Danzas contra la discriminación

Marina Prudencio Fonseca de Chávez, coreógrafa y maestra de danza boliviana con casi 56 años de trayectoria artística

Marina Prudencio de Chávez en 1967.

Marina Prudencio de Chávez en 1967. Foto: Cedida

La maestra de danza Marina Prudencio en Madrid, España, 1964.

La maestra de danza Marina Prudencio en Madrid, España, 1964. Foto: Cedida

Grupo folclórico de la Escuela Danza Ballet Marina Prudencio y Escuela Danza Ballet Universitario en París.

Grupo folclórico de la Escuela Danza Ballet Marina Prudencio y Escuela Danza Ballet Universitario en París. Foto: Cedida

Marina Prudencio de Chávez junto a Gustavo Abastoflor.

Marina Prudencio de Chávez junto a Gustavo Abastoflor. Foto: Cedida


    Evelyn Campos López ECOS
    Ecos / 12/07/2022 00:37

    Marina Prudencio Fonseca de Chávez, coreógrafa y maestra de danza boliviana con casi 56 años de trayectoria artística, desde muy joven comenzó a valorizar y difundir las danzas populares o folclóricas bolivianas, aun yendo en contra del menosprecio que algunas personas de ciertos grupos sociales mostraban, hace décadas, a esta enseñanza. 

    Prudencio es hija de padres chuquisaqueños y nació en Oruro en 1944. Además de ser coreógrafa y maestra de Estado, tiene estudios en artes escénicas y se formó en otras áreas complementarias al ballet, como cosmetología, decorado de interiores, diseño, pintura y maquillaje de teatro.  

    Viajó a París, Francia, para pasar unos cursos de especialización de danza clásica y moderna. Además, aprovechó para estudiar la expresión del actor y la expresión de la danza presentando espectáculos que integraban el drama y la danza.   

    Triunfó en Europa difundiendo el rico folclore boliviano, realizando varias actuaciones. Mereció el primer premio organizado por las embajadas de diferentes países por su valiosa difusión de las danzas bolivianas.  

    De esta manera Marina adquirió prestigio internacional y obtuvo varios premios marcando el inicio de sus viajes por Europa. 

    Prudencio recuerda que en ese entonces el presidente Alfredo Ovando Candia y su esposa Elsa Omiste le facilitaban los trajes, temporalmente, haciendo pedidos a La Paz y Cochabamba, según los requerimientos que solicitaba sin costo alguno. 

    Evoca que en el Teatro Rivera Indarte de Argentina (ahora Teatro del Libertador "General San Martín"), era requisito tener un amplio conocimiento de danza moderna y contemporánea. Sin embargo, optó por especializarse en el ballet clásico. 

    Como maestra trabajó en el internado del colegio La Inmaculada, en Santa Ana, Sagrado Corazón, Boliviano Alemán, en el Instituto Juana Azurduy de Padilla y en el Centro Boliviano Americano. 

    Ballet Universitario 

    En 1998 fue invitada por Luis Rivera Cortés, rector de la Universidad San Francisco Xavier, a formar un cuerpo de baile estable de danza folclórica, oficializando la fundación de la Escuela de Danza Ballet Universitario Marina Prudencia de Chávez, una de las primeras a nivel nacional, en preservar y difundir el folclore boliviano, a nivel local, nacional e internacional. 

    Así, Prudencio inició en Sucre la danza profesional, presentando en temporadas de fin de año coreografías de gran calidad. 

    Impartió a sus alumnos la metodología de la danza clásica Vaganova, cuya técnica ayuda mucho a que los alumnos tengan conocimiento de otras especialidades de la danza, implementando la técnica francesa y española. 

    En sus más de 50 años de trayectoria, Prudencio presentó al público 158 obras de ballet y 450 estudios de baile, del repertorio internacional, así como de su creación.  

    “Estoy muy agradecida al público chuquisaqueño, sobre todo a la Universidad San Francisco Xavier y a las instituciones como Fancesa, el CBA y muchas otras por su apoyo”, expresa a ECOS. 

    Dice que lo que más le animó en su carrera fue la aceptación del público. Las presentaciones no solo eran para recaudar fondos y pagar los gastos que implica la puesta de una obra en escena y todas las ramas artísticas que se aúnan al ballet, sino el aplauso del público que disfrutaba del espectáculo. 

    “Todo eso he conseguido en Sucre, tuve una gran ayuda de los papás que me apoyaban sin costo alguno”, reconoce. 

    Rechazo a las danzas folclóricas

    Marina empezó a dar clases de ballet clásico, español y de folclore a partir de 1966. Sin embargo, no todo fueron luces en su trayectoria artística, también hubo sombras, como en todo. 

    Recuerda que había ciertos padres de familia que no toleraban la enseñanza de danzas folclóricas bolivianas, pero persistió en su propósito y fue en contra de la corriente. Comenzó a estilizar más las danzas, de tal forma que llegó a gustar a los progenitores que en un principio las rechazaban.  

    Después, esos mismos progenitores lo primero que hacían era encargarle que enseñe a sus vástagos danzas folclóricas nacionales y de Latinoamérica. 

    De esa manera, sus alumnos comenzaron a lucir los trajes folclóricos que sus padres se fletaban de un par de tiendas que había por La Recoleta. 

    En 2005 viajó a Europa llevando el cuerpo de baile que dirigía. Asistió a festivales internacionales como “Folclores del mundo” compartiendo las presentaciones con ballets de Polonia, Sri Lanka, Nepal, Paraguay, Mali, Rusia, Bulgaria, Brasil y España. 

    “Tuve la suerte de que a todos les encantaba las danzas bolivianas y me invitaban a diferentes eventos en Europa a donde iba con mis alumnos. Podía ser una pareja, dos, cuatro o seis. Me ayudaban las compañeras que tuve en París, sobre todo la hija de mi maestro Elbio Cosentino y Carla de Piero. Los padres de familia costeaban los pasajes de sus hijos”, comenta. 

    Participó como jurado en diferentes eventos, asimismo viajó a encuentros y congresos organizados por autoridades culturales de Latinoamérica y Europa. 

    Reconocimientos 

    En estos más de 50 años de vida artística, Prudencio consiguió una gran cantidad de premios y reconocimientos desde su infancia.  

    Por ejemplo, en 2011 viajó invitada a Venezuela para recibir el premio Danza Guanipa, único en su clase, distinción que se otorga a personalidades que defienden fielmente el folclore Latinoamericano. 

    Cuando Prudencio cumplió 50 años de trayectoria artística en 2016, fue homenajeada en la celebración que el Museo de Etnografía y Folclore (Musef), preparó por las fiestas patrias. 

    Asimismo, en mayo de este año la Cámara Alta de la Asamblea Legislativa Plurinacional rindió homenaje a Prudencio como la primera bailarina de Danza Clásica y Folklore, Coreógrafa y Maestra de Danza Boliviana, por su destacada trayectoria artística e invaluable labor en favor de la cultura del Estado Plurinacional de Bolivia. 

    Puesta en escena de obras 

    En un poco más de medio siglo, Prudencio presentó las obras La Bella Durmiente, Sílfide, El Lago de los Cisnes, Guiselle, Copelia, Cascanueces, La Bayadera, La Cenicienta, La Vida Breve, Paquita, El Sombrero de Tres Picos, Amor Brujo. 

    Danzas pre clásicas y numerosas obras de su propia creación como El viaje a la Luna, El coleccionista, El airampo, Suite de los Nueve Departamentos, Auto Sacramentales, danzas étnicas y regionales de Bolivia. 

    También enseñó repertorio español como Don Quijote, Amor Brujo, El Bolero de Rabel, Intermedios de zarzuelas, mostrando danzas rondeñas, farukas, sevillanas, fandangos y seguidillas, encantando al púbico chuquisaqueño que amaba el folclore español. Rompía taquillas. 

    Prudencio indica que siempre estuvo presta a atender la invitación de academias instituciones culturales, científicas, universitarias, de beneficencia, internacionales y nacionales, quienes pagaban los pasajes, estadía, alimentación y ella brindaba el espectáculo dos o tres veces en cada ciudad. 

    Esta maestra le dice a sus actuales pares de danza que deberían tener el cuidado de no solo fijarse en lo económico, sino también invitar a los niños y adolescentes de escasos recursos económicos, para tener mayor afluencia de alumnado y descubrir talentos. 

    Asegura que el mejor premio y estímulo que tuvo en su vida es que sus alumnos continúan con la enseñanza de la danza en Sucre, en el interior y exterior del país •

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