Bolivia pluricultural

Uno de los méritos de las entradas folklóricas es que muestran la pluriculturalidad de nuestro país.

En estas podemos disfrutar de la saya, una danza afroboliviana que se originó durante la época colonial, cuando el boom de la minería motivado por la explotación de la plata del Cerro Rico determina la aparición de mercados de esclavos africanos en Potosí. La idea original era que trabajen en las minas, pero, debido a la alta mortandad que eso representaba para hombres arrancados de la selva, se los destinó al trabajo en las haciendas próximas a la Villa Imperial y en el servicio doméstico o en la Casa de Moneda.

Esclavos africanos vivieron en las haciendas de Potosí durante todo el periodo colonial hasta que en 1839 el presidente Andrés de Santa Cruz determinó su libertad efectiva, hecho que ellos aprovecharon para marcharse a lugares de clima más benigno. Fue entonces que se trasladaron a la región de los Yungas, al norte de la ciudad de La Paz, para trabajar en los cultivos de la hoja de coca; elemento indispensable para el trabajo de las minas. 

La saya hace referencia a los cánticos que acompañaban las largas faenas agrícolas, en las que una voz principal iniciaba entonando un estribillo, que debía ser contestado al unísono por las demás personas. 

La danza de la saya resulta del sincretismo entre las visiones propias de los esclavos africanos, los indígenas de los andes y los conquistadores españoles. Los instrumentos que acompañan esta alegre manifestación cultural son el asentador, o tambor mayor; el cambiador o requinto, el tambor menor, el gangengo (bombo más pequeño), la cuancha o rascador, los cascabeles y la jaucaña o mazo con el que se tocan los bombos de cuero de chivo curtido. 

Este baile es particularmente promovido por el Movimiento Cultural de Ancestría Africana (Mocaafri) que participa en la mayoría de las entradas folklóricas del país y recientemente estuvo en Sucre, conmemorando su aniversario •