Así se inventó la Navidad

II: Cubriendo las fiestas

Faústuilo entrega a Rómulo y Remo a su pareja, Acca Larentia. Nicolas Mignard, 1654.

Faústuilo entrega a Rómulo y Remo a su pareja, Acca Larentia. Nicolas Mignard, 1654.

Recreación en 3D del emperador Constantino el grande.

Recreación en 3D del emperador Constantino el grande.

Un mitrro o lugar dedicado al culto de Mitra.

Un mitrro o lugar dedicado al culto de Mitra.


    Juan José Toro Montoya
    Ecos / 17/12/2022 23:38

    La construcción histórica de la Navidad partió de un hecho que pocos historiadores rebaten: la existencia de un hombre llamado Yeshua bar Yosef, que en nuestro idioma sería Jesús, hijo de José. 

    Se trató de un judío que nació, en fecha no determinada, en el vigésimo año del gobierno imperial de Octavio Augusto, según los cálculos de Javier Alonso López quien agrega otro dato, para mayor precisión: en el trigésimo tercer año del reinado de Herodes en Judea.

    La mayoría de los estudios en torno a Jesús coinciden en que se trató de un personaje histórico; es decir, existió en realidad y buena parte de lo que se cuenta en los evangelios ocurrió realmente. Pero buena parte no es todo… y ahí es donde se desatan las controversias.

    Tras la muerte de Jesús, sus discípulos comenzaron a predicar su doctrina y, de inicio, encontraron reparos en un Estado romano que comenzaba a construir su régimen imperial y promovía su religión politeísta. Hubo, entonces, un choque con la prédica cristiana basada en el monoteísmo, además de un incómodo elemento nuevo: los cristianos decían que el hijo del único Dios se había hecho hombre y los romanos lo habían crucificado.

    Por ello, los cristianos fueron perseguidos desde los inicios de su religión y todavía está vigente la versión de que la primera persecución fue desatada por el emperador Nerón, quien habría incendiado Roma y culpó de esto a los discípulos de Cristo. Lo curioso es que en la Biblia no se encuentra referencias expresas de esa acusación.

    El gran incendio de Roma es uno de los episodios más conocidos en la historia de ese imperio, pero no todos los historiadores de la época se ocuparon de él. Flavio Josefo, por ejemplo, no lo menciona. Algo así pasa con la versión de que Nerón culpó a los cristianos, ya que esta solo figura en los Anales de Publio Cornelio Tácito. Cayo Suetonio culpa a Nerón del incendio, y narra cómo tocaba el arpa viendo arder a la ciudad, pero no habla de los cristianos.

    Como sea, lo cierto es que la primera persecución comenzó alrededor de esos años y se extendió, con intervalos, hasta los gobiernos de Constantino el Grande y Valerio Liciniano Licinio. Este último gobernó hasta el año 324 de nuestra era. A partir de entonces, y ya con la libertad de culto establecida por el Edicto de Milán (313 DC), el cristianismo se extendió a todo el mundo conocido entonces, pero, como quedó dicho en la anterior semana, no había establecido la fecha de nacimiento de Jesús hasta por lo menos el año 523.

    Ustedes, los paganos

    A partir del Edicto de Milán, el crecimiento del cristianismo fue tal que llegó a convertirse en la religión oficial de Roma, sustituyendo a la que esta practicaba desde sus inicios. Para ello, fue vital el primer Concilio de Nicea (325 DC), convocado por el obispo Ossius de Córdoba y apoyado por el emperador Constantino el Grande.    

    Este concilio debatió sobre las diferentes corrientes cristológicas, pero, además, sentó las bases para el comportamiento de la que hoy conocemos como Iglesia Católica durante los siguientes siglos: comenzó a manejarse el concepto de herejía para todo aquello que no se consideraba cristiano y eso dio paso a la intolerancia religiosa. Se decidió que la única y verdadera religión era el cristianismo y todo lo demás era considerado hereje y pagano.   

    Se tomó decisiones sobre los múltiples textos que existían sobre Jesús. Había varios evangelios, pero se escogió a cuatro como los oficiales y se rechazó a los demás. Se consideró heréticos a los escritos doctrinales arrianos y se los quemó después del concilio. Estas medidas intolerantes y extremas fueron ratificadas poco después, en el Sínodo de Laodicea, que no solo decidió limitar cualquier trato con cosas heréticas, sino que prohibió que las mujeres desempeñaran funciones litúrgicas. Se proclamó que "las mujeres no deben acercarse al altar" y eso les cerró el paso al sacerdocio hasta hoy.

    Fiestas paganas

    Pero el paganismo; es decir, las prácticas no cristianas. Eran fuertes y numerosas en la mismísima Roma, que se había rendido ante la doctrina de Jesús al punto que ya había emperadores bautizados que otorgaban gran poder a los obispos.

    El paganismo estaba arraigado en las fiestas, no solo las determinadas por los calendarios agrícolas sino también aquellas que permitían que los romanos se entreguen al desenfreno con el argumento de que, así, rendían tributo a sus dioses.

    Una de esas festividades era la Saturnalia o Saturnales que se celebraba desde el 17 december del calendario juliano, y es equivalente al 17 de diciembre del calendario gregoriano, que es el que se usa actualmente. Esta fiesta, que se extendía por una semana, estaba dedicada a Saturno que era el padre de varios dioses tutelares de la mitología romana, como Júpiter, Neptuno, Plutón, Juno, Ceres y Vesta.

    Durante el tiempo de celebración, que los emperadores Augusto y Calígula intentaron reducir infructuosamente, las casas eran decoradas con plantas y se encendía velas para conmemorar la llegada de la luz, cuando Saturno fue repuesto en el trono celestial por obra de su hijo Titán, aunque otra versión asegura que era la celebración del sol invicto. Al principio se regalaba velas y figuras de barro, pero, posteriormente, los obsequios se diversificaron.

    Al terminar las saturnales, el 23 december comenzaba otra festividad que era todavía más antigua, la Larentalia, Larentinalia o Accalia, una fiesta romana dedicada a Acca Larentia, la esposa del pastor Fáustulo a la que se consideraba la nodriza de Rómulo y Remo.

    Aquí tenemos una versión legendaria que dio origen a la fábula de la loba que amamantó a los gemelos. Acca Larentia era una mujer que tenía 12 hijos, pero cuando su esposo encontró abandonados a Rómulo y Remo, la pareja decidió que también criaría a estos. La mujer mantuvo a su numerosa familia ejerciendo la prostitución y, en latín, uno de los nombres para las mujeres dedicadas a ese oficia era lupa, de donde proviene lupanar. Pudo ser la razón por la que se creyó que la que amamantó al supuesto fundador de Roma y su hermano fue una hembra de lobo.

    La veneración a Rómulo dio lugar a un sacerdocio, el flamen Qurinalis, que era el que presidía las ceremonias de la Larentalia. No obstante, quizás por la asociación de Acca Larentia con la prostitución, esta fiesta degeneró en el total relajamiento de las normas sociales, así que llegó a incluir orgías en su celebración. 

    Acabar con el paganismo

    Según Abel G.M., la Iglesia Católica no decidió fijar la fecha de la Navidad cuando Dionisio el Exiguo hizo su cálculo, sino antes.

    Como fuere, lo cierto es que se decidió superponer la celebración del nacimiento de Jesús a los saturnales y la Larentalia, con el propósito de acabar con esas celebraciones que eran consideradas paganas e inmorales.

    Una versión señala que en los saturnales también se celebraba a Mitra, un dios persa al que se consideraba el sol invicto, así que ese sería otro motivo para impulsar la superposición.

    Es lógico que el cambio no se debió dar de la noche a la mañana, sino que debió tomar un largo periodo, tanto de persuasión como de presiones, ejercitadas por las leyes que coronaban al cristianismo como única religión.

    Todo lo que vivimos ahora demuestra que los cristianos se salieron con la suya: sustituyeron esas fiestas por la conmemoración de la natividad de Cristo, aunque, cuando eso sucedió, todavía no existían suficientes elementos para celebrarla, por lo menos no como lo hacemos ahora porque no existía ni siquiera el concepto del pesebre y menos aún el del árbol de Navidad. Eso sí, la nueva fiesta incluyó elementos de los saturnales, como las plantas, las luces y los regalos.

    La próxima semana terminaremos este ciclo mostrando cómo la celebración de la Navidad no era tan importante en Charcas, hoy Bolivia  •

    (*) Juan José Toro es vicepresidente de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP).

    Etiquetas:
  • Navidad
  • fiestas
  • Compartir:

    También le puede interesar


    Lo más leido

    1
    2
    3
    4
    5
    1
    2
    3
    4
    5
    Suplementos


      ECOS


      Péndulo Político


      Mi Doctor