Sin empatía
A menudo creemos que somos empáticos y mucho más con quienes amamos; no obstante, según estudios realizados por la doctora en psicología Erika Juárez y su equipo de trabajo, es con las personas más cercanas afectivamente con quienes somos más anempáticos.
A menudo creemos que somos empáticos y mucho más con quienes amamos; no obstante, según estudios realizados por la doctora en psicología Erika Juárez y su equipo de trabajo, es con las personas más cercanas afectivamente con quienes somos más anempáticos.
Esta conclusión nos conduce a un sinfín de preguntas: ¿Qué es la anempatía? ¿Todos somos anempáticos? ¿Con quiénes somos anempáticos?
Para entender, recordamos que la empatía es la capacidad que tiene una persona de percibir los pensamientos y las emociones de los demás, basada en el reconocimiento del otro como similar; es decir, como un individuo similar con mente propia.
Según Juárez, doctora en Salud Mental Comunitaria y directora de Vida Plena, la anempatía selectiva es un tipo de personalidad que caracteriza a la mayor parte de la población.
En este sentido dice que la definición científica sería: “La anempatía, al ser un tipo de personalidad, es una estructura dinámica compuesta por características cognitivas, emocionales, sociales, psicológicas y conductuales desarrollada por la interacción entre elementos biológicos y sociales caracterizada por la involuntaria y selectiva dificultad de sentir empatía. Esta dificultad recae justo en las personas más cercanas a la persona anempática”.
Tres subtipos de anempatía
Juárez explica a ECOS que este tipo de personalidad incluye tres subtipos: La Anempatía Selectiva Dura o Dominante (ASD), Anempatía Selectiva Consecuente (ASC) y Anempatía Selectiva Móvil (ASM).
La Anempatía Selectiva Dura o Dominante (ASD): Se distingue por ser una persona más bien fría, pero sabe ser sociable y encantadora, de hecho, cuida mucho su imagen ante los demás.
Sin embargo, suele tratar a las personas cercanas como si fueran de su propiedad, por lo tanto, espera tener el control sobre ellos y que le obedezcan.
Tiene dificultad para confiar en los demás, es orgulloso, rencoroso, autoexigente pero mucho más con las demás personas, siempre cree que tiene la razón y por tanto exige que todo se realice a su manera.
Ejerce manipulación, celos de posesión, postura de víctima en discusiones, impulsividad verbal, crítica excesiva y redundante, percepción aumentada de sus problemas y apreciación disminuida de las dificultades de los demás.
Tiene miopía sobre el impacto emocional de sus acciones o palabras, falso moralismo, memoria selectiva y conveniente, frecuentemente recurre al “love bombing” (al principio un bombardeo de muestras de afecto y admiración que se alternan con muestras de desprecio y desvalorización cada vez más frecuentes).
Asimismo, usa su sexualidad como estrategia de manipulación, además suelen ser muy sexuales o, contradictoriamente, son totalmente desinteresados en el sexo.
En el otro extremo está la Anempatía Selectiva Consecuente (ASC): Se denomina así porque se forma como consecuencia de convivir con un ASD, se caracteriza por tener baja autoestima, incapacidad para la toma de decisiones, inseguridad, tendencia a evitar confrontaciones de cualquier tipo, lo que le lleva a tolerar al máximo situaciones que le causan sufrimiento.
Asume una postura sumisa, pasiva, reprime las emociones negativas, tiene en general un sentimiento de culpa infundado, es complaciente al punto de perder su propia identidad, tiene dificultad para poner límites, desarrolla miopía del futuro porque está encerrado en su posición dependiente del ánimo e ideas del otro, tiene un agotamiento crónico emocional y una sensación de responsabilidad respecto a la persona con ASD.
Y el tercer subtipo, la Anempatía Selectiva Móvil (ASM), es una postura intermedia entre las dos primeras mencionadas: Su principal característica es la capacidad de adaptación y complementación; es decir, si una persona con ASM se encuentra con una que tiene ASD, asumirá la posición de ASC, pero, si se encuentra con una que tiene ASC, el móvil rápidamente asume la postura de una con ASD.
Entonces, “se puede afirmar que tiene un estado o rasgos de personalidad de los otros dos subtipos de personalidad, que sólo se harán visibles y efectivas dependiendo de la persona con la que interactúen, de tal manera que un ASM puede, por ejemplo, ser el ASC de sus padres, pero el ASD de su pareja”, detalla la profesional.
Probablemente en este momento ya identificaste la personalidad que tienes y de las personas de tu entorno, pero ¿cómo se desarrolla esa personalidad?
Causas para el desarrollo de Anempatía:
1) Ausencia física o emocional de uno o ambos progenitores (esa ausencia puede darse por abandono, negligencia o por alejamiento de muchas horas o temporadas fuera de casa).
2) Sensación de desamor, muchas veces se genera cuando no se ha expresado de manera clara y evidente el afecto durante la crianza.
3) Sensación de abuso de poder, que dependerá de la forma en que se hayan asimilado las prácticas de crianza.
4) Haber sido criado por uno o ambos progenitores anempáticos.
Con la presencia de solo una de estas causas ya se desarrolla Anempatía, pero mientras más factores causales estén presentes, habrá mayor presencia de rasgos del tipo de personalidad desarrollado.
Juárez indica que todos los tipos de personalidad van a ser evidentes en todos los ámbitos de la interacción humana, sin diferencia de género, nacionalidad, orientación sexual, ni clase social.
Se hace evidente en las empresas, en los deportes, en la educación, pero especialmente en las relaciones más cercanas como sucede con la pareja, con los padres y los hijos.
Y las relaciones de pareja ¿Cómo son?
Respecto a los ASC, en la práctica clínica no se encontró a este tipo de parejas, por lo que no hay investigación al respecto; sin embargo, esto se puede deber a que no surge una atracción entre ellos, ni voluntad para establecer un vínculo.
En el otro extremo se encuentra parejas entre personas ASD, parecen dos personas brillantes y exitosas; es decir socialmente aparentan ser la pareja perfecta, pero dentro de casa tienen peleas interminables en busca del poder, de tener la razón, porque ambos intentan manipular al otro.
Este tipo de parejas no suelen durar mucho tiempo, máximo dos años, y, si siguen más tiempo, solo ocurre cuando hay muchas rupturas y regresos de por medio.
Por otro lado, están las parejas compuestas por un ASD y un ASC, que son la formación más frecuente de parejas, donde uno de ellos parece estar preso en una cárcel invisible, con un carcelero encantador y sociable, siempre cuidando la imagen, pero lleno de celos y control sobre el encarcelado, quien de a poco se siente más aislado, más abúlico y más incapaz de salir de ese vínculo.
En este punto, es importante hacer notar que no se trata de buenas ni malas personas, sino de tipos de personalidades que generan ese tipo de posición en la interacción con el otro, aclara la psicóloga.
Ahora bien, en los casos de parejas conformadas por un ASM con un ASD o un ASM con un ASC, el ASM se adaptará a su pareja, pero también tendrá la posibilidad de ser flexible con sus propios rasgos de personalidad y, por ende, ayudará a su pareja ASD o ASC a modular y flexibilizar también sus rasgos.
Juárez manifiesta que las parejas con personalidad ASD o ASC con uno de tipo ASM son parejas que, teniendo la posibilidad de intercambiar roles y modular sus rasgos de personalidad de uno y de otro tipo, son más capaces de desarrollar vínculos más equilibrados y, por lo tanto, más saludables.
Este tema da para hablar mucho más. Juárez, junto con su grupo de trabajo llegó a la capital para compartir este conocimiento, informar sobre estos avances científicos y plantear preguntas e intercambiar opiniones al respecto con los docentes y estudiantes de Univalle. El encuentro se llevó a cabo en días pasados en el Salón Auditorio de esa casa de estudios superiores •