Memorias pandinas

Pando es un territorio fabuloso, cien por ciento amazónico. Con bosques de 30 y 40 metros de altura, es la tierra del jaguar y la anaconda. La historia, costumbres y tradiciones de este hermoso Departamento las cuenta Franklin Landívar Higashi, más conocido como Pinky, en su libro “Memorias pandinas

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Memorias pandinas Foto: Cedida

Memorias pandinas

Memorias pandinas Foto: Cedida


    Evelyn Campos López ECOS
    Ecos / 06/06/2022 22:59

    Pando es un territorio fabuloso, cien por ciento amazónico. Con bosques de 30 y 40 metros de altura, es la tierra del jaguar y la anaconda. La historia, costumbres y tradiciones de este hermoso Departamento las cuenta Franklin Landívar Higashi, más conocido como Pinky, en su libro “Memorias pandinas: Historias y Romances”. 

    Landívar nació en 1957 en Cobija, Pando, es de profesión administrador de empresas y abogado. Hace 45 años que llegó a Sucre y la mayor parte de su vida profesional la ejerció en esta capital. Aun así, nunca dejó de tener contacto con Pando. 

    Conoce gran parte del territorio de Chuquisaca. Dice ser amiguero, no tiene enemigos porque donde trabajó siempre se portó bien y ayudó como pudo a su prójimo. Se jubiló en plena pandemia. 

    Está casado con la chuquisaqueña Cristina Blancourt Calvo y tienen tres hijos: Franklin Jorge, ingeniero comercial; Ana Paola, administradora de empresas y María Cristina, psicóloga. “Todos Landivar Blancourt, nacidos y criados en Sucre”, aclara el novel escritor. 

    Landívar también cuenta orgulloso que tiene dos hermosos nietos mellizos: Bernardo y Benjamín Landívar Ortuste. 

    Se declara un apasionado de la lectura, leyó toda clase de temáticas, desde historias de la prolífica escritora española de literatura romántica Corín Tellado, comenta sonriente. 

    Aprovechó la pandemia

    Cuenta a ECOS que desde antes de la pandemia comenzó a indagar más sobre la historia de Pando y fue escribiendo algunas notas, recuerdos y tradiciones que empezó a subir en su página en Facebook. Son historias que mezclan la ficción con la realidad, tiene recuerdos propios y prestados de algunos coterráneos. La cuenta con un lenguaje sencillo y costumbrista, incluyendo el léxico y adjetivaciones propias que caracterizan a los hombres y mujeres del norte amazónico de Bolivia. 

    También usa palabras y modismos de Brasil, pues los nacidos en las fértiles tierras de Pando tienen como su segunda lengua madre al portugués. Por eso algunas palabras están en ese idioma, explica. 

    A su familia y amigos les gustó su estilo, su forma de escribir y de decir las cosas y le fueron animando para que publique un libro. 

    La casualidad hizo que el 24 de septiembre de 2021 el Gobierno Municipal de Cobija distinguiera a Landívar como Ciudadano Ilustre por divulgar la historia de Pando en las redes sociales. 

    Con ese reconocimiento, Landívar se comprometió a recuperar lo que había escrito durante cinco años para presentarlo en físico. En las 350 páginas del libro cuenta algunas tradiciones y costumbres de su tierra natal. Asimismo, relata la historia de ciertas instituciones y personajes emblemáticos del lugar a su mejor estilo. 

    Qué ofrece su libro

    El autor explica que hay historias con una pizca de romance, picardía y mucha jocosidad. Dice que muchos coterráneos se verán reflejados en esos relatos. “Traté de hacer una narrativa para que el lector se sienta involucrado de alguna forma como espectador, pero, al mismo tiempo, presente en el relato, introduciéndose en el realismo mágico”, detalla. 

    Asimismo, da a conocer que los romances de algunas historias y poesías, son de inspiración propia, se basan en la observación de algunas vivencias de amistades que navegaron por las turbulentas aguas del amor. 

    En su libro rescata del baúl de los recuerdos aspectos de su niñez y adolescencia, dice que muchos pasajes fueron comunes para la mayoría sus coterráneos y que cada uno a su manera se sentirá identificado. 

    “45 años alejado del terruño no fueron un óbice para hilvanar letras y frases, plasmadas en historia y romances de mi tierra, para la divulgación y conocimiento de mis hermanos pandinos, bolivianos radicados en nuestra tierra y los que viven en otras latitudes”, expresa el escritor. 

    En una parte del libro, Landívar mantiene diez tertulias ficticias nada menos que con la estatua el explorador y empresario boliviano Nicolás Suárez Callaú, al que le cuenta aspectos de su niñez, adolescencia y otros detalles desde su óptica. Asimismo. Suárez también le comenta cómo eran las cosas en el tiempo del caucho. Sin duda, una interesante innovación. 

    Las publicaciones de Landívar gustaron tanto que varias personas le encargaron un ejemplar incluso antes de que se imprima el libro. 

    Conocer Pando

    Es seguro que, a través de las historias de Landívar, mucha gente conocerá cómo es Pando, un Departamento del que se sabe poco. Fue creado el 24 de septiembre de 1938 durante la presidencia del teniente coronel Germán Buch Becerra, por la necesidad de preservar ese territorio poco explorado. 

    Pando tiene cinco provincias. Antes, la comunicación era pluvial y se hacía a través de los principales ríos que nacen en Perú y corren de oeste a este: Acre, Orthon, Madre de Dios, Buyumanu, Karamanu, Mapiri, Manurime, Genechiquía, Chipamanu y Abuná, entre otros. 

    Landívar recuerda que entre 1899 y 1903 aconteció la Guerra del Acre, por una serie de conflictos limítrofes entre Bolivia y Brasil, cuyo desenlace afectó también territorios en disputa con el Perú. En ese entonces Bolivia perdió una considerable cantidad del Territorio de Colonias. 

    Los territorios llamados Espino, en el norte; Cocama, en el centro, y Manetenery o Manetery en el sur y este, formaban parte del Territorio de Colonias. 

    Ahí habitaban sirios, libaneses, japoneses, italianos, portugueses, españoles e ingleses que llegaron atraídos por el auge de la goma.  

    Landívar afirma que los gobernantes de Bolivia no se preocuparon por el sector norte del país, pues su interés estaba centrado en la actividad minera. 

    Asimismo, los barones del estaño, Patiño, Aramayo y Hoschild, se preocupaban más por hacer negocios con Argentina, Chile y Perú.   

    Mientras tanto, los explotadores de caucho diezmaron a la población indígena de araonas, caripunas, iñapari, cavineños, pacaguaras y chacobos. Los perseguían, mataban o raptaban para obligados a trabajar en los gomales y a las mujeres las mantenían prisioneras en las barracas. “Esa es la historia negra no contada de Pando”, expresa Landívar. 

    “Muchos creen que los pandinos somos iguales que los hermanos benianos y cruceños. No es así. Nosotros somos una simbiosis porque fue gente de Santa Cruz y del Beni atraída por la fiebre del caucho, con el interés de volverse ricos de forma fácil”, sostiene.  

    Cada uno llegó con sus costumbres y tradiciones. Por ejemplo, los cruceños llevaron el locro y el majadito, pero Pando también tiene sus platos típicos como el kepi crudo (trigo con carne molida), queque frito comidas de origen sirio y libanés, la feijoada de origen brasileño y portugués, la farofa (harina de yuca con charque, huevo o carne), proveniente de Portugal. 

    Hubo una gran migración de japoneses que ingresaron a Bolivia por el Perú, asentándose la mayoría en Riberalta y Cobija. Ellos preparaban el pescado con una técnica muy diferente, lo envolvían con hojas de plátano, explica. 

    “En Pando tenemos una identidad muy diferente a la del cruceño y el beniano, cuyos pueblos indígenas fueron diezmados y hubo un mestizaje entre blancoides e indígenas. En cambio, en Pando ha sido muy difícil el mestizaje porque los pueblos indígenas fueron diezmados”, manifiesta. 

    Pando tiene una gran riqueza en cuanto a flora y fauna, variedad de peces, es una tierra muy generosa que no necesita de riego para dar frutos. 

    El libro estará a la venta en Sucre en la Librería Pompeya, calle España, los que quieren adquirir la obra de manera directa deben llamar al 77111212 o ir a la avenida de Las Américas 474.  •

    Su perfil 

    Franklin Luciano Landívar Higashi fue docente de la carrera de Administración de Empresas y de la Facultad Técnica de la Universidad San Francisco Xavier durante cuatro años. 

    Fungió como Director Administrativo Financiero en la gestión del alcalde Germán Gutiérrez Gantier.  

    Asumió la gerencia de Entel cuatro años (1989-1992). Es pionero de la comunicación en algunas provincias de Chuquisaca: en 1989 inauguró las oficinas de Entel en el municipio de Camargo, en abril de 1990 en Culpina, Villa Abecia y Monteagudo. 

    En 1991 inauguró en Sucre el discado directo internacional con 75 canales de entrada y 75 de salida. También trabajó en la Corporación Regional de Desarrollo de Chuquisaca (Cordech).  

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