En torno a Tambillo
Acerca de la Guerra del Pacífico, el historiador militar boliviano Edwin de la Fuente mencionó en abril de 2018 al diario nacional La Razón que “la historia de la batalla de Canchas Blancas, así como del combate de Tambillo (6 de diciembre de 1879)
Acerca de la Guerra del Pacífico, el historiador militar boliviano Edwin de la Fuente mencionó en abril de 2018 al diario nacional La Razón que “la historia de la batalla de Canchas Blancas, así como del combate de Tambillo (6 de diciembre de 1879), radica en fuentes relativamente “nuevas”, en el sentido de que son documentos que durante mucho tiempo estuvieron ocultos”. Esta versión puede ser respaldado plenamente a partir de la investigación de campo que se realizó en diferentes lugares dentro del Departamento de Potosí. Se ha podido identificar dos campos de acción en los que se evidencia la presencia del ejército chileno, uno en la localidad de San Pedro de Quemes, municipio del mismo nombre, Provincia Nor Lípez, y otro en cercanías de la localidad de Villa Alota, en el municipio de San Agustín, Provincia Enrique Baldivieso, ambos en el Departamento de Potosí.
En San Pedro de Quemes
El año de 1879, un contingente del ejército chileno se apresta a ingresar al antiguo pueblo de San Pedro, en la región del norte de los Lípez en Potosí. No es la población más alejada de la capital, pero son más de 430 kilómetros que los separa de la Villa Imperial. Santiago Copa Ticona, un profesor jubilado oriundo de esa región, relata que poblaciones como San Pedro de Atacama y San Pedro de Quemes fueron invadidos por el ejército enemigo.
En el caso de la región de Nor Lípez, ingresaron por lo que hoy son los cantones Pajancha y Kana o Cana. Al percatarse de la amenaza mapuche, los sanpedreños se alzaron en armas e intentaron ahuyentar al enemigo sin éxito. Otros buscaron auxilio en poblaciones vecinas como San Cristóbal, San Juan, e incluso Potosí, pero, a falta de medios de transporte, tarde llegó el refuerzo boliviano: los chilenos ya habían tomado todo el pueblo. De hecho, ese día murieron tres locales en manos del enemigo, las viviendas empezaron a arder en llamas, ocasionando que toda la población huyera dejando todo a merced de los chilenos, fue una masacre y una terrible tragedia para una población indefensa que no se esperaba el asalto chileno. Se cometió muchas agresiones de lesa humanidad, se despojó de vivienda a los civiles, y muchas mujeres fueron vejadas sexualmente, Copa asegura que esa es la razón por la que algunos habitantes de San Pedro de Quemes tengan rasgos físicos diferentes: se debe a que algunas mujeres habrían sido abusadas durante la invasión chilena.
El ejército boliviano tomó el control de San Pedro. Copa dice que, cuando las tropas llegaron de Potosí, los hicieron por las pampas, en cercanías de los Cerros Luxar y Chiguana. Los enemigos, al percatarse de la presencia boliviana y al verse inferiores en número de soldados, abandonaron la zona. Terminaron de quemar todo lo que aún estaba en pie: no quedó nada a salvo, incluso el templo de la localidad fue presa del fuego. Las imágenes fueron despojadas del templo y sacados al atrio, como si estas estuvieran en un desfile, atestiguaron la inminente caída del pueblo antiguo. Los chilenos se llevaron todo lo que pudieron, también víveres consistentes en quinua. Fue una huida desordenada que emprendieron con dirección al desierto de Atacama. Bolivia había recuperado San Pedro.
Hallazgos en Canchas Blancas
Al margen del testimonio documental sobre lo acontecido en Canchas Blancas está la “Memoria del coronel Ezequiel Apodaca – Potosí – Cotagaita – Camino a Canchas Blancas – 1879 – 1880”. Sobre esto, el historiador tarijeño Elías Vacaflor Dorakis refiere que se conoce que el 12 de noviembre de 1879 se libró la batalla de Canchas Blancas, una zona que se encuentra a siete kilómetros de Villa Alota, donde la Quinta División, compuesta por escuadrones y batallones provenientes del sur del país, hizo frente hasta lograr la primera victoria boliviana. De hecho, existen muchos objetos arqueológicos que demuestran la existencia de este memorable suceso, como restos óseos y osamentas de los caídos, monedas bolivianas, espuelas de caballos, bayonetas, fusiles y otros restos que en muchos de los casos, han sido recogidos por los pobladores locales quienes atesoran como valiosos trofeos.
A 15 kilómetros de Villa Alota está una gruta conocida como “la cueva del chileno”. Un relato oral del lugar menciona que, después del combate de Canchas Blancas, un lugareño que pasaba cerca de esa cueva se percató de la presencia de un soldado enemigo malherido en el interior de esa gruta, se apiadó de él y le proporcionó leche de cabra, puesto que el uniformado estaba débil y sin haber comido hace varios días. Pero el alimento proporcionado le ocasionó un fuerte dolor de estómago y pereció sin que el oriundo de Villa Alota pueda hacer algo al respecto.
Carrasco, procesado y olvidado
En uno de los lugares más extremos del Departamento de Potosí, un lugar que ya se encuentra en territorio chileno y conocido como Tambillo, cerca de San Pedro de Atacama, se liberó otra batalla en la que salió victorioso el ejército boliviano, comandado por el entonces coronel Rufino Carrasco (ascendido al grado de General de Brigada del Ejército Nacional, por Resolución Legislativa del Senado Nacional el 1 de noviembre de 1888.). Este hecho es reconocido por Chile, puesto que, en plena región metropolitana de Maipú, Santiago de Chile, una calle lleva el nombre de “Cnel. Rufino Carrasco”. Es el homenaje del pueblo chileno al hombre nacido en Talina, municipio de Tupiza, Provincia Sud Chichas del Departamento de Potosí, y que logró una hazaña que, de acuerdo a datos del historiador Hugo Menchaca Alli, en el artículo “Reivindicando al Gral. Rufino Carrasco, héroe chicheño”, confirma que, después de esta batalla, a Carrasco se le habría apresado y vejado en la ciudad de Potosí por órdenes del general Narciso Campero.
Carrasco marchó a Potosí solo, fue recibido de manera hostil y se lo condujo al Batallón Calama, donde permaneció solo, incomunicado y procesado por traición. No pudieron probar nada en su contra y finalmente lo pusieron en libertad. Permaneció dos meses en Potosí, le proporcionaron pasaporte, negándole el “diario” que la nación les otorgaba a los Jefes de Campaña; él y todo su escuadrón, que demostraron tanto patriotismo en los áridos y desérticos terrenos de Atacama, fueron disueltos sin pagarles sueldos atrasados y con orden de abandonar la ciudad de Potosí en el plazo de 24 horas •
(*) Elvis Fuertes es socio de número de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP).