Sin deseo sexual

Ana y Juan llegan a la cama agotados, sin energía y no pueden dormir. Superados por el cansancio, muchas veces tienen que usar una pastilla para conciliar el sueño. 

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Sin deseo sexual Foto: Internet

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    Evelyn Campos López ECOS
    Ecos / 19/07/2022 04:18

    Ana y Juan llegan a la cama agotados, sin energía y no pueden dormir. Superados por el cansancio, muchas veces tienen que usar una pastilla para conciliar el sueño. 

    Sus preocupaciones, frustraciones y postergaciones como individuos y pareja son muchas. En silencio, cada uno por su lado, recuerda las noches con sabor a magia, con la cualidad de la sorpresa, el encanto del ocio y el despertar feliz por las mañanas. 

    Se preguntan ¿Qué nos pasó? ¿Será que dejamos de amarnos? Y, sin responder a esas dudas, se quedan dormidos… 

    ¿Por qué una mujer pierde el deseo sexual? 

    El exceso de trabajo, el cansancio y las complejidades de la vida cotidiana alejan a las mujeres cada vez más de la sexualidad.  

    Ocupadas en resolver los problemas inmediatos, casi no quedan espacios para la fantasía, los pensamientos e ilusiones sexuales, explica la psicóloga Gianina Irusta. 

    Atrás quedan los juegos, galanteos, tiempos y rituales imprescindibles para la aparición del deseo, motor de la excitación. Según Helen Kaplan (psicóloga especialista en sexología y terapia sexual ya fallecida), “la depresión, el estrés y la fatiga pueden dañar de un modo profundo la sexualidad”. 

    Es decir, factores como el estrés, la salud, la depresión o la ansiedad influyen en el estado de excitación de las personas e inhiben su deseo sexual y sin deseo no hay sexo (al menos de calidad).  

    La falta de deseo depende y varía según cada persona. Para hacer un diagnóstico, esa situación debe estar ocurriendo unos seis meses antes y estar asociada a sensaciones de ansiedad, angustia y dificultades en las relaciones interpersonales.  

    Hay varias causas psicológicas, en la práctica clínica las perturbaciones de la libido que prevalecen son de origen psicógeno más que las derivadas de factores fisiológicos. Pero esto no quiere decir que la falta de deseo se constituya en un trastorno, aclara Irusta.  

    Cuando hay que consultar con el médico 

    Irusta afirma que es muy difícil que las mujeres busquen ayuda cuando ven que disminuyó su deseo sexual. A medida que la etapa es más tardía disminuirá mucho más, ya que se asocia el climaterio con la pérdida del deseo sexual y esto es aceptado con “naturalidad y normalidad”.  

    Otro aspecto es que pocos ginecólogos van más allá de velar por el buen estado del aparato reproductor femenino y se preocupan por la vida sexual de sus pacientes.  

    Un estudio, dirigido por la Universidad de Chicago, citado por N. Ramírez en 2012 en la ABC, sostiene que existe falta de interés médico ante problemas como la disminución de la libido que acompaña a los cambios hormonales, determinados tratamientos y hasta la orientación sexual de la paciente.  

    En el estudio señalan que menos de un tercio de los especialistas se preocupa por ello, lo que puede conducir a una mala interpretación de algunos síntomas o a incurrir en un infradiagnóstico de problemas de salud. 

    En el área de salud mental, las pacientes no acuden por la presencia de dicha disfunción, sino más bien es como un indicador de estrés o de un trastorno del ánimo; en algunas consultas se trata como conflictos que perturban la relación de la pareja. 

    ¿Qué especialista trata la falta de deseo sexual? 

    Son muchos los especialistas que pueden ayudar al paciente a tratar la falta de deseo sexual, pues el abordaje puede ser multidisciplinario. Son principalmente los especialistas en Ginecología y Obstetricia, Medicina Interna, Psicología, Psiquiatría, Sexología y Urología. 

    Falta de deseo sexual 

    La psicóloga Gianina Irusta manifiesta que conceptualizar los problemas del deseo sexual, como algo que sucede a hombres y mujeres, es dejar de lado las diferencias de género y biológicas existentes, por ello tratará de responder varias interrogantes. 

    Dice que los sujetos contemporáneos consideran al deseo sexual de una manera muy particular. O sea, en estos tiempos piensan que el deseo es como un artículo disponible, que se puede invocar a voluntad para que siempre esté presente.  

    “Quiero desear sexualmente como sentí en otro momento”, “Así como lo deseé cuando lo conocí”, son expresiones que se escuchan en la consulta clínica 

    Según Irusta, abordar este importante tema requiere más que una simple revisión de investigaciones y libros de especialistas, ya que la información sin la consciencia individual de explorar, aprender y experimentar no tiene mucho sentido. 

    Hasta hace no mucho, el común denominador en la sociedad era que no se podía hablar de este tema, era un tabú. 

    “Nos han puesto en la cabeza las figuras del cristianismo de María y Eva, siendo juzgadas las mujeres por el simple hecho de tratar temas de sexualidad abiertamente, acusándolas de incitar al pecado, sosteniendo costumbres terribles como la ablación genital femenina. ¡No se puede hablar de esos temas! Menos con su compañero de vida… qué va a pensar… la palabra deseo puede aún provocar sonrojo, cuando al soplar la vela del cumpleaños debes pedir tres deseos”, comenta la psicóloga. 

    ¿Qué es el deseo sexual? 

    El deseo sexual corresponde a una tendencia o motivación, a exponerse o a buscar activamente circunstancias que aumentan la probabilidad de llevar a cabo conductas autoéroticas, intercambios sexuales y sentirse receptivos a éstos.  

    ¿Qué función tiene el deseo sexual? 

    Su función es impulsarnos a acercarnos a otras personas, facilitando dos cosas fundamentales en la vida:   

    La búsqueda de la satisfacción de las necesidades afectivas y sexuales de comunicación, contacto corporal, cercanía e intimidad, afecto, amor, ternura y placer, así como las necesidades básicas y fundamentales que experimentan todas las personas: comer y dormir. 

    Y la posibilidad de tener hijos e hijas si se quiere. Es importante recordar que ésta es una de las posibilidades que tiene mantener relaciones afectivo-sexuales y que, como todas, es una elección. El deseo sexual juega un papel importante en la supervivencia de los seres humanos como especie. 

    ¿Hay alguna frecuencia que defina al deseo sexual bajo? 

    Generalmente se usa el cuestionario elaborado y aprobado por Master, Johnson y Kolodny, denominado “Autovaloración del deseo sexual inhibido” (1996), que considera los siguientes factores biopsicosociales: disposición positiva para las relaciones sexuales, iniciativa de la mujer, autoestima, percepción de pasión por parte de la mujer, diferencias de impulso sexual, fantasías sexuales, desacuerdos en la frecuencia de las relaciones.  

    Los resultados llevan a los siguientes criterios de la prevalencia del deseo sexual: Deseo sexual inhibido, medianamente inhibido y altamente inhibido. 

    Síntomas del bajo deseo sexual en mujeres 

    Irusta manifiesta que es importante mencionar que, si se quiere tener relaciones sexuales con menos frecuencia respecto a la pareja, ninguno de los dos está necesariamente fuera de lo normal, aunque esas diferencias pueden causar sufrimiento emocional.  

    Si el deseo sexual es menor de lo que solía ser, la relación puede ser más fuerte que nunca.  

    No existe un número mágico para definir el deseo sexual bajo y esto varía en las mujeres. 

    Tres pistas pueden indicar si hay disfunción del deseo: 

    No hay interés en ningún tipo de actividad sexual, incluida la autoestimulación. 

    Nunca tienen pensamientos sexuales o fantasías. 

    Esta ausencia de deseo provoca decepción • 

    Qué hacer para aumentar el deseo sexual 

    El domingo en Vitichi es día de feria, por lo - Lo primero que hay que saber es que la libido es fluida y varía de una persona a otra, así que evita compararte.  

    “No hay una medida ampliamente aceptada de un nivel ‘saludable’ de deseo”, explica Megwyn White, directora de educación de Satisfyer.  

    “El deseo es, en esencia, una fuerza motivadora que te empuja hacia otro. En vez de compararte, céntrate en desarrollar un sentido más fuerte de ti mismo y define qué significa realmente para ti el sexo”, aconseja White.  

    Cecile Gasnault, experta en la industria del bienestar sexual, sugiere darse tiempo para desconectarse y reconectar con el cuerpo, “no tiene por qué ser de forma sexual si no te apetece”, explica.  

    Puede ser masajeándose el vientre, las piernas o la cara, hacer posturas de yoga favoritas o un escáner corporal.  

    También es importante que el tratamiento se dirija hacia los factores que reducen el interés sexual.  

    Hay que consultar con un especialista en salud sexual, valorará todas las causas y ofrecerá un tratamiento personalizado.  

    Si estás en una relación de pareja, puedes buscar una terapia de pareja antes de centrarse en el incremento de la actividad sexual.  

    Algunas parejas necesitarán que se les enseñe a resolver conflictos y diferencias en aquellas áreas no relacionadas con el sexo. 

    La evolución de una sexualidad sana llega cuando uno entiende los ritmos, fantasías y emociones de sí mismo. El deseo sexual puede cultivarse a partir de ello. 

    ¿Qué causa la falta de deseo sexual? 

    Factores orgánicos: 

    Alteraciones hormonales o problemas endocrinos. 

    Tratamiento con medicamentos específicos. 

    Enfermedades metabólicas. 

    Enfermedades crónicas. 

     

     

    Factores psicológicos: 

    Miedo de no satisfacer a la pareja. 

    Vida sexual poco satisfactoria. 

    Trastornos del estado de ánimo. 

    Vaginismo o anorgasmia. 

    Monotonía en la relación. 

    Problemas en la pareja. 

    Disfunción eréctil.  

    Estrés y ansiedad. 

    Fatiga y cansancio. 

    Sexualidad 

    La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la salud sexual como la experiencia del proceso continuo de bienestar físico, psicológico y sociocultural relacionado con la sexualidad.  

    No obstante, para alcanzarla es necesario que los derechos sexuales de las personas, como el derecho al placer sexual, a la expresión sexual emocional, a la información basada en el conocimiento científico, a la educación sexual integral, a la atención de la salud sexual, se reconozcan y se garanticen, indica la OMS.  

    Pero la cosa va más allá: en la última convención de la Organización Panamericana de Salud (OPS) realizada en 2002 en la Ciudad de Antigua, Guatemala, se llegó a un consenso y se dio una nueva definición a la sexualidad: La sexualidad es una construcción social que involucra diversos aspectos del ser humano. 

    La psicóloga explica que la sexualidad se refiere a una dimensión fundamental de ser un ser humano, está basada en el sexo, incluye al género, las identidades de sexo y género, la orientación sexual, el erotismo, la vinculación afectiva, el amor y la reproducción.  

    La sexualidad se experimenta o se expresa en forma de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, actividades, prácticas, roles y relaciones. Es el resultado de la interacción de factores biológicos, psicológicos, culturales, socioeconómicos, éticos, religiosos o espirituales. 

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