Así se inventó la Navidad - III y final: Supremacía total

Cada vez son más los autores que sostienen que la fecha convencional del 25 de diciembre para conmemorar el nacimiento de Jesús fue fijada antes de que Dionisio el Exiguo hiciera los cálculos para contar los años Antes de Cristo (AC) y Después de Cristo (DC)… y se equivocara.

Adoración al Niño Jesús, de Melchor Pérez de Holguín.

Adoración al Niño Jesús, de Melchor Pérez de Holguín. Foto: Casa de Moneda

Niño Jesús de cera, más conocido como cuzqueño.

Niño Jesús de cera, más conocido como cuzqueño. Foto: Casa de Moneda


    Juan José Toro Montoya
    Ecos / 26/12/2022 21:38

    Cada vez son más los autores que sostienen que la fecha convencional del 25 de diciembre para conmemorar el nacimiento de Jesús fue fijada antes de que Dionisio el Exiguo hiciera los cálculos para contar los años Antes de Cristo (AC) y Después de Cristo (DC)… y se equivocara.

    Francisco José Gómez, por ejemplo, señala que la primera evidencia de que se había fijado a esa fecha como la de la Natividad es el Cronógrafo del 345, donde aparece la Depositio Martyrum: “El primer documento auténtico, y por tanto históricamente contrastado, en el que aparece la fecha del 25 de diciembre es la Depositio Martyrum, o ‘Los enterramientos de los mártires’, un intento de calendario litúrgico, ilustrado por el calígrafo Furio Dionisio Filócalo, hacia el año 336”, dice.

    Según este autor, en la hoja correspondiente a diciembre se puede leer lo siguiente: 25 Diciembre: Nacimiento del Sol Invicto. Nace Cristo en Belén de Judá”. Revisando el original, se puede leer “Natalis Invicti” en el 25 del “Mensis December”  lo que coincide con el culto pagano al sol invicto.

    La fecha, que finalmente se impuso sobre todas las fiestas paganas de Roma del solsticio de invierno, es apenas uno de los muchos elementos que forman parte de la festividad. 

    San Nicolás 

    Entre los años 270 y 280 nació en Patara, provincia de Lycia, hoy Turquía, Nicolás, un hombre cuya carrera religiosa fue tan vertiginosa que se convirtió en obispo de Myra a los 19 años, cuando la sede quedó vacante.  La tradición dice que sufrió tortura entre 303 y 305, cuando Diocleciano desató una persecución contra los cristianos: lo detuvieron, encarcelaron y atormentaron, llegando a quemarle la barba.

    Gómez se adscribe a la teoría de que Nicolás participó en el Concilio de Nicea, donde se convirtió en defensor del cristianismo contra la herejía arriana. Recuérdese que ese primer gran encuentro dio las primeras directrices de cómo combatir la idolatría y, por ello, no es de extrañar que, luego de participar en él, el obispo haya mandado quemar el templo de Artemisa y varios otros templos paganos en Myra.

    Aunque existen datos precisos de su existencia, la figura de Nicolás se entremezcla con las leyendas en las que aparece como protector de la juventud y resucitando muertos. Murió el 6 de diciembre, del calendario juliano, de 342 o 343, y comenzó a ser rápidamente venerado, tanto en occidente como en oriente, y surgió la costumbre de hacerse regalos en la fecha de su fallecimiento. En el calendario gregoriano, su fecha de muerte aparece en el 19 de diciembre.

    Siglos después, la devoción a San Nicolás se transformaría, al igual que su nombre, que, de “Saint Nikolaus”, o sus variantes, se convirtió en Santa Claus.

    Cueva, no pesebre

    Si bien, en sus orígenes, los cristianos no le pusieron demasiada atención a la fecha del nacimiento de Cristo, sí fueron cuidadosos respecto al lugar donde lo hizo.

    En su “Vida de Constantino”, Eusebio de Cesarea refiere cómo la madre de ese emperador, Santa Helena, se ocupa de identificar el lugar de nacimiento, que no habría sido un pesebre, sino una cueva. “La piísima emperatriz embelleció con admirables monumentos el lugar donde dio a luz la madre de Dios, engalanando con todos los medios a su alcance la sagrada cueva que allí había escribió. Sobre ese lugar se edificó la Basílica de la Natividad que se halla en Belén, muy cerca de los arrabales del sur de Jerusalén.

    Pero la Basílica está en un solo lugar del mundo y los cristianos necesitaban universalizar la navidad, así que se recurrió a las representaciones, lo que permitió el desarrollo plástico de la liturgia y el surgimiento de otros elementos, como los autos de Navidad y, después, los autos sacramentales. La representación del nacimiento de Jesús dio paso a la tradición de los pesebres.

    No obstante, las representaciones no eran estrictamente religiosas y muchas veces daban lugar a excesos y libertinaje, así que el Papa Inocencio III las prohibió en 1207.   

    El retorno del pesebre

    La prohibición había conseguido erradicar las representaciones hasta 1223 cuando, según el relato que hace Tomás de Celano en su “Tratado de los Milagros”, San Francisco de Asís reavivó la tradición al instruir al noble Giovanni Vellita cómo debía representar el nacimiento de Cristo, con el fin de que se vea la pobreza en que nació.

    Esta primera representación franciscana impactó y enterneció tanto a los que la vieron que surgió en ellos la necesidad de adorar a Jesús en el momento de su nacimiento. “Ya en el siglo XIII, comenzaron a elaborarse figuras navideñas que habrían de ocupar, tanto en templos como en hogares, un lugar privilegiado”, agrega Gómez.

    En la configuración de la Navidad surgió también el adviento que, en aquellos tiempos, era tiempo de penitencia y oración. Consolidada la fecha de nacimiento de Jesús en el 25 de diciembre, también surgió la idea de que el hecho ocurría a la medianoche del día anterior. Comenzó, entonces, a celebrarse la eucaristía a esa hora, la “Misa del Gallo”.

    Pese a la penitencia, la Navidad significaba, también, juegos y comida, así que en cada país europeo comenzó a definirse la gastronomía de la fecha. Faltaba algo más: la música.

    Gómez señala que la composición musical denominada “villancico” es una de las grandes aportaciones del imperio español a la Navidad, y habría surgido en su Siglo de Oro. “El origen de tal creación es incierto. Menéndez Pidal sitúa sus inicios en el siglo XII, en las canciones populares profanas que, al paso del tiempo, darían lugar a tonadillas navideñas”, agrega.

    Habían pasado más de mil años, pero la fiesta de la Navidad recién cobraba forma y, poco a poco, configuraba sus tradicionales elementos. Ya estaba el pesebre, con sus figuras, entre las que aparecían los Reyes Magos, la comida y los villancicos. pero aún faltaban otros, como la estrella de Navidad, y, más tarde, alrededor de 1450, el pan dulce conocido como "panettone”panetón

    Con todos esos elementos, la Navidad se celebraba en Europa, de manera más bien discreta, pero ocurrió un hecho histórico trascendental: Colón llegó a América. 

    La gran contradicción

    Para 1538, cuando Gonzalo Pizarro ingresó al territorio que después se llamaría Charcas, el 25 de diciembre ya era tenido como el día de nacimiento de Jesús, y se consideraba una verdad irrebatible. 

    La Navidad, todavía sin árbol ni Santa Claus, ingresó a estas tierras igual que todo el caudal extranjero que traían los invasores, con sus costumbres, música y comidas. Lo curioso es que, pese a ser una de las principales solemnidades de la Iglesia Católica, no se la celebraba con el boato de otras fiestas.

    El gran cronista del periodo virreinal, Bartolomé Arzáns, solo menciona a la Navidad un par de veces en su monumental “Historia de la Villa Imperial de Potosí…”, y ambas en el segundo capítulo del libro décimo:

    “No son menos las festividades de Santo Domingo, San Francisco, San Pedro Nolasco, San Juan de Dios, y la fiesta de la Natividad del Señor que celebra el día de los inocentes la compañía betlemítica dice al comenzar el capítulo, dando a entender que el festejo era el 28 de diciembre.

    Si tomamos las referencias del cronista, veremos que los potosinos les daban más importancia a otras fiestas: Gozo y admiración causa ser bajar de todas las minas del Cerro la víspera de la Natividad del Señor, tantas, tan hermosas y adornadas imágenes e Nuestra Señora de la Concepción…”

    Las evidencias señalan que había devoción, lo que se puede ver en los cuadros de la época y en los múltiples pesebres que quedan de aquellos años, pero la fiesta parecía tener carácter privado, puesto que no se celebraba con fondos públicos.

    En los libros de acuerdos del Cabildo Secular de Potosí, la Navidad es mencionada solo como punto de referencia, o hito, puesto que se programa actividades para “antes de Navidad” o después de esa fecha; sin embargo, no se asignaba recursos públicos para celebrarla. •

    (*) Juan José Toro es vicepresidente de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP).

    Estrella y panetón

    La estrella que, según la tradición cristiana, guió a los reyes de Oriente, pudo ser una supernova o una conjunción planetaria que ocurrió entre los años 8 y 4 AC.

    En la Edad Media se llegó a teorizar que pudo ser un cometa, quizás el Halley, y por eso se la representó así. 

    El pintor Giotto di Bondone fue el primero en representar a la estrella con cola (1305) y a él le copiaron los que llegaron después.

    Por su parte, el pan dulce o panetón surgió aproximadamente en 1450, en la corte de Ludovico el Moro, cuando el postre de Navidad se quemó y un mozo de cocina llamado Toni lo reemplazó con una masa a la que agregó ingredientes sobrantes, como azúcar, nueces y frutas secas y abrillantadas. El bollo resultante gustó mucho y, de inicio, se llamó il pane di Toni o panettone

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