercedes. Sobre ello, el diario “El Telégrafo”, detalló: “Entre los globos aerostáticos que saludaron la festividad de la Virgen de las Mercedes, uno de ellos, poco amigo de subir a las frías rejiones (sic) del trueno, se fué, a guisa de pájaro herido, a la fronteriza casa de Joña Rita Tapia, cuyas jentes (sic) recibieron con alboroto a la impertinente visita, la cual no hizo más quemar un trozo de la techumbre” (1).

Unos años después, se protagonizaría la ascensión de un globo tripulado en nuestro país, como parte de un espectáculo circense. Más allá de estos datos y otros rasgos generales, conocidos gracias a la prensa de la época, esta primera experiencia de volar fue realizada por el artista Zeballos miembro de la compañía la ‘Familia Buislay’, el 7 de mayo de 1871. Referencia opuesta a lo mencionado por Amalia Villa de la Tapia, en su obra “Alas de Bolivia” (Tomo I).

Téngase en cuenta que, en el mes anterior a la citada fecha de exhibición, fueron postergados varios lanzamientos por falta de cuotas de suscripciones. De tecnología simple, tipo Montgolfier y en base a tocuyo, entre otros materiales. La ascensión se llevó a cabo en la plaza de ‘El Acho’ y finalizó el vuelo pocas cuadras hacia el sud. Sobre ello el periódico “El Republicano” pormenorizó: “Contra nuestros pronósticos del aciago domingo 7, ha tenido lugar la escena sorprendente y admirable de la ascensión aérea. La concurrencia en la plaza de El Acho era numerosa, apiñada. Las bocacalles de la plazuela de S. Pedro, estaban cubiertas de jente: las torres, el alto de Santa Bárbara y las ventanas dominantes, no dejaban ningún vacío. El globo monstruo comenzó a inflarse a la una y media de la tarde; a las dos de ella, se elevó con buen resultado el globo pequeño que debía determinar la dirección del aire: desde esa hora comenzó a soplar un viento que era capaz de descornar bueyes y hacer presajiar (sic) las consecuencias del domingo 7, principiaron a caer algunas menudas gotas de agua, todo hacia entrever un resultado funesto, pero con admiración de todos a las cuatro de la tarde, se elevó majestuosamente ese monstruo que llevaba arrastrado un hombre que se ajitaba (sic) y azotaba en el aire, como la víbora en el pico de la águila. Su ascenso fué hasta el nivel del alto de esta Ciudad y comenzó a descender lentamente hasta pocas cuadras, al sud del lugar en que se elevó, con grande satisfacción del público. Proporcionalmente a nuestra ansiedad, ajitación (sic) y desesperación, es nuestro aplauso de grande manifestación a la compañía Buislay. Terribles emociones, sorpresa y convulsiones, gritos agudos de dolor, fueron arrancadas a algunas señoritas nerviosas, cuyos patatuces (sic), solo pudieron curarse confortando el sistema nervioso con algunos antiespasmódicos, prontamente suplidos por los apretones de manos que obraron prodigiosamente” (2).

Quillotrada la población paceña por tal hazaña, con el trascurso del tiempo fue olvidada por la historiografía actual; sin embargo, debe ser considerada como la primera ascensión de un globo tripulado en Bolivia.

Muchos años después, el francés Edouard Lasaille, realizó en 1901, demostraciones de ascensión de un globo también tipo Montgolfier en las ciudades de Cochabamba, Oruro y La Paz •

(*) José E. Pradel es socio correspondiente en La Paz de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP). 

(1) “Globos”, “El Telégrafo”, La Paz, 25 de diciembre de 1861, pp. 2-3.

(2) “Ascensión Aérea”, “El Republicano”, La Paz, 10 de mayo de 1871, p. 3.