“Pinceladas de Consuelo”

Mujeres y hombres de la cultura yampara danzan y sus movimientos son seguidos atentamente por una niña de tan solo cuatro o cinco años de edad.  

Reconocida artista plástica chuquisaqueña Consuelo Sanz

Reconocida artista plástica chuquisaqueña Consuelo Sanz Foto: Evelyn Campos ECOS

Reconocida artista plástica chuquisaqueña Consuelo Sanz

Reconocida artista plástica chuquisaqueña Consuelo Sanz Foto: Evelyn Campos ECOS

Reconocida artista plástica chuquisaqueña Consuelo Sanz

Reconocida artista plástica chuquisaqueña Consuelo Sanz Foto: Evelyn Campos ECOS

Reconocida artista plástica chuquisaqueña Consuelo Sanz

Reconocida artista plástica chuquisaqueña Consuelo Sanz Foto: Evelyn Campos ECOS


    Evelyn Campos López ECOS
    Ecos / 27/12/2022 00:47

    Mujeres y hombres de la cultura yampara danzan y sus movimientos son seguidos atentamente por una niña de tan solo cuatro o cinco años de edad.  

    Queda impresionada con el movimiento de las trenzas de las mujeres que, cuando giran al son de melodías monótonas y melancólicas, dan la impresión de que pasaran volando sobre la pequeña, que por entonces ya tenía un espíritu artístico.  

    Esa niña es la reconocida artista plástica chuquisaqueña Consuelo Sanz. Dice que ese recuerdo quedó marcado para siempre en su memoria, de tal forma que influyó para que defina una de las líneas artísticas de su vida. 

    Dice que las trenzas también son parte de la cultura y de los tejidos bolivianos. Con los tres cabos de un entrelazado de cabellos se va haciendo un magnífico tejido, asegura.  

    Por ejemplo, en el cuadro titulado “Tejiendo espiritualidades” se ve a un grupo de mujeres que con sus trenzas hacen un tejido de unidad nacional. 

    “No pude representar a todas las culturas pero están varias de ellas, tomando las trenzas y entrelazándolas en busca de la unidad que siempre buscan los originarios desde sus bases culturales: la unidad y el respeto a la Pachamama. Sabemos que hombres y mujeres somos importantes, pero la mujer hace la unión dentro de la comunidad, la familia, el núcleo, en la ciudad o en la oficina donde trabaja”, expresa.   

    Dice que, cuando una mujer empieza a trenzar el cabello de una niña, realiza tejidos intangibles, porque mientras cumple esa tarea, ambas, ella y la niña, siempre entablan una conversación sobre sus costumbres y se cuentan historias. 

    Es un momento íntimo de mucha conexión material e inmaterial, que se va pasando de una generación a otra. Esos momentos son para aprovecharlos, aconseja.  

    Desde la concepción de Consuelo, “las yemas de los dedos, al tocar las fibras capilares de los cabellos, nos transportan al cosmos y, cuando se llega al final de los cabos, se termina con las tullmas, que son parte de lo que llega a la Pachamama y se convierten en raíces”. 

    “Consuelismo” 

    En los salones de la Casa de la Libertad se presenta la exposición pictórica titulada “Pinceladas de Consuelo”, una explosión de trazos perfectos donde destacan los colores, especialmente cálidos. 

    “Yo tengo un espíritu alegre, de colores cálidos. Mi mamá nació en Presto, un pueblo valluno muy acogedor y el calor influye mucho en los colores que visten los yamparas de Presto, de la provincia de Zudáñez. Por ejemplo, en la parte de Pampa, ellos usan ponchos de colores cálidos como fucsias, naranjas y rojos, que tomo para hacer las obras del ‘Consuelismo’”, manifiesta.  

    Pero, qué es el ¿”Consuelismo”? le preguntamos y ella responde: “Siempre digo que cuando me bautizaron se equivocaron con mi nombre, lo pusieron S en vez de Z, y bueno, yo tengo que cumplir la función de consolar con mis obras cuando alguien está triste”, comenta sonriente.  

    “Cuando alguien está triste o apenada, necesita consuelo; entonces yo, desde el arte pictórico, voy dando ese consuelo con colores alegres. Esa es una parte del ‘Consuelismo’, la otra parte son las trenzas largas con las que trabajo desde hace más de 50 años y ahora, en estos dos últimos años, tengo seguidores”, explica. 

    Consuelo asegura sentirse feliz porque mucha gente está llegando a Sucre de visita, o para pasar las fiestas de fin de año, y admira la belleza de la ciudad. Por ende, también visitan su muestra y aprecian sus obras.  

    Eso le hace sentir bien y le llena de energía para seguir inspirándose y creando hermosas obras con acuarelas y “pinceladas de Consuelo”, plasmando en sus cuadros la extraordinaria arquitectura colonial y republicana que tiene Sucre: casonas, casas y templos que siguen de pie desde hace siglos. 

    Esta dama con un timbre de voz inconfundible e inigualable, que muchas quisieran tener, siempre está con una sonrisa abierta y sincera. Asegura que sus dos hijos son sus mejores obras de arte: Jorge Daniel, filósofo y administrador de empresas, y Álvaro Alejandro Marchant Sanz, arquitecto de profesión. 

    A ellos se suma su única nieta, Diana Sofía, de tres años, cuyo primer cuadro también se muestra en la exposición pictórica de Consuelo. 

    En la exposición se vende sus cuadros, hermosos soportes de botellas y tazas, además de cuadros en formato pequeño. La muestra estará abierta hasta el 30 de diciembre, de 10:00 a 13:00 y de 15:00 a 17:45 •

    Urge un centro de formación artística 

    Para Consuelo, hablar de arte en Sucre es un tema muy profundo e importante, que se debe comenzar a rescatar. Dice que es una de las pocas ciudades que carece de un Centro de Formación Artística. 

    Según Consuelo, Sucre está retrasada en cuanto a formación artística ya que actualmente solo hay a disposición de los interesados cursos libres en diferentes áreas del arte, pero asegura que eso no da a la persona una formación sólida en el área pedagógica y de formación artística.  

    “Obviamente que en muchos casos se nace con el talento, no se necesita de escuelas ni de formación; sin embargo, es ideal tener una formación. Uno se da cuenta al apreciar las exposiciones en una ciudad en la que siempre se ha manejado con el rótulo de culta y eso no puede pasar”, manifiesta. 

    Las autoridades son las llamadas para hacer la apertura de esa institución, con una mirada siempre actual, aconseja. 

    Su perfil 

    Consuelo Sanz ingresó a la Academia de Bellas Artes Zacarías Benavides cuando tenía 12 años.  

    Concluyó su formación en 1973, a los 17 años. Salió bachiller y profesional en artes al mismo tiempo. 

    Su promoción tuvo varias especialidades. Fue la última en recibir diplomas mediante un acto protocolar. 

    Se tituló como profesora de Artes Plásticas de la primera promoción de la Escuela Normal Mariscal Sucre. 

    También estudió secretariado ejecutivo en el Instituto Técnico Aurora Rossells, donde trabajó como docente. 

    Además, se tituló como licenciada en Ciencias de la Educación con mención en Artes Plásticas.  

    Es magister en Innovación Educativa, Expresión y Creatividad, mención en arte. 

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