La Fiesta de Reyes y el Tata Rey
Generalmente, las culturas altoandinas de Bolivia tienen al ayllu como su sistema de organización territorial, que seguramente se originó en tiempos remotos a partir de las relaciones intrínsecas de núcleos familiares que, al extenderse y fortalecerse
Generalmente, las culturas altoandinas de Bolivia tienen al ayllu como su sistema de organización territorial, que seguramente se originó en tiempos remotos a partir de las relaciones intrínsecas de núcleos familiares que, al extenderse y fortalecerse, dieron lugar a sistemas de convivencia social, cultural, y económico cada vez más complejos. Según López, Flores y Letourneux (1993, p.21). El ayllu “comprende a un grupo poblacional ligado por lazos de parentesco —más o menos estrechos— a un territorio por una historia y una cultura específicas, conformando un grupo étnico relativamente homogéneo”. Al interior del ayllu, sus miembros rinden culto a una misma deidad principal o wak’a, además de tener otras deidades menores y privilegiar el culto a los antepasados. Cada ayllu se encuentra conformado por dos mitades o parcialidades que son el Alasaya o Hanansaya (mitad superior) y el Majasaya o Urinsaya (mitad inferior), ambas mitades son opuestas en cierto sentido, pero también complementarias. Generalmente esta dualidad se presentaba desde las unidades mayores hasta las unidades menores; por ejemplo, el grupo étnico de Macha (ayllu mayor) se dividía en dos mitades alasaya y majasaya, cada mitad se subdividía en cinco ayllus menores o churi ayllus (ayllus hijos de las dos mitades), al interior de los cuales se encuentran los ayllus o cabildos (ayllus mínimos). (Platt, T. 1987, p. 69).
La unidad mayor responde a una autoridad principal, aunque también hay varias autoridades de menor jerarquía en los niveles inferiores, siguiendo una estructura de mando de tipo lineal. Durante la época colonial, la corona española reconoció a las autoridades originarias de los ayllus, aunque restándoles representatividad y siempre tratando de utilizarlos para someter a poblaciones enteras a la voluntad de los conquistadores, como ocurrió en la mit’a minera.
El Tata Rey
En la actualidad, las autoridades originarias llevan como distintivo varas de mando que tienen un origen pre-colonial, aunque fueron modificados durante la época colonial en busca de someter a las autoridades originarias a la religión católica y la voluntad de la corona española. Desde la visión animista del mundo andino, las varas de mando denominadas como “Tata Rey o Kinsa Rey” son vistos como entes vivientes, capaces de conversar y de proteger a su portador. La señora Tomasa Peca Huallpa, del jatun ayllu Calcha, Potosí, menciona que solo los hombres podían agarrar estos cetros, y si por alguna necesidad, una mujer requería agarrarlo, debía hacerlo empleando algún trapo o aguayo, evitando de esta manera que las manos tengan contacto directo con el “Tata Dios Rey”. Las autoridades decoran al “Tata Rey” y lo depositan en un lugar privilegiado en sus viviendas. Según la tradición, esta vara desprende energías positivas que protegen a las personas de enfermedades, maldiciones, infortunios, etc. También, es una práctica común el depositar estos cetros debajo de la cama de un enfermo para ayudarle a restablecer su salud.
Las varas tienen distinto tamaño y características para distinguir la jerarquía de las autoridades originarias; por lo tanto, el poder de las mismas recae en su bastón de mando “el bastón de mando de cada comunidad, ayllu y marka tiene un sentido invalorable y sagrado, debido a su condición de reliquia, que trasciende por su mito sagrado y como valor histórico de la comunidad” (Choque, 2002).
En el Departamento de Potosí, estos cetros son generalmente realizados por los expertos plateros de la región de Caiza “D”, quienes elaboran la corona o cabeza del cetro con plata con diseños variados. En la parte del cuello están las campanas y la cruz católica, además de textiles de colores, el cuerpo del cetro se cubre con adornos de plata, y la parte final termina en punta para que el cetro se pueda clavar en la tierra con facilidad. El Tata Rey es tratado con sumo respeto por la comunidad, y es venerado frecuentemente en casa de la autoridad. Cuando varias autoridades se reúnen, las varas se depositan paradas, una apoyada en otra, para que las mismas puedan también entablar un dialogo simbólico.
La Fiesta de Reyes
Se trata de una fiesta católica que celebra el encuentro del niño Jesús con los Reyes Magos o sabios de oriente quienes honran su nacimiento y le entregan varios presentes (oro, incienso y mirra). Sin embargo, en el altiplano boliviano esta fecha también se emplea para la realización del cambio de las autoridades originarias. En cada región hay varias autoridades; por ejemplo, en Macha, cada parcialidad tiene a su Kuraca, los ayllus menores tienen a sus Jilanqus y los ayllus mínimos o cabildos a sus alcaldes (Harris, 1997).
Las autoridades originarias asumen el cargo únicamente por una gestión y generalmente son posesionadas en la ciudad de Potosí, siendo reconocidos por las principales autoridades departamentales. Las autoridades llevan el chicote de cuero trenzado, el poncho, la vara de mando, la chuspa, y el pututu en algunos casos, además que sus sombreros son adornados con flores blancas de papel. Algunos ayllus del Departamento de Potosí realizan la posesión de sus autoridades en diferentes fechas; sin embargo, la mayoría de los ayllus llega a Potosí para esta posesión, salvo el ayllu de Chaquí, que posesiona a sus autoridades en el mismo pueblo.
Siguiendo la visión de la dualidad y la complementariedad del mundo andino, las autoridades deben ser posesionadas en pareja, es decir que al lado del Kuraka se tendrá a la Mama T’alla, quien coadyuvará a su pareja en todos los asuntos sociales, políticos y culturales inherentes a su cargo •
(*) Marco Antonio Flores Peca es presidente 2020-2022 de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP).
Bibliografía
Choque, Efren (2002). La voz del Jilaqata. Oruro – Bolivia. Tesis de Grado.
Harris Olivia (1997). Somos los hijos de los ayllus, pasado y presente de los pueblos indígenas del norte de potosí. Bolivia: Ministerio de Desarrollo Humano, Secretaria Nacional de Participación Popular. TAYPI – DANIDA.
López, J., Flores, W., y Letourneux, C. ( 1993). Laymi Salta. La Paz, Bolivia: PAC – Potosí & Ruralter Editores.
Platt, Tristan (1987). Entre Ch’axwa y Muxa, para una historia del pensamiento político Aymara. En Bouysse-Cassagne, T., Harris, O., Platt, T., Cereceda, V. Tres Reflexiones sobre el pensamiento andino. La Paz: Hisbol.