¡Vence a la procrastinación!

¿Eres de esas personas que dejas las cosas para hacerlas a último momento? ¿Pierdes el tiempo en cosas improductivas? ¿Frecuentemente dejas de trabajar en algo importante para dedicarte a algo más frívolo? ¿Estas agobiado por tus responsabilidades? ¿Te sientes preocupado por no hacer lo que deberías? 

Si estás experimentando esos sentimientos quiere decir que estás procrastinando y, si no haces algo para cambiar esa situación, te puede afectar seriamente en tu actividad laboral y, por ende, en tu vida. 

Según la psicóloga Denisse Hinojosa, una definición sencilla de la palabra procrastinar es “dejar las cosas para mañana”, es decir consiste en postergar intencionalmente tareas importantes pendientes, pese a que tienes la oportunidad de hacerlo porque gozas de tiempo disponible.  

Esto te puede afectar, por ejemplo, en la conclusión de un trabajo pendiente, en dejar de hacer dieta por salud o cambiar de casa porque necesitas. 

Algunas investigaciones arrojan que la procrastinación crónica afecta mínimamente al 15-20% de la población adulta y en la población estudiantil la cifra puede elevarse hasta el 50-90%. 

Para el psicólogo clínico Juan Sanguesa, la procrastinación (o postergación crónica de lo importante) es el talón de Aquiles de los profesionales con Déficit de Atención (Tdah). 

El déficit de atención es una condición que hace que sea extraordinariamente difícil para los niños concentrarse en tareas, prestar atención, estarse quietos y controlar el comportamiento impulsivo. 

La procrastinación puede llegar a ser el peor enemigo de los profesionales y emprendedores porque no se comprometen con sus actividades laborales: pese a que son muy importantes para ellos, se dedican a otras tareas poco trascendentales. 

“Procrastinar es postergar, o sea es un hábito nocivo, que a mediano o largo plazo provoca lamentables consecuencias en diferentes áreas de la vida de una persona, como en sus relaciones sociales o de pareja”, explica Hinojosa. 

Por ejemplo, postergar una tarea en el trabajo puede ocasionar una llamada de atención o incluso una sanción. Pasarla bien con los amigos y no encarar los estudios con responsabilidad puede originar un fracaso académico, postergar un chequeo médico importante puede arrastrar graves consecuencias para la salud, incluso irreversibles. 

Lo peor, según la psicóloga, es que los procrastinadores crónicos están conscientes de las consecuencias que puede tener su propensión a posponer: oportunidades perdidas, proyectos personales y profesionales paralizados, deudas económicas o problemas de salud, entre otros. 

Además, pueden sentir frustración, tener reacciones de ansiedad y baja autoestima, experimentar sentimientos de inadecuación. Aun así, conociendo el precio que tendrán que pagar, no se ponen “en marcha”. 

“La procrastinación detiene nuestra vida, nos aleja de nuestros objetivos y a veces de nuestros valores. Por eso es importante aprender a detectar ese hábito con el objetivo de reducir su impacto, ejercitando patrones que permitan no escuchar esa voz interna que constantemente nos dice déjalo para mañana…”, alerta Hinojosa. 

¿Se puede dejar de procrastinar? 

La psicóloga afirma que no existe un origen común en las personas que procrastinan, pues su perfil es heterogéneo.  

Las personas tienen mayor probabilidad de procrastinar cuando padecen de déficit de atención con o sin hiperactividad, las que sufren de ansiedad y depresión, las que son perfeccionistas y tienen miedo al fracaso, las que sienten rabia e impaciencia y los que están saturados. 

La procrastinación puede entorpecer nuestro camino, convertirse en un poderoso enemigo de nuestras metas y alejarnos de ellas. “Puede ser el peor enemigo de los profesionales, ejecutivos y emprendedores; nos puede hacer sentir estancados en nuestra carrera profesional”. 

Hinojosa dice que felizmente hay métodos científicos para superar este obstáculo y salir del estancamiento. 

De acuerdo a un artículo publicado por el empresario Jon Nastor Founder of Hack the Entrepreneur, en sus diez años como empresario reunió cinco estrategias simples para mantenerse enfocado y hacer el trabajo necesario para que su negocio crezca.

Haz una sola cosa 

Una de las principales causas de la procrastinación es que las tareas grandes parecen abrumadoras. Para evitar esto, divide las tareas grandes en partes más pequeñas y manejables, y concéntrate en una a la vez. 

Fija plazos 

Los plazos, autoimpuestos o establecidos por clientes o socios, nos comprometen a finalizar las tareas. Una meta fija siempre hace que el trabajo sea más fácil de terminar. Cuando no hay una fecha de entrega definida, las tareas suelen ser menos concretas en la mente. Esta falta de claridad es una gran aliada de la distracción. 

Busca terminar 

Buscar la perfección significa la muerte de muchas ideas brillantes, libros, productos y negocios. Es fundamental que nos esforcemos siempre por dar lo mejor, pero como emprendedores también debemos entregar resultados. Trabaja para terminar el 80/% de tus tareas y después esfuérzate en mejorarlas. 

Toma un paseo sin pensar 

Puede parecer contraproducente, pero está demostrado que dejar de darle vueltas a un asunto puede ayudar a completarlo más rápido. Según numerosos estudios, las personas tienden a desempeñarse mejor mentalmente después de realizar ejercicio ligero. 

Ponte a trabajar 

Stephen King, uno de los autores más exitosos de nuestro tiempo y uno de los que más trabaja dice: “Los aficionados se sientan y esperan a que les llegue la inspiración; el resto de nosotros, simplemente nos levantamos y vamos a trabajar”. 

Es indispensable la organización coherente, la priorización de objetivos y la gestión eficiente de nuestros recursos, combinando en el proceso actividades más tediosas con otras que nos permitan disfrutar del camino a seguir. 

“Deja de aplazar tus proyectos y ponlos en marcha ya, busca sitios web de meditación y talleres que te ayuden a tener una mejor concentración e inspiración en tus actividades”, concluye Hinojosa •