Los precursores
La historia de la independencia de Bolivia ha sido hábilmente manipulada por una clase emergente oportunista (“Logia de las dos caras”, Olañeta: Urcullo, etc.) aquel 6 de Agosto de 1825
La historia de la independencia de Bolivia ha sido hábilmente manipulada por una clase emergente oportunista (“Logia de las dos caras”, Olañeta: Urcullo, etc.) aquel 6 de Agosto de 1825, cuando, mimetizados en este momento crucial de la firma del Acta de la Independencia, obviaron y ocultaron la labor gigante de los protagonistas auténticos de este proceso, como fueron todos los guerrilleros: los esposos Padilla, Esteban Arze y otros, además del chicheño Carlos Medinaceli, verdadero libertador de este país.
Algo que no nos sorprende es que esto mismo ocurrió con las mujeres que, junto a sus esposos, lucharon hasta ofrendar sus vidas por la causa independentistas, sin embargo, la historia oficial las excluyó en su relato machista y clasista. A partir de las mujeres no solo existió una visión de apoyo y de ruptura con las fuerzas españolas: fueron, junto a los líderes indígenas como los hermanos Katari, quienes muy temprano, desde 1777, lucharon en contra las reformas borbónicas, que abanderaban la mita para nuevamente someter a los nativos, en busca de ingresos para la Corona Española. Hombres y mujeres habían elaborado su propio programa de resistencia y lucha, actuaban respondiendo a sus propias lógicas y defendían su causa en busca de libertad.
El historiador Alfonso Gamarra Durana subraya: “Fácil fue para los colonizadores el llegar a nuevos territorios e implantar leyes con la justificación de ser necesarias al buen gobierno…”. Esas leyes pronto se convertirían en las más perversas herramientas contra los nativos. Pocos fueron los que en medio de ellas pudieron enfrentarlos. “Tomás Katari es el ejemplo, se consideró parte integrante de su sociedad como cabeza elegida por sus miembros en base al respeto que se otorga… No se consideró el límite de su grupo étnico. El interés personal no podía mantenerlo como individualidad. Por llevar la voz de los demás, se volvió caudillo y desde entonces hablar de él es hablar de una biografía de su grupo social. Él, que desarrolló una ideología para superar injusticias, quedó cómo el alma que debía despertar la insurrección como única posibilidad de superar la perspectiva secular de seguir como siervos” (Panorama del acontecer heroico de Oruro. 1988).
Gamarra exalta en esta fuente la cosmovisión andina. El individualismo y la ambición personal estaban exentas en los hombres de estas tierras, con excepción de los curacas, a quienes por la fuerza y la exacción los españoles les obligaban a someter a su propia gente. Se imponía el sentimiento popular de los pueblos ancestrales, en base y como pilar fundamental la vida comunitaria, esta primaba en cualquier actuación, ya que respondía a una filosofía de vida muy arraigada que hizo fuerte y se impuso en Tomás Katari hasta su muerte, en su causa por la libertad de su pueblo.
La empresa que inició Tomás Katari responde por primera vez, a diferencia de los anteriores levantamientos en diferentes regiones, a una estrategia de lucha planificada y programada. No es casualidad que al mismo tiempo se levantaron otros grupos organizados en Oruro, Cochabamba, La Paz, Santa Cruz, Tarija e incluso en pueblos de Chile, Perú, Argentina, entre otros. La caminata que emprendió de 6000 kilómetros, desde Macha hasta Buenos Aires a pie, para reclamarle por el abuso que sufría su pueblo, al segundo Virrey del Río de la Plata Juan José de Vértiz, que había implantado nuevos impuestos, como la Aduana 1778, fue parte de ese plan.
Lo que desconocía Tomás es que el Virrey Vertiz había emprendido, con sus medidas y acciones, su lucha por sofocar las sublevaciones nativas que se empezaban a gestar. Es de destacar que Vertiz nació en Mérida, Yucatán (México), y se constituyó en el único Virrey del Río de la Plata nacido en América. Todo ese inmenso esfuerzo que emprendió Katari fue socavado por esta autoridad. A sus espaldas, envío un contingente armado desde la Argentina que ayudó a la causa realista y que acabaría con la vida del caudillo nativo.
Si uno revisa con cuidado los hechos de este momento histórico, no fueron contadas las intervenciones de admirables mujeres que lucharon por la independencia. Tempranamente Isidora Katari Flores, nacida en Macha, luchó escarnecidamente por la liberación de su pueblo en varias contiendas contra el poder realista. Es el caso de la batalla de Macha en 1780 y en San Pedro de Buena Vista. Perseguida y traicionada, fue apresada y torturada en abril de 1782 junto con más de 20 de sus seguidores. Fueron muertos en la horca.
Kurusa Llawi, esposa de Tomás Katari; junto a él, valientemente encabezó la lucha por la redención de los nativos que eran duramente torturados en las faenas de las leyes de indias. Se destacó en varias rebeliones indígenas contra los ibéricos, con victorias y derrotas en esa dura causa de liberar a los mitayos del trabajo infernal de las minas, conduciendo sus huestes de indios, pero, también, de mestizos en el norte de Potosí. A la muerte de su esposo, en enero de 1781, fue perseguida hasta caer presa y ser sentenciada a la horca, colocando su cabeza en una pica y enviados sus restos como escarmiento a varios pueblos, a la usanza europea, junto a los de sus cuñados Dámaso y Nicolas Katari, que también merecen ser recordados por la valentía y el coraje en seguir los ideales de su hermano Tomás.
Tomasa Silvestre (Tomasina). Junto a Karusa e Isidora, nacida en Macha, estuvo también conduciendo la lucha libertaria emprendida por Tomás Katari y sus hermanos. Su lucha se desplazó desde el norte de Potosí, (Macha y Aullagas) hasta Oruro, Cochabamba y La Paz, liderando sentimientos y acciones rebeldes. Su valentía fue asimilada por el paceño Julián Apaza, quien admiraba a tal extremo a Tomás Katari que, a su muerte y a fin que no se extinga toda la fuerza de la resistencia contra el poder español, se hizo pasar por él, por casi un año, hasta que al final decidió emprender el mismo camino; cambió su nombre a Tupac y su apellido a Katari, en honor a Tomás Katari, pero también a Tupac Amaru del Perú, llamándose, desde 1781, Tupac Katari.
Hay un pasaje heroico sobre Silvestre, cuando fue tan grande el impacto en ella por la muerte de Tomás Katari, que, en venganza en esos días, vio pasar una cuadrilla de realistas marchar cerca de un pueblo en la frontera de Potosí y Cochabamba, los persiguió, hasta una iglesia donde el cura del lugar los protegió, mostrándoles símbolos religiosos que no podían profanar, a los cuales esta líder indígena ignoró y los sacó por la fuerza, y vengó de esta manera la muerte de su líder. Considerada una mujer ejemplar, y más valiente que muchos hombres en la lucha contra los españoles, como las anteriores, habría sido capturada en su última batalla y sometida en febrero de 1781 en la horca, cortándole la lengua por su capacidad de liderazgo.
Después de más de dos décadas de haber aplacado estas rebeliones nativas, sin haberse extinguido aquella llama libertaria, volvió la lucha. Esta vez, sustentada ya no por causas de libertad simplemente, ahora se daba paso a causas de independencia plena del poder español y la instauración de nuevas repúblicas independientes, a falta del poder real que había sucumbido por la invasión de Napoleón Bonaparte a España en 1808.
Lo cierto es que, desde la valiente decisión de redención de su pueblo, Tomás Katari fue el pilar fundamental del inicio de la guerra por la independencia de Bolivia; seguirán luego su ejemplo nuevos líderes y mujeres valientes cómo Juana Azurduy de Padilla, que se destaca en alto grado en este nuevo escenario, dando pie a la futura independencia de Bolivia. La esposa de Esteban Arze, Manuela Rodríguez, una mujer de abolengo, forma parte de esta nueva cuadrilla de patriotas, que se enfrentó a los realistas y defendió la causa de su marido, hasta quedar despojada de todos sus bienes y morir en la indigencia. Destacan también la lucha colectiva de las heroínas de la Coronilla en Cochabamba, que, con el emblema de sus polleras y su coraje, contribuyeron en la lucha hacia la libertad de Bolivia.
En definitiva, el 6 de agosto de 2022 debería representar un momento de reflexión de quiénes han legado en verdad la independencia a los bolivianos. Es hora de volver a escribir la historia en su real dimensión, incorporando a los verdaderos actores de este proceso en la historia de Bolivia •
(*) Gustavo Morales es socio de número de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP).