Se abre la Palca Chica

La Concepción de la Palca Chica es una de las haciendas más antiguas del Virreinato Peruano, situada en el “Valle de los Cintis”, municipio de Camargo del Departamento de Chuquisaca, cuyos primeros propietarios fueron órdenes religiosas y ricos azogueros asentados en la Villa Imperial de Potosí.  

Palca Chica

Palca Chica Foto: Cedidas

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    Evelyn Campos López ECOS
    Ecos / 03/05/2022 02:07

    La Concepción de la Palca Chica es una de las haciendas más antiguas del Virreinato Peruano, situada en el “Valle de los Cintis”, municipio de Camargo del Departamento de Chuquisaca, cuyos primeros propietarios fueron órdenes religiosas y ricos azogueros asentados en la Villa Imperial de Potosí.  

    La construcción de esta encantadora hacienda y viña se remonta a finales del siglo XVI, en plena época de la colonia.  

    Camargo, capital de la región de los Cintis, está en el punto intermedio entre las ciudades de Tarija y Potosí, a tan solo 170 kilómetros de la tierra del vino y bellas mujeres y a 175 kilómetros de la Villa Imperial. 

    Muchas personas afirman que Camargo tiene un clima perfecto, que junto con la altura son ideales para la producción de vid, entre ellas la misionera, la moscatel de Alejandría (uva blanca) y la vischoqueña. 

    Esas son las primeras tres cepas que se cultivaron en ese territorio, para la elaboración de vinos y aguardientes derivados de la uva desde hace más de cuatro siglos y medio. Hay cepas con más de 200 años de antigüedad. Allí se producen los mejores vinos de Bolivia, según los entendidos. 

    La hacienda y bodega Concepción de la Palca Chica es considerada una de las más antiguas del virreinato peruano.  

    Está asentada en la tierra del sol y los viñedos más altos del mundo. Allí se desarrolló una fuerte producción de vinos y singanis poniendo en práctica todos los secretos de ese arte milenario. 

    Se dice que en sus salones se desarrollaron por todo lo alto magníficas fiestas; además, contaba con su propio teatro que actualmente se puede seguir apreciando.           

    Actual propietario  

    Concepción de la Palca Chica tuvo propietarios que fueron importantes protagonistas de la historia de Bolivia. Los primeros dueños de la hacienda virreinal fueron órdenes religiosas y ricos azogueros asentados en la Villa Imperial de Potosí. 

    El actual gerente propietario del hostal La Concepción de la Palca Chica, situada en la cuna del valle de los Cintis en Bolivia, Departamento de Chuquisaca, es Jaime Oroza más conocido como “Jussi”, quien cuenta que junto con historiadores investigan la historia de ese predio.  

    Jaime proviene de una reconocida familia del municipio cinteño de Camargo, pero nació en La Paz en 1966 y vivió durante 49 años en Finlandia.  

    Tiene cuatro hijos: Miguel, Gonzalo, Camilo y Cielo Sibone. Su esposa, Soraya, actualmente trabaja y vive en Finlandia. 

    Un poco de historia 

    De acuerdo con los datos conseguidos hasta ahora, la sucesión de propietarios de la hacienda data desde la segunda mitad del siglo XVI.  

    Basándose en fuentes documentales comprobadas, Jaime afirma que en 1901, en el tiempo de la República, la señora Elisa la Torre viuda de Calvo vendió la Palca Chica al ciudadano de origen francés Luis Morant.  

    Del mismo modo, en 1916 la señora Adela Romero de Morant vendió la propiedad al Banco Nacional de Bolivia (BNB).   

    Benjamin Oroza Villegas, abuelo de Jaime, quedó viudo de Lola Marques, su amada esposa, cuando vivían en su hacienda La Pampa Grande entre los años 1920 y 1930, ubicada a unos 36 kilómetros de la Palca Chica. 

    Originalmente este lugar era muy grande, estaba compuesto por dos casas de hacienda de las mismas características. En 1937 se dividió y los herederos vendieron cada una de las haciendas a diferentes dueños; es decir, hay dos Palcas Chicas, una abajo y la otra arriba.  

    Años después, en 1943, Oroza compró la hacienda Concepción de la Palca Chica, para vivir ahí con su nueva esposa, Carmen Oroza, con quien contrajo segundas nupcias.  

    También lo hizo para ampliar su producción de vinos y singanis al mercado de las minas crecientes de Oruro y Potosí.  

    Carmen quedó viuda en 1955 y su hijo Gonzalo Oroza, padre de Jaime, compró la hacienda Concepción de la Palca Chica en 1988.  

    Sin embargo, Gonzalo falleció hace 24 años en un accidente de tránsito en Tarija, justo cuando quería retornar a vivir a la Hacienda Concepción de La Palca Chica, con el objetivo de restaurar la casa donde transcurrió su niñez. 

    Jaime relata que su progenitor tenía el sueño de pasar su vejez con tranquilidad en la hacienda, después de trabajar casi 35 años con las Naciones Unidas en Estados Unidos y Finlandia.  

    “Mi padre me contagió su sueño y ahora por fin estoy tratando de hacer realidad ese deseo que es mío también: restaurar la Palca Chica de arriba, para recibir a turistas locales, nacionales y extranjeros, que pueden disfrutar de este patrimonio cultural y arquitectónico de Bolivia”, manifiesta. 

    Jaime es de profesión cineasta y documentalista. Cuenta que en el lapso de 30 años tuvo la oportunidad realizar junto con su también cineasta hermano, , Benjamín Oroza, películas como “La Mina”, “La Cocaína”, “Camargo Amargo”, y “Voces del Alto en Bolivia”, entre otros filmes y documentales, en diversos países.  

    No obstante, dice que ahora “está dedicado totalmente a trabajar como albañil, jardinero, chef y administrador del Hostal en La Concepción de Palca Chica. Estoy con mis hijos Gonzalo y Cielo Sibone que, como familia, ayudan también juntos a cumplir el sueño de mi padre y el nuestro”, expresa. 

     Características 

    En la hacienda con más de 400 años de vida, sobresalen sus inmaculadas paredes blancas con un grosor de un metro con diez centímetros, los techos con tejas rojas y sus pisos de loza.  

    El patio principal está custodiado por dos hermosas y señoriales palmeras que tienen más de 400 años de vida. El lugar está poblado con más de 100 variedades de plantas y algunos árboles frutales como limoneros, naranjales, duraznales, cañales y muchos molles. 

    Es una de las casonas coloniales más antiguas de Camargo. Desde sus cinco patios se puede observar las majestuosas montañas coloradas del cañón cinteño.  

    Además, esa zona del sur de Bolivia fue el centro de actividades de la producción artesanal de excelentes singanis y vinos. Hasta hace 30 años todavía tenía parrales. 

    La infraestructura estaba casi en ruinas y, desde hace dos años y medio, Jaime junto con sus hijos comenzaron a restaurarla respetando los materiales originales y diseño particular. 

    Hasta ahora, la restauración de la casona principal tiene un 70% de avance, con una inversión de 80 mil dólares aproximadamente, el resto no se tocó todavía; entre ellos hay tres bodegas y almacenes. 

    En este marco, desde hace un mes y medio la hacienda funciona como hostal. Se habilitó el living, comedor, dormitorio, cuarto de música, teatro con frescos (pintura realizada sobre una superficie cubierta con dos capas de mortero de cal), en muy buenas condiciones y un museo arquitectónico.  

    Además, hay tres habitaciones para los huéspedes, cada una con cuatro camas traídas desde Alemania.  

    La decoración del lugar es totalmente rústica, elaboraron los muebles con viejas puertas y palets. Hay un fogatero al aire libre con una patilla para sentarse y observar la viña que le circunda. 

    Tiene cuatro parrillas y una caja china para que los huéspedes preparen su propia comida y carnes en las noches, si así lo desean. Hay dos bares, una cancha de voleibol de playa y más allí está el río Chico con un pozo para nadar. 

    Jaime cuenta a ECOS que su objetivo es mejorar continuamente el lugar para convertirlo en un centro turístico, recreacional y artístico, que tendrá una bodega, vinoteca, piscina, caballos y juegos para niños. 

    Servicios 

    Actualmente, la hacienda virreinal la Concepción de la Palca Chica ofrece servicios de hotelería con desayuno continental, gastronomía con comida nacional e internacional, coctelería con vinos y singanis que se produce allí y recreación turística.  

    Se ubica en el sud de Camargo, a 14 kilómetros de la ciudad capital y 13 minutos en vehículo. Además, está a tan solo unos kilómetros de la bodega San Pedro.  

    “Los esperamos con los brazos abiertos y con una copa de vino y singani. Para hacer reservas pueden contactarnos ingresando a booking.com, AIRBNB o llamar directamente al 63194787”, invita Jaime •

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