Las esposas del arca perdida (I)
La mayoría de las culturas tienen a un diluvio, o una gran inundación, en su memoria colectiva. La falta de acuerdo entre los historiadores se traduce en si ese hecho fue único —o universal, en el marco de la tradición judeo-cristiana— o bien varios episodios ocurridos en diferentes tiempos y lugares que, al ser recogidos en los relatos orales, terminaron por ser interpretados como uno solo.
Hay relatos de diluvios, o inundaciones, en prácticamente todas las mitologías y, además de los protagonistas y los diferentes lugares en los que habría ocurrido, un detalle que los diferencia es la participación de la mujer. En Grecia, por ejemplo, se hablaba de un diluvio provocado por Zeus del que los únicos sobrevivientes fueron la pareja Deucalión y Pirra, quienes se encargaron de repoblar la tierra. Algo parecido se contaba entre los pueblos andinos y así llegó hasta los collas para pasar de estos a la cultura inca en la que la pareja fundacional es la de Manco Capaj y Mama Ocllo.
La tradición judeo-cristiana es la que habla del diluvio universal como un castigo de Jehová a la humanidad por sus pecados. El hombre elegido para salvarse fue Noé que, según el libro del Génesis, “halló gracia ante los ojos de Jehová”.
“Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé —dice el Génesis—. Y engendró Noé tres hijos: a Sem, a Cam y a Jafet”. El detalle es que este, que es el primer libro del Pentateuco, no dice, en ninguna parte, cómo se llamó, o llamaron, la o las mujeres con las que Noé engendró a sus tres hijos.
En el relato bíblico, Jehová, que ha decidido exterminar a la pecadora humanidad, hace un pacto con Noé: “entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo. Y de todo lo que vive, de toda carne, dos de cada especie meterás en el arca, para que tengan vida contigo; macho y hembra serán. De las aves según su especie, y de las bestias según su especie, de todo reptil de la tierra según su especie, dos de cada especie entrarán contigo, para que tengan vida”.
Se construye un arca porque, en esta ocasión, la tierra será destruida mediante un diluvio, y el concepto de la pareja, aplicable a todo semoviente, se aplica para permitir que cada especie de ser viviente pueda reproducirse después. Por eso, al arca ingresa una pareja de casa especie y eso incluye a Noé y sus tres hijos: cada uno entró con pareja. Esto coincide con la versión de Pedro, que dice que había ocho personas en el arca (1 Pedro 3:20). Todos sabemos que los hijos de Noé eran Cam, Sem y Jafet. ¿Por qué no se puso el nombre de sus esposas?
Lo que se puede ver aquí, salvo prueba en contrario, es una invisibilización de la mujer que, por esa vía, es puesta debajo del hombre, debidamente individualizado.
Varias versiones
La inexistencia de una “versión oficial” sobre la esposa de Noé y las de sus hijos dio lugar a variopintas versiones, en diferentes culturas, y así llegaron a nuestro continente, cuando los europeos comenzaron a ocuparlo.
El Libro deuterocanónico de Tobías (escrito c. 225-175 aC) no nombra a ninguna de las esposas a bordo del arca, pero sí dice que la esposa de Noé era una de sus "parientes" (Tobías 4:12).
En el Libro de los Jubileos (160-150 a. C.), considerado canon por la Iglesia Ortodoxa Etíope y Beta Israel, los nombres de las esposas son: Emzara, esposa de Noé; Sedeqetelebab, esposa de Sem; Na'eltama'uk, esposa de Ham; y Adataneses esposa de Jafet. Agrega que los tres hijos construyeron cada uno una ciudad con el nombre de sus esposas.
El primer escritor cristiano San Hipólito (m. 235 d. C.) relató una tradición de sus nombres según el Targum siríaco que es similar a los Jubileos, aunque aparentemente cambiando los nombres de las esposas de Sem y Cam. Él escribió: "Los nombres de las esposas de los hijos de Noé son estos: el nombre de la esposa de Sem, Nahalath Mahnuk; y el nombre de la esposa de Cham, Zedkat Nabu; y el nombre de la esposa de Jafet, Arathka ". También relata una pintoresca leyenda acerca de la esposa de Cam: después de haber instruido Dios a Noé para que destruyera a la primera persona que anunció que el diluvio estaba comenzando, la esposa de Cam estaba horneando pan en ese momento, cuando de repente salió agua del horno, destruyendo el pan. Cuando ella exclamó entonces que el diluvio estaba comenzando, Dios repentinamente cancela su mandato anterior para que Noé destruya a su propia nuera que iba a ser salva.
Una obra árabe temprana conocida como Kitab al-Magall o el Libro de Rolls (parte de la literatura clementina ), el Libro siríaco de la Cueva de los Tesoros (c. 350) y el patriarca Eutiquio de Alejandría (c. 930) coinciden en nombrar La esposa de Noé como "Haykêl, la hija de Namûs (o Namousa), la hija de Enoch, el hermano de Matusalén "; la primera de estas fuentes en otra parte llama a Haikal "la hija de Mashamos, hijo de Enoch", mientras que afirma que la esposa de Shem se llama "Lea, hija de Nasih".
William Smith y Henry Wace dice que el Panarion de Epifanio (c. 375) nombra a la esposa de Noé como Barthenos, mientras que el c. La obra de Ge'ez del siglo V, Conflicto de Adán y Eva con Satanás, llama a la esposa de Noé "Haikal, la hija de Abaraz, de las hijas de los hijos de Enós ", a quien algunos autores han relacionado con Barthenos de Epifanio (es decir, Bath-Enos, hija de Enós).
La tradición armenia da el nombre de la esposa de Noé como Nemzar, Noyemzar o Noyanzar.
El patriarca Eutiquio de Alejandría, escribiendo en árabe, también afirma que la esposa de Sem era Salit, Nahlat de Cam y Arisisah de Jafet, todas hijas de Matusalén. El teólogo John Gill (1697-1771) escribió en su Exposición de la Biblia de esta tradición "que el nombre de la esposa de Sem era Zalbeth, o, como otras copias, Zalith o Salit; que el nombre de Ham's Nahalath; y de Japheth's Aresisia".
Un manuscrito de la obra latina del siglo VIII Inventiones Nominum, copias de la cual se han encontrado en la Abadía de Saint Gall en Suiza, y en una biblioteca en Albi, suroeste de Francia, figura como la esposa de Noé, Set, como la esposa de Shem, Nora, como la esposa de Ham, Sare, y como la esposa de Japeth, Serac.
El folclore húngaro tiene varios cuentos sobre Jafet y su esposa llamada Eneh, atribuyendo esta información a las Crónicas de Sigilberto, obispo de Antioquía en el Képes Krónika del siglo XIV.
Una obra kabalística que apareció en 1670, conocida como Comte de Gabalis, considerada sagrada en el rosacrucismo, sostiene que el nombre de la esposa de Noé era Vesta.
Este nombre para la esposa de Noé se había encontrado anteriormente en la Historia de los incas de Pedro Sarmiento de Gamboa (c. 1550), donde los nombres Prusia o Persia, Cataflua y Funda también se dan para las esposas de Sem, Cam y Jafet, respectivamente.
Y así como este cronista español tiene su versión, el mayor escritor del Potosí colonial, Bartolomé Arzáns, tiene la propia, de l que hablaremos en la próxima entrega •
(*) Juan José Toro es presidente 2018-2020 de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP).