Perros de guerra

A través de la historia, el perro siempre fue utilizado de diferentes formas en las contiendas bélicas: como exploradores o rastreadores, soldados de ataque, guardianes, espías, portadores de asistencia médica, rescatistas y hasta “kamikazes” y portadores de bombas. 

El ejército belga en la Primera Guerra Mundial marchó a la guerra con sombreros de copa y ametralladoras remolcadas por perros de guerra.

El ejército belga en la Primera Guerra Mundial marchó a la guerra con sombreros de copa y ametralladoras remolcadas por perros de guerra. Foto: Internet

Perros suicidas del ejército rojo que hicieron estallar los tanques alemanes a costa de sus propias vidas.

Perros suicidas del ejército rojo que hicieron estallar los tanques alemanes a costa de sus propias vidas. Foto: Internet

Stubby fue el perro de guerra más condecorado de la Primera Guerra Mundial y el único que fue promovido a sargento a través del combate.

Stubby fue el perro de guerra más condecorado de la Primera Guerra Mundial y el único que fue promovido a sargento a través del combate. Foto: Internet

Vendajes transportados en un arnés por un perro británico, 1915.

Vendajes transportados en un arnés por un perro británico, 1915. Foto: Internet


    Evelyn Campos López ECOS
    Ecos / 12/09/2022 00:54

    A través de la historia, el perro siempre fue utilizado de diferentes formas en las contiendas bélicas: como exploradores o rastreadores, soldados de ataque, guardianes, espías, portadores de asistencia médica, rescatistas y hasta “kamikazes” y portadores de bombas. 

    Registros persas, griegos y macedonios describen que los ejércitos de estas culturas usaron a los perros en sus guerras. Hay una amplia narración de su presencia en los escenarios bélicos de la antigüedad.  

    En la antigüedad

    Silverio E. Escudero cita a Plutarco quien refirió que “cincuenta perros y una exigua guarnición defendían la ciudadela de Corinto. Los soldados aprovechando la festividad de Afrodita se emborracharon, cosa que aprovecharon los enemigos para tomar posición y matar a todos los perros. Sólo uno consiguió escapar y avisar a los ciudadanos de Corinto que, alertados por los ladridos del can, enviaron refuerzos al fuerte y lo recuperaron, salvando la guarnición…”. 

    Los siguientes datos también son de Escudero:

    Durante la conquista de América, el alano español, un perro fornido de más de medio metro de altura y unos cuarenta kilos de peso, que además era veloz, jugó un papel muy importante. 

    Se cuenta que Bartolomé Colón, hermano del almirante, llevó a 200 hombres para la campaña contra los caribes y una escolta similar de perros, lo que acredita la importancia que se daba a estos animales como arma de combate.  

    Con su sola presencia sembraban el terror entre las filas enemigas. Siempre iban en primera línea de combate acompañando a los ballesteros, por delante de los arcabuceros y muchas veces atacaban conjuntamente con la caballería.   

    Algunos tuvieron actuaciones heroicas, como Becerrillo, un alano español que murió de un flechazo intentando salvar a su amo, el capitán Sancho de Arango.   

    Guerras mundiales

    De acuerdo con los datos históricos, durante la Primera Guerra Mundial que empezó el 28 de julio de 1914 y finalizó el 11 de noviembre de 1918, se usó diversas razas caninas para las operaciones militares: pastor alemán alsaciano, rottweiler, airdale terrier o schnauzer gigante.  

    Los adiestramientos de canes se acondicionaron de acuerdo con sus características físicas y las funciones por cumplir en el frente de batalla. 

    Las razas con mejor complexión física, las que demostraron más fortaleza y coraje, fueron entrenadas para ingresar en el combate, para realizar acciones de ataque y defensa. 

    En tanto que las razas con olfato altamente sensible fueron seleccionadas para seguir rastros o desempeñar trabajos de guardia. De este modo, la función del perro en conflagraciones se adaptó a las necesidades estratégicas de cada mando. 

    Todas las razas se vieron forzadas a permanecer y moverse en medio de condiciones terribles, con escasa comida y agua, en las que sus vidas estaban en constante peligro y además tenían que soportar los estruendosos ruidos de los morteros, obuses, ametralladoras, bombas, granadas y otros. 

    Aun así, los perros de la guerra se desempeñaron como los soldados más valientes, aseguran una serie de relatos históricos especializados en este tema. 

    El primer país que pretendió utilizar los perros en las maniobras de infantería fue Francia, aunque fracasó por falta de financiamiento.  

    En cambio, los alemanes y rusos fueron los primeros en utilizar perros en la primera línea de combate. Empezaron adiestrándolos en tareas de mensajería, con la prohibición de darles muestras de cariño. 

    Sin embargo, fueron los rusos los más crueles, pues usaron a muchos perros como “kamikazes”: les ordenaban ingresar a campos minados para que puedan detonar las minas al pisarlas y asegurar un camino seguro para el ingreso de los soldados.  

    Las tropas soviéticas también usaron perros bomba, contra los carros de combate alemanes. Los adiestraron para que se introduzcan debajo de los tanques que iban en marcha, enfundados con un chaleco lleno de trinitrotolueno (TNT). Cuando el infortunado animal se arrastraba bajo el tanque, un detonador chocaba contra la parte inferior y activaba la carga explosiva. 

    Los soviéticos aseguraron que sus canes destruyeron 400 tanques. Como prueba de estas dos formas crueles de usar a los perros, hay un par de filmaciones antiguas.  

    Asimismo, hay publicaciones que afirman que durante la Primera Guerra Mundial murieron un millón de perros que sirvieron en los campos de batalla.  

    Sobre la Segunda Guerra Mundial, que inició el 1 de septiembre de 1939 y culminó el 2 de septiembre de 1945, no hay datos fidedignos referentes a la cantidad de canes que habrían perdido la vida prestando su servicio en esa contienda bélica. 

    Guerra de Vietnam

    El conflicto entre Estados Unidos y el Frente Nacional de Liberación de Vietnam, que inició en 1955, terminó oficialmente con la caída de Saigón en 1975. Muchos soldados regresaron a casa sanos y salvos pero otros volvieron muertos.  

    Según el exmilitar Rick Claggett, hubo un grupo de veteranos estadunidenses que, a pesar de haber servido a su país con valentía y de salvar incontables vidas, fueron sacrificados y abandonados por el ejército al que sirvieron. 

    Se trata de los perros militares de la Guerra de Vietnam, a los que se consideró “equipo excedente” al final de la guerra. Pese a las súplicas de sus adiestradores para que les permitieran llevárselos de regreso a Estados Unidos, el ejército decidió abandonar o sacrificar a la mayoría de los canes, dejando el resto en manos de los vietnamitas.  

    “Lo peor de todo es que en la cultura vietnamita se acostumbra comer carne de perro. Estamos seguros de que ese fue su destino”, dijo. 

    De los cuatro mil perros que sirvieron durante la guerra en Vietnam, se calcula que mil murieron de impactos con armas de fuego, trampas cazabobos, paros cardiacos, mordedura de serpientes, enfermedades, accidentes, vejez y otros. Y de los tres mil que quedaron, la mitad habrían sido sacrificados y el resto abandonados.  

    Los pastores alemanes escarbaban o exploraban. Los cachorros de pastor exploraban en los túneles. Si un perro era muy agresivo lo entrenaban para ser guardián. 

    Los labradores eran los mejores para seguir rastros de sangre, eran silenciosos rastreando y estaban entrenados para alertar en caso de una emboscada. 

    También había canes que patrullaban el agua, iban en la parte delantera del bote dando vueltas por toda la zona, eran capaces de detectar el olor de una persona debajo del agua que respiraba a través de un junco vacío. 

    Los exploradores guiaban a las patrullas en el campo, descubrían emboscadas humanas y mecánicas. El adiestrador de perro explorador iba al frente de la patrulla y era muy vulnerable. Después de los francotiradores y los pilotos de helicópteros, los adiestradores eran los que más riesgos corrían. 

    A veces los canes alertaban sobre una emboscada, pero el enemigo detectado salía de su escondite y mataba a los perros y adiestradores. En Vietnam murieron 400 de ellos. 

    Mucha gente dijo que, de no haber sido por los perros soldados en Vietnam, habría otros diez mil nombres en el muro de Washington, pues se cree que ese es el número de vidas que salvaron. 

    Para rendir tributo y premiar tanta valentía y fidelidad de los animales, en 1943 se creó la medalla Dickins que sigue vigente hasta hoy, para quienes ayudaron a los humanos en épocas de conflicto.  

    En Londres se alza un monumento que recuerda no sólo a los perros premiados con esta medalla, sino a todos los animales anónimos (caballos, mulas, palomas y otros) que, según Jilly Cooper, presidente del Dispensario Popular para los Animales Enfermos (PDSA), sin tener idea de por qué habían sido arrastrados a los conflictos de los hombres, actuaron movidos solo por “la lealtad y el afecto” •

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